viernes, 14 de diciembre de 2012

¿Qué tienes contra Dios?

Definitivamente, cada vez que lo pienso más, más me lo reconfirmo: “pecamos porque no estamos conforme con Dios”; o mejor dicho no estamos conforme con lo que Él nos da. ¿No fue esta la propuesta en el Edén?, “Dios no te ha dado lo mejor – dijo el diablo – sólo lo que Él quiere darte, pero en realidad te prohíbe cosas, no te deja ser libre.” Muy sutil y tramposo razonamiento, es por eso que pecamos, aun teniendo todo de parte de Dios, siempre pensamos que el mundo nos puede dar algo un poco mejor o que Dios no nos da todo lo que merecemos.
Dios preguntó a su pueblo:
Jeremías 2:5  Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?

A los ojos de los hombres Dios había cometido el error, Dios dejó de atenderlos, no les dio lo que pidieron y buscaron en otros lados. Dios en un acto de amor confronta a su pueblo, le muestra cuanto le interesa tener una buena relación con ellos, Él sabe que es lo mejor para ellos. Dios es el que busca arreglar las cuentas con nosotros, pero muchas veces en nuestra necedad nos comportamos peor que los que no creen en Él y dejamos lo mejor del mundo por lo vano y superficial del pecado, por lo momentáneo cambiamos lo eterno; lo realmente valioso por baratijas de plástico. Dios continuó en su búsqueda de restaurar la vida de su pueblo y pregunta otra vez:  
Jeremías 2:11  ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.
12  Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová.
13  Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

¿Has pensado en las consecuencias de no estar cerca de Dios?, ¿de alejarte de Él? Y no es que Dios te va a castigar por lo abandonas, sino que vas a sufrir las consecuencias de vivir según este mundo, desaprovechando la ventaja de tomar agua pura y viva, agua Eterna de Él, vas a arruinar tu vida, porque en el mundo sólo encontrarás eso.

Hazte estas preguntas hoy, al leer esto  imagínate que Dios te está examinando y responde con sinceridad; cuídate de no sufrir los males: “dejar de disfrutar de lo verdadero junto a Dios y caminar por un camino de dolor”. Te animo a que toda tu vida esté llena, saturada de la presencia de Dios.

martes, 11 de diciembre de 2012

¿Me afecta la Navidad?

Siempre me he preguntado si la navidad debería afectar mi vida. Sí, es un tiempo donde todos se sensibilizan, el amor es lo que todos proclaman y últimamente lo comercial es lo que prima. Pero como cristiano ¿debe afectarme la navidad?. Justamente como hijo de Dios debe y mucho.
La navidad no es el mero hecho de poner un árbol con luces de colores y llenarlo con regalos, eso es lo que nos han vendido en el día de hoy. Obviamente que es recordar el nacimiento de Jesús, Dios hecho hombre. Y es ahí donde muchos tropiezan, aceptan a Jesús como salvador, a veces por verlo sangrante en una cruz y piensan: “Pobre Jesús, claro que le entrego mi corazón, si Él entregó su vida por mí, lo menos que puedo hacer es darle mi corazón.” Pero, yo no debo aceptar a Jesús en mi corazón porque Él sufrió sino porque es la única manera de ir al cielo, es Dios en la forma de hombre que vino a salvarme.
El hecho de que Jesús naciera, marca un antes y un después. Es como si de pronto por alguna razón en el patio de tu casa se levantara del suelo una gran roca, no la puedes remover, no la puedes partir, no la puedes quitar. Entonces tienes que aceptar el hecho de que debes vivir con eso por el resto de tu vida. Puedes optar por hacerte el ciego y pensar que no está ahí pero no es verdad, o puedes adecuar tu vida a la presencia de LA ROCA en tu casa. Del mismo modo Jesús llegó a nuestro patio, a este planeta y el que Él naciera debe afectar tu vida; ¿qué piensas hacer con esta verdad?, ¿harás como que nada pasa o vivirás según su presencia?
Siendo cristianos, debemos vivir según esta realidad, no festejar navidad porque es un tiempo de amor y buenos deseos sino por el hecho de que Dios mismo descendió y está en tu corazón ahora. Esto tiene muchas implicaciones, como por ejemplo: reconocer que Él existe, que vino para salvarnos, que se fue a prepararnos un lugar y que pronto volverá, mientras tanto debemos vivir esperando su regreso; debemos honrarle con nuestras vidas.
Pensar que Jesús no vino y que navidad es una campaña de mercado para vender cosas a fin de año, es como negar que no hubo diluvio, que no cayeron realmente los muros de Jericó o que no se dividió el mar Rojo. Negar algunas de estas cosas es desacreditar toda la Biblia, porque sacas uno de estos versículos o lo niegas y haces de Dios un mentiroso y aun tu fe se vuelve nada. Negar el nacimiento Jesús quita de tus posibilidades encontrar salvación porque sólo Él es “el Camino, la Verdad y la Vida”
Hch 4:12 ¡Sólo en Jesús hay salvación! No hay otro nombre en este mundo por el cual los seres humanos podamos ser salvos. (Biblia La Palabra de Dios para todos – 2008)
No importa si crees o no en Jesús, no importa si dices que eres ateo o agnóstico o de cualquier religión o filosofía, no puedes quitar el hecho de que Dios tomó la forma de hombre y murió en una cruz por ti. La Navidad existe no por los regalos ni por el amor que sienten las personas; la navidad es real porque Dios, el único y verdadero Dios, se hizo hombre y habitó entre nosotros para rescatarnos de la esclavitud del pecado y darnos vida eterna, una vida nueva junto a Él en el cielo. Si lo crees o no, no cambia lo que Dios hizo; que lo ignores o no, no resta poder ni amor ni perdón ni paz a Dios. Él te puede dar todo esto, si aceptas a Jesús como tu salvador. ¡Feliz Navidad!  

