sábado, 1 de octubre de 2011

¿Qué tienes para la batalla?


Hoy en día es prácticamente una locura hacer algo con todos los factores en contra, como el tiempo, dinero, herramientas, personas, no importa cuan osada sea la estrategia siempre es alocado comenzar una obra con las manos vacías o sin personal para ayudar; inclusive con pocos colaboradores no se llegaría a mucho.
Lo emocionante es que en la obra de Dios no está limitada por estos factores. Él tiene el poder de hacer todas las cosas posibles, y todo ese poder se activa cuando la FE se pone en ejercicio.

Pasaje: 1 Sam. 14: 1 – 16, 20

Visión de la realidad

No eran los mejores días en Israel, a causa de su pecado Dios los entrego en manos de sus enemigos. Israel tuvo por heredad la tierra pero no cumplió totalmente el mandato de Dios de eliminar a los pueblos de alrededor, se creyó fuerte y como consecuencia estos pueblos fueron como una piedra en el zapato (Jue. 2: 1 – 5). Así que luego de más de 300 años Israel seguía sufriendo la consecuencia de su parcialidad.

Sin armas – 1 Sam. 13: 19 – 22 
Los filisteos habían hecho un monopolio de la herrería. Todo aquel que necesitaba afilar una herramienta de trabajo o un arma debía recurrir a ellos, pues eran los únicos que podían hacerlo. 
No es así como el mundo trabaja hoy, trata de que los cristianos dependan de él para hacer la obra de Dios y recurran a él en busca de capacitación para desempeñar un mejor liderazgo. Algunos se vuelven excelentes gerentes de la iglesia olvidándose de que somos siervos; mandan a los hermanos como lo haría un patrón, ignorando que tenemos un Señor a quien debemos rendir cuentas. Buscan la capacitación en los pensamientos del mundo y no en el cuerpo de Cristo, siendo que Dios nos exhorta a afilarnos con nuestros hermanos, Prov. 27: 17.
El pueblo estaba desarmado y los enemigos lo sabían, ellos controlaban el mercado de la herrería y sabían cuantos arados, hachas, azadones y hoces había, pero por sobre todo sabían cuantas espadas tenía Israel, por eso dice en el versículo 22, “Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl  y con Jonatán, acepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían.”
Unas de las mejores estrategias de juego es saber las tácticas del enemigo. Si sabemos que harán o con qué armas cuentan, tenemos un gran porcentaje del juego ganado.
Nuestro enemigo también sabe muy bien qué armas no tenemos, aún cuando tratamos de aparentar ante el mundo o la iglesia.
Israel estaba yendo a la batalla con palos y piedras y con sólo dos espadas, y el enemigo lo sabia; que triste es ver un pueblo desarmado intentando pelear con un enemigo que sabe que no puede hacer frente.

Sin Dios en sus vidas – 1 Sam. 12: 7 – 13
Otra de las realidades de Israel era que decidió vivir alejado de Dios, con un gobernante humano desechando la teocracia y viviendo en una democracia que no era otra cosa más que anarquía y acabaría en la dictadura de un rey ambicioso y negligente.
Israel dijo: “constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones... y dijo Jehová a Samuel: oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.” 1Sam. 8: 5, 7
Lamentablemente nosotros también intentamos vivir muchas veces sin la guía de Dios en nuestros planes y pretendemos que nuestros proyectos tengan un buen futuro. Pero Dios es nuestro Rey y solo bajo su sombra todo ira bien.
Hoy en día muchos tratan de asemejarse al mundo porque, piensan ellos, que de esta manera llegarán mejor a los perdidos, pero no se dan cuenta que Israel quiso rey ”como tienen la otras naciones”. El peligro de querer ser igual al mundo es que podemos comenzar a dejar a Dios a un lado. Dios eligió a Israel para que sean un pueblo diferente en la tierra y mostrar en ellos su gloria, no para que sean como el resto del mundo. Nosotros somos “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” 1Pe. 2: 9. Es indispensable para nosotros mostrar una manera de vivir diferente a la del mundo; vivir bajo la mano de Dios y no siguiendo la corriente y el ritmo de este mundo.
Israel se encontraba sin Dios en sus vidas porque decidieron que sea así, su situación era lamentable pero todo producto de sus decisiones. !Líbranos Dios de tomar decisiones que nos alejen de ti!.

Sin conocimiento de Dios – Jue. 2: 6 – 11
Unas de las fallas de Israel fue no saber traspasar el conocimiento de Dios.
La expresión en el vs. 10 de “no conocían a Jehová” se podría traducir mejor como “no Confiaban en Jehová”. Se levanto toda una generación a la cual la obra de Dios le pareció simplemente historias, o fábulas y exageraciones de los viejos. Hay varias frases que me gustaría resaltar:

Ø  “Todo el tiempo de Josué”: es un grave riesgo que se corre aun hoy. Algunos sirven a Dios o viven en comunión porque ven a un líder humano y no al Dios Eterno. El problema es que las personas somos como la niebla que pasa y desaparece, como la flor que se seca y muere; no somos más que simples seres humanos y la obra de Dios no depende de hombres, porque sino sería obra de hombres y no de Dios. 

Ø  “Se levantó otra generación”: en la vista de todo siervo de Dios debe estar presente que siempre habrá otra generación que viene tras ésta. No puedo quedarme solo con lo que estoy haciendo ahora, sino pensar a futuro; preparar a hombres fieles para que se encarguen de preparar a otros. Pablo exhortaba a Timoteo: “lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” 2Tim. 2: 2. Siempre debemos preocuparnos por los que vendrán. El pueblo de Israel no hizo esta provisión y se levantaron hombres que no confiaban más en la persona de Dios, en sus obras y en su Poder.

Ø  “Después los hijos...”: una consecuencia obvia sería la decadencia del pueblo. Un pueblo entregado a la idolatría por la falta de fe y por los deseos carnales que lo gobernaban. Todo hombre que deja de confiar en Dios tarde o temprano pondrá su confianza en las cosas de este mundo.

Esta era la situación y realidad en la que el pueblo de Israel vivía. Es importante saber, que si queremos tener victorias en nuestras vidas, debemos aprender a ver con objetividad nuestras realidades, nuestra situación espiritual. Y ante este conocimiento llegarnos a Dios humillados para que Él, el Dios de toda gracia, nos restaure y nos haga aptos para alcanzar la victoria.

Podemos ver que el hecho de que Israel estuviera sin armas y sin Dios en sus vidas fue el claro deslizamiento que produjo una falta de confianza en Dios. Ignorar su Palabra, no llevará a alejarnos más y más de Él, por eso Pablo dice: “esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;” Ef. 4: 17, 18  

Alejarnos de su Palabra nos volverá ignorantes de su Persona y nuestro corazón se entenebrecerá. No corramos ese riesgo fatal.

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