jueves, 29 de noviembre de 2012

Murphy y yo

Siempre me han llamado la atención las leyes de Murphy, aunque tengo que ser sincero y decir que me parecen pensamientos básicos, como si alguien solamente se haya sentado a ver y observar lo que pasaba a su alrededor y las anotó en un libro.
Las más conocidas con las del semáforo, la fila en el supermercado y la típica del gato o la tostada con mermelada. Llega un punto en que se pierde de la realidad y no sabemos si todas estas leyes son de Murphy, y la verdad es que hay varias personas al igual que él que escribieron leyes parecidas y sus corolarios. ¡Ja... te agarré! ¿Qué es un corolario? Bueno: “Un corolario (del latín corollarium) es un término que se utiliza en matemáticas y en lógica para designar la evidencia de un teorema o de una definición ya demostrados, sin necesidad de invertir esfuerzo adicional en su demostración. En pocas palabras, es una consecuencia tan evidente que no necesita demostración.” – Gracias: http://es.wikipedia.org/wiki/Corolario

Veamos algunas de estas leyes, que hasta te hacen reír, parecen absurdas pero si lo piensas bien, te darás cuenta que son tan reales y lo vives diariamente. Lo gracioso es el título con el que encontré estas leyes: “LEYES DE MURPHY: LAS LEYES DE LA MÁXIMA FATALIDAD CON EL MÍNIMO ESFUERZO”
  • Cualquier cosa que pueda ir mal... irá mal. (Ley de Murphy)
  • Si una cosa puede ir mal, irá mal por triplicado. (Ley de Murphy sobre el gobierno) 
  • Si hay diversas cosas que pueden ir mal, irá mal, la que haga más daño. (Corolario de Murphy)
  • La ley de Murphy, no la inventó Murphy, sino otro hombre que se llamaba igual.
  • Dos colas no son más que el principio. (Corolario de Kuhin sobre la ley de Murphy)
  • Nada es tan fácil como parece. (Primer corolario de Murphy)
  • Todo requiere más tiempo del que prevés. (Segundo corolario de Murphy)
  • Si varias cosas pueden ir mal, irá la que genere problemas mayores. (Tercer corolario de Murphy)
  • Las fotocopiadoras sólo estropean los documentos más importantes.
  • Los aparatos eléctricos, fallarán en el momento más inconveniente. (Primera ley de Murphy sobre la construcción)
  • Cuando desarmes cualquier cosa para arreglar un pequeño problema, causarás un problema más grande. (Segunda ley de Murphy sobre la construcción)
  • Cuanto más planificas un proyecto, más embrollos hay cuando algo falla. (Tercera ley de Murphy sobre la construcción)
  • Cuando un trabajo está terminado, es cuando se descubre la manera más sencilla de hacerlo. (Cuarta ley de Murphy sobre la construcción)
    Corolario: Arreglos precarios que parecen duraderos a mitad del trabajo nunca terminarán bien.
  • Factor de Futilidad: Ningún experimento es un fracaso total. Por lo menos puede servir como mal ejemplo.

La verdad no puedo leerlos y evitar sonreír. Lo trágico de estas leyes es que para muchos se convierten en su razón de vivir, en una filosofía y se vuelven perezosos y hasta cobardes de enfrentar nuevos desafíos. Lo más triste es que algunos cristianos dejan de confiar en el poder y obra de Dios porque se aferran a pensamientos como estos. Tengo que aclarar que no estoy diciendo que estas leyes estén mal o sean "malvadas leyes que atentan contra la mente de los hijos de Dios", no nada de eso. Lo que estoy diciendo es que hay personas que viven según esto y no según la verdad de Dios. Pensamientos derrotistas, estancados y sin propósitos pueden surgir de alguien que piensa que todo irá mal, o que siempre se dañarán las cosas.

Pienso en versículos como “somos más que vencedores” Rom. 8:37 o este otro 2Co 2:14  “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.” Vemos que la razón de nuestra victoria es “EN CRISTO”. El hijo de Dios vive en una esfera diferente al del resto del mundo, vive bajo el poder de Dios, guiado por su Espíritu Santo y transformado por la obra de Jesucristo. Nada es igual para un cristiano, mientras otros ven el camino sin salida, el hijo de Dios puede encontrar salida, salvación y victoria en Cristo Jesús. Un creyente no puede o no debe dejarse llevar por pensamientos como este. El cristiano debe hacer un cambio a su entorno, mostrar que en Dios puede más que todos.

Por último para reírte un rato: http://www.youtube.com/watch?v=anTLyGP3OpY

martes, 9 de octubre de 2012

La espera desespera

Es increíble lo difícil que es para el ser humano tener que esperar algo, hace unos años atrás escuchábamos un sonido particular al momento de hacer la conexión a internet y nadie se daba cuenta que llevaba varios minutos, pero ahora, si se demora más de 3 segundos, exclamamos: “¡está lenta esta tontería!”. En la medida que avanza nuestra modernidad nos vamos haciendo menos pacientes, todo debe ser inmediato y esto lamentablemente contagia otros aspectos de la vida, y no me refiero a ver los segundos que se demora en llegar un email sino a las áreas emocionales y hasta espirituales.


Un gran dilema entre los jóvenes hoy en día es la ansiedad por tener un noviazgo, pareciera que esperar no es algo que merezca mi consideración. En el mundo de desenfreno la espera no es algo que podamos tenerlo en nuestra lista de forma de vida. Pero hay dos decisiones cruciales en la vida de una persona, y ambas tienen que ver con una relación: la primera es que va a pasar con tu futuro, rechazas creen en Jesús o depositas en Él tu fe y lo aceptas como Salvador, esto determinará tu futuro eterno; la segunda es con quién te vas a casar. Y si bien nos preparamos para muchas cosas en la vida, para dar un examen, para un campeonato, para una presentación de música. A lo menos que le dedicamos tiempo es a pensar si es o no la persona correcta con la que me voy a casar. 

Hay dos aspectos en cuanto a la espera sobre el noviazgo, los que se desesperan por tener una pareja ya, y no pueden esperar y se agarran lo primero que pasó; y los que esperan demasiado y les va dejando el tren.
Los desesperados no miden la importancia de la decisión, piensan que no importa como es la otra persona el algún momento le va a cambiar, grave error, porque esto nunca sucede.
Los pasivos se ponen tan pretenciosos e indecisos que aun teniendo a una gran persona frente a ellos no lo ven, porque piensan que quizá van a encontrar algo mejor en otro lugar y desaprovechan lo que Dios les está dando. 

Un gran ejemplo es el mayordomo de Abraham, quien fue enviado para buscar una esposa para Isaac. Él espero, oró, miró, consideró, vio que se cumplió su pedido y recién allí habló con la muchacha y dio los regalos. Muchos no toman este proceso y se equivocan, comienzan por el final, dan regalos, coquetean y después oran esperando que Dios solucione sus problemas.
Gén 24:12  Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham.
13  He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua.
14  Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.
21  Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no.
22  Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez,
26  El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová,
27  y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo.

Este hombre oró y esperó, entonces pudo ver la misericordia de Dios y lo alabó. Algunos se quejan hoy de su situación, de su pareja o de su soledad, pero si no oras, no esperas, no podrás ver la misericordia de Dios.

sábado, 29 de septiembre de 2012

¡Un año!

¡Woo! Cumplimos un año con este blog. Es algo increíble, no fue medido ni calculado, pero llegamos a 100 artículos y con este 101, llegamos a 6.349 visitas, nos han visto en muchos países poniéndose a la cabeza Ecuador con 3.276 visitas, Argentina con 884, Estados Unidos con 870 y Rusia con 229, después siguen Alemania, Francia, Perú, Venezuela, Canadá, Puerto Rico entre otros tantos. No sé si será un buen promedio pero yo estoy más que satisfecho.

Este blog ha sido de bendición principalmente para mí, porque tuve que enfrentarme con mis propias luchas, con mi carne, ser constante y dedicar tiempo para escribir. Muchas veces me sentaba frente al computador y no podía escribir, así que lo dejaba, pero no quería escribir cualquier tontería sólo por escribir.

Fue muy gratificante recibir comentarios como: “Gracias, me sirvió”, “publica otro que ya no tengo devocional”, “golpeó lo que pusiste amigo”, o simplemente “muy bueno”. No sé si ha impactado la vida de alguien, la mía sí, y no espero que mis escritos impacten la vida de alguien sino los versículos, la Palabra de Dios, puestos en esto artículos.

Aun no llego a entender como “Lo que es imposible para el chancho” tiene la punta en las entradas más vistas, se lleva el 22% de las visitas. Pero ese chanchito fue uno de los artículos que más me gustó también. Este blog permitió desarrollarme en mi vida personal, alcanzar un logro, un desafío, un deseo, experimentar como escritor y en cierto modo como consejero. Aquí hay frases que me hubieran gustado escuchar cuando estuve en problemas, en dudas y aun en pecado. Es parte de mi experiencia y andar con Dios. Es una alegría llegar a un año con este pequeño ministerio, si se lo puede llamar así.

Lo único que puedo agregar es que todo esto es por la gracia y misericordia de Dios. Agradezco a mi esposa Esther, porque sin su apoyo, soportando que me quede en horarios un tanto anormales, como madrugadas o tras noches cuando la casa estaba en silencio para escribir; realmente sin ella y mis hijos, Ariel y Lucas, sin una familia que te respalde y te dé fuerza es imposible hacer algo como esto. Agradezco a mis amigos que los leen, y cada tanto me escriben algo.

Dios gracias, por tanto amor a mi vida, por permitirme servirte, por mantenerme firme en ti, por darme una oportunidad a pesar de mis faltas, por darme gracia ante otros para llevar tu Palabra. Gracias por llenar mi corazón y ser la razón de mi vivir.

Deuteronomio 10:21  Él es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.

Nada hacemos por vanagloria, nada para nosotros, no quiero robar en lo más mínimo la gloria que pertenece sólo a Dios, Él es la razón de nuestra alabanza. Este año es otra muestra más de su gracia, de su amor y de su fortaleza. Gracias porque has hecho, Dios, grandes cosas en nosotros, cosas que nunca lo hubiéramos visto si no nos hubiéramos atrevido a caminar de tu mano. Gracias por un año.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Pelear es bueno

Quizás el título no parece prometedor al teman, pero creo que hay ciertas peleas que son buenas; en algunas es mejor perder para al final ganar, como por ejemplo ceder en algo. En otras las peleas son absurdas y a lo único que te lleva es a perder por todos lados, no importa por donde mires, pierdes. Y creo que la mejor pelea que podemos dar es contra nosotros mismos. Sí como lo acabas de leer; gran parte de nuestros conflictos y problemas vienen de nuestras actitudes, malas costumbres, instintos y deseos más bajos, en fin; gran parte del problema lo provocamos cada uno de nosotros.

El apóstol Pablo escribió lo siguiente:
1Co 9:26  Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,
27  sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

Él está hablando de hacer las cosas para ganar, ir a mejor; en ese contexto dice que no pelea como alguien que tira golpes al viento sino que tiene un propósito. Muchos piensan que es necesario, lastimar la carne para dejar los hábitos del pecado, pero este versículo no dice eso, sino que él pone bajo control su cuerpo para que lo obedezca y no caiga en descrédito. 

Nuestro orgullo y sistema de autodefensa, de sobrevivencia emocional nos lleva a levantar paredes ante los demás, no dejamos que nadie nos insulte, que nadie nos reclame nada y aun cuando tienen razón intentamos buscar excusas y culpables para defendernos, todas estas reacciones, muy naturales por cierto, son reacciones de la carne. No queremos reconocer que fracasamos y fallamos, no queremos mostrar debilidad ni se humillados. 

Por eso es importante luchar contra nosotros mismos, lograr el dominio propio, vencer la carne que nos dice: “¡ataca!, ¡no te dejes tratar así!”. Debemos vencer ese tipo de pensamientos y ver con calma si es verdad que lo que nos están criticando, si es necesario hacer ajustes en mi propia vida. Controlar el enojo, la ira, la envida, el rencor, los gritos, las reacciones bruscas y hasta el silencio; porque quizá no diga nada pero mi silencio es peor que los insultos. Estas reacciones muy comunes suelen ser justificadas por el temperamento y las situaciones, pero en realidad son solamente muestras de la naturaleza pecaminosa que debe ser domada y controlada por el Espíritu Santo. 

La mejor lucha que puedes librar es contra ti mismo, vence tu carne, aférrate al poder de Dios, pídele sabiduría, busca su rostro cada día y la santidad; vence tu carne con sus pecados. Recuerda que mayor es el que está en nosotros, no seas presa y motivo de escarnio ni burla de las huestes de maldad, no des motivo al diablo que se ría en tu cara cuando te reproche tus faltas, tapa su boca con una vida rendida a los pies de Cristo. Todo pensamiento altivo llévalo cautivo a los pies de Cristo, no sólo pensamientos ajenos sino los tuyos propios. No te dejes ganar por el que está crucificado con Cristo, porque lo que vives en la carne, lo vives en la fe del hijo de Dios. Sé más que vencedor.

martes, 25 de septiembre de 2012

¿Cuál es tu excusa?

Es chistoso oír las razones de algunos cuando se les pregutna: ¿Qué están haciendo para Dios?. Algunos dicen que están haciendo, “poco, pero algo es algo”; otros opinan que aunque hacen poco lo hacen con el corazón y no pueden hacer más porque el tiempo no les alcanza. Muchos de nosotros ponemos aun el propio ministerio o iglesia como excusa para no dar el ciento por ciento a Dios. La razón más común es: “estoy muy ocupado”, puede que sea hasta en la propia obra de Dios; nos enfocamos tanto en el trabajo, en quiénes nos ocupamos, a quiénes servimos que nos olvidamos del Señor de todo.


Lo más chistoso es que cuando un hijo de Dios decide consagrar su vida y dedicarse a la obra de Dios, pareciera que todos, aun los cristianos se ponen en su contra y comienzan a criticarlo, quizá por el simple hecho de que si él comienza a hacer algo, se notará que yo no estoy haciendo nada y eso no es conveniente para mi imagen.  

Una mujer trajo lo mejor ante Jesús, ella no estaba invitada a la fiesta, pero costumbre de esa época que cualquiera podía ir a la casa de alguien que había recibido visita y mirar y oír, pero no participar de la fiesta. Esta mujer, estando Jesús sentado (o más bien recostado), con sus piernas hacia atrás, sin que Él lo viera, se acercó y rompió un vaso de perfume ante los ojos de todos y la casa se llenó de ese olor. Hubieron personas que se molestaron y dijeron: “se debía haber vendido y dado a los pobres”. Pero el Señor los calló y dijo lo siguiente: 

Mar 14:7 Pues siempre tendrán a los pobres con ustedes y los pueden ayudar en cualquier momento; pero no siempre me tendrán a mí.

El tiempo que tengo para servir al Señor es ahora, ¿Cuántos años tienes?, ¿17, 19, 25?, no importa cuantos tengas, lo importante es ¿qué estás haciendo ahora para el Señor?. No tendrás siempre tiempo para servir, no tendrás las oportunidades, llegará un día en que no tendrás más vida para hacerlo. La excusa en ese  momento fueron los pobres; “no demos esto tan valioso a Jesús, ¡qué desperdicio!, lo hubiéramos dado a los pobres”, el Señor respondió a eso: “quieres dar algo a los pobres, hazlo, ahí están y siempre habrán pobres, pero no siempre me vas a tener a mí para hacer algo por mí. No siempre voy a tener la oportunidad para dar lo mejor a Dios. 

Sal 6:5  Porque en la muerte no hay memoria de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?

El tiempo que tenemos para hacer algo bueno para Dios es ahora, no dejes de estar a su lado alabándolo, honrándolo; no pongas como excusa a tu familia, a tu iglesia o a los pobres del barrio, ellos siempre van a estar y en cualquier momento puedes hacer algo por ellos, si ese es tu verdadero deseo, pero hacer algo para Dios, no es siempre. Aprovecha tu tiempo y decídete a hacer algo que llene de olor fragante este mundo, que todos puedan notarlo, aun cuando algunos lo critiquen, pero no importa; habrás hecho algo para tu Padre Celestial y eso tiene más valor.

¿Cuál es tu excusa? ¿Qué tienes que decir al llamado de Dios a servirle?, no intentes poner una razón sin sentido, cuando tienes a Dios delante de ti. Hónralo, ámalo, sírvele, haz tu mayor esfuerzo y da algo de gran valor hoy mismo para Dios.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Cuando la conciencia acusa

Todo creyente lucha con su conciencia. Algunos tienen un trato con ella: "tú no me molestas y yo no te cauterizo", pero esto solamente es un chiste. La conciencia es esa vocecita interior que te dice lo que estás haciendo mal. Bueno más que una vocecita, dice el libro de Romanos, que es la ley de Dios puesta en el corazón del hombre: 
Rom 2:14  Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
15  mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,

La conciencia nos indica qué hemos hecho mal y sólo se calla cuando arreglamos el asunto o cuando la matamos y dejamos de oírla. Pero siempre nos dice cómo estamos actuando.
En la vida cristiana muchos tenemos problemas de mala conciencia, o sea, el reproche de aquellas cosas malas que hemos hecho. Esto muchas veces nos lleva a pensar que no hemos sido perdonados y hasta que no somos hijos de Dios realmente; Satanás aprovecha esta situación para infundirnos dudas y pérdida de gozo, con el sólo fin de vernos amargados. 

El perdón de Dios es algo incomprensible, no lo puedo llegar a medir ni entender, es así de simple, es como Él actúa no como yo. Dios perdona y olvida mi pecado, me restaura y me coloca en una posición de privilegio; me trata como si nada hubiese pasado. En cambio nosotros no podemos pensar así porque nuestra mente corrompida por el pecado abriga algo que se llama “rencor” y no podemos entender cómo puede perdonar Dios. Pero Dios dice: “ese no es mi problema, yo puedo perdonar de una manera única y me gozo en hacerlo así” y gracias a Dios por eso.

Esta conciencia sucia y acusadora nos lleva a querer crucificar a Cristo otra vez, y entiéndanme bien, lo voy a explicar así: “El pecado me separa de Dios, estoy condenado y merezco el castigo; Dios envía a su Hijo a morir en una cruz y resucita al tercer día para que yo tenga perdón de pecados y vida eterna. Acepto a Jesús en mi corazón y Él borra todos mis pecados, me da una nueva vida y soy hecho hijo de Dios. Ahora su sacrificio fue total, satisfactorio y eficaz no necesito hacer nada más para tener perdón, tampoco tengo que volver a ofrecer otro sacrificio ni cumplir con ninguna liturgia o ritual para ser perdonado, porque Jesús ya pago el precio y fue eficaz. Pero cuando no acepto eso porque creo que Dios me ve de la misma manera en que yo veo, y perdona de la misma manera en que yo lo haría, entonces mi conciencia comienza a acusarme y pide otro sacrificio. La culpa es tan grande que me lleva a pensar que no soy un verdadero hijo de Dios o que Él no perdonaría a alguien que constantemente hace lo mismo y por las dudas vuelvo a hacer una oración, ahora sí, aceptando en mi corazón verdaderamente”. Y esto lo podemos hacer varias veces y el Señor nos  mira sorprendido diciendo: “¡Hey! Ya bastó el sacrificio de Cristo, no tenemos que volverlo a hacer”. Por eso el Señor Jesús en la última cena, al lavar los pies de sus discípulos explicó a Pedro, que el que está limpio, sólo debe limpiar sus pies, veámoslo: 

Jua 13:10 —El que ya se bañó no necesita lavarse más que los pies, porque todo su cuerpo ya está limpio. Ustedes están limpios, pero no todos.

Cuando cometo un pecado (porque somos pecadores por naturaleza y volveremos a cometer pecados), nuestra comunión se ve afectada por este pecado, pero si pecamos podemos confesarlo y ser limpios. No perdemos nuestra salvación porque la obra de Cristo es eficaz y ya no hay otro sacrificio. Es como si al andar por esta vida nos ensuciamos los pies y al entrar a la presencia de Dios vemos que estamos sucios y necesitamos ser limpios, pero no bañarnos, sino solamente lavarnos los pies. Esto dijo Jesús a sus discípulos, pero algo más, Él sabía quienes estaban limpios. Quizá tú puedas ser alguien que vive cerca de Jesús, vas a una iglesia, tratas de ser limpio por tus propios medios y no te has lavado en la sangre de Cristo, tú crees que eres salvo, pero Dios sabe que no. Mira bien si sólo necesitas ser limpio los pies o realmente necesitas bañarte para estar totalmente limpio. El sacrificio ya fue hecho, la invitación es para todos, la mesa está servida, el Padre sólo espera que vengas y seas limpio en su Hijo. 

Tu conciencia es buena aliada, pero recuérdale de vez en cuando que Jesús ya te limpió y que no insista con aquellos pecados ya perdonados. Acepta el perdón de Dios, y sigue adelante. Si eres un hijo de Dios, no necesitas bañarte otra vez, sólo límpiate los pies.

jueves, 20 de septiembre de 2012

¿Y si te pregunta a ti?

Es fácil criticar y dar reparos a aquel que se equivocó o dio una respuesta incorrecta. Nos da gracia y haer reír ver el error ajeno. Es tan fácil criticar a los discípulos por su falta de fe, de visión y de valentía; claro nosotros lo vemos desde este lado: “lo vemos como historia (o sea, sabemos el final), tenemos al Espíritu Santo que nos enseña y creemos que somos mejores”.

Cada vez que vemos alguna falta en uno de ellos decimos: “este Pedro, siempre un bocón” o “este Tomás, incrédulo hasta la médula”. He escuchado cientos de prédicas donde los discípulos son un motivo de chiste, un ejemplo de testarudez o de poca fe; y a decir verdad no somos muy distintos a ellos. ¿Qué harías tú en esta situación?,  si estuvieras en ese monto ante la gran multitud, ¿y si te pregunta a ti?, ¿dirías algo diferente a Felipe?
Juan 6:5  Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
6:6  Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.
Todos conocemos esta historia, Felipe respondió según la lógica que nosotros también usaríamos para evaluar la situación, él dijo: “mmm a ver, tenemos tanto, hay tantas personas… Señor no nos alcanza, mejor mándales a su casa.” En mi corta vida de ministerio he escuchado esto muchas veces: “mejor no hagamos nada”.
Pero creo que el punto principal de esta historia no está en la pregunta de Jesús ni en la respuesta de Felipe, sino en la razón de la pregunta: “Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.”

La mirada nuestra debe estar en las acciones de Jesús no en las posibilidades humanas ni en los problemas. El Señor sabía qué iba a hacer, tenía un plan, un milagro en proceso; pero quería saber que pensaba Felipe. Bueno ahora tú me dirás: “¿acaso Jesús no sabe todas las cosas?”, la respuesta es sí. Pero él quería que todos nosotros sepamos lo que hay en el corazón y pensamiento de un hombre común y corriente como Felipe o como tú. Él quería revelar lo que nosotros pensamos según nuestras fuerzas, para demostrarnos que Él se maneja con otros sistema de cálculos, con otras reglas, la de los milagros, la de derramar bendición a aquél que necesite, la regla del cielo. Por eso antes de criticar piensa: ¿y si la pregunta me la hiciera a mí?, siempre que tenga un problema ante mí debo recordar este versículo 6 de Juan 6: “Él tiene un plan, Él sabe que hacer, puedo confiar en eso”.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Por qué no?


He pedido a Dios que me ayude en ciertas ocasiones, le he rogado que me libre de algunos problemas y he pedido algo en particular, pero; como si el cielo estuviera en mi contra se me cierran las puertas, todo me sale mal; el dinero no me alcanza y lo poco que tengo parece que se me pierde.

Y es ahí cuando surge la pregunta: “¿Por qué no?, ¿Por qué Dios no me responde?. Y la verdad es que muchas veces no recibo una respuesta de Dios porque estoy pidiendo como “nene caprichoso” y no estoy atendiendo a lo que Él me quiere enseñar.

La oración es uno de los más grandes milagros que podemos disfrutar día a día. El simple hecho de poder hablar con Dios ya lo es. Pero a veces usamos la oración como el “call center” de una pizzería o cualquier otro negocio con servicio a domicilio. Llamamos, pedimos, damos las instrucciones de cómo “queremos las cosas” y colgamos.

En lo personal creo que Dios, a veces, nos pone en situaciones de aprieto para que pensemos si el problema no está en nosotros. Miren esto:

Hageo 1:6  Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.
1:7  Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.

¿No te suena conocido este episodio?, ¡sí, es mi vida y la tuya!. Parece que nada nos satisface, parece que siempre nos falta, parece que no avanzamos y es porque no estamos viendo cómo andamos. Dios nos ama tanto que quiere guiarnos a los mejores pastos, pero nosotros como tercas ovejas o “borregos”, diría yo; nos descarriamos sin mirar para dónde vamos. Es cuando Dios comienza a llamar nuestra atención y nos dice: “medita, piensa, examina tu camino”. No culpes a otros, no arrojes piedras al cielo, mira si el problema no está en ti antes de acusar a los demás o quejarte de Dios.

Una vez estuve en el centro de la ciudad de Quito en medio de un tráfico terrible, nos movíamos a 10 kilómetros por hora. Después de un rato observé que las personas del vehículo de adelante a cada instante me miraban, comentaban y volvían a mirar. Primero pensé que me conocían, luego pensé que hice algo malo; ya comenzaba a molestarme toda esta situación de que miren a cada instante. Hasta que al fin una de las personas sacó la cabeza por la ventana y me dijo: “señor sus luces están encendidas”. No me había dado cuenta que en algún momento puse las luces altas y estaba encandilando al de adelante. Yo me sentía molesto porque me miraban constantemente pero el problema era que yo les estaba molestando.
Hay algo que no está saliendo bien en tu vida, medita en tu camino. Puede ser que la respuesta esté en que  no estás haciendo algo bien. Puede que Dios quiere mostrarte un camino mejor. Llevarte a un lugar más seguro y lleno de bendiciones. Piensa en lo que Dios dice.