El crecimiento espiritual para algunos es algo que no tiene relevancia en su vida. Hay diferentes posturas:
-
El crecimiento lo da Dios así que cuando Él
quiera voy a crecer.
-
Tengo muy poco tiempo en la fe, poco a poco voy
a entender y crecer.
-
No crezco porque el pastor no me visita.
-
El crecimiento es algo natural y con el tiempo
voy a ir creciendo.
El hecho de que no se le dé la importancia que se debe a
crecer espiritualmente resulta en pereza espiritual, carnalidad, falta de
desarrollo y expansión de la iglesia y no cumplimiento de la gran comisión.
Efe 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a
otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
Efe 4:12 a fin de perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
Efe 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo;
Efe 4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
Efe 4:15 sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
Efe 4:16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y
unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en
amor.(C)
La necesidad
Imagínese por un momento una persona con 10 años pero que no
sepa hablar ni caminar por sí solo. Quizá pueda pensar en una persona con
alguna lesión cerebral, atrofia muscular u otro tipo de enfermedad, pero
definitivamente no estamos hablando de una persona normal.
Un individuo nace, se desarrolla y en cada etapa de su
crecimiento debe ir cumpliendo con cierto proceso. El niño debe aprender a
succionar para poder alimentarse del seno materno, después debe afirmar su
cabeza, sentarse, comer alimento sólido, etc. Hasta que con el paso del tiempo
y la estimulación adecuada se desarrolla completamente y llega a su madurez. De la misma manera el creyente debe crecer, debe desarrollarse
y madurar.
Es una necesidad para cada hijo de Dios. No podemos quedarnos en una
etapa de nuestra vida cristiana como si el tiempo no trascurriera.
El propósito de Dios es que TODOS lleguemos a ser un varón
perfecto. Porque el riesgo primordial es que seamos arrastrados por el
pensamiento del mundo.
Hay varios aspectos de esta necesidad:
a-
Por mí mismo: necesito crecer porque Dios ha
determinado obras para que yo las cumpla y me ha encomendado la gran comisión.
También es una parte de mi obediencia a Dios y debo crecer por mi salud
espiritual. 1Pe. 2:2,3
b-
Por los demás: en la vida cristiana no estoy
solo. Soy parte de un cuerpo y necesito a otros creyentes los cuales me
necesitan a mí para crecer. El pasaje de efesios está hablando en plural:
todos, lleguemos, crezcamos. Pero dice que según la actividad de cada miembro
recibe su crecimiento. Debo crecer porque sino entorpezco el crecimiento de la
iglesia. Por mí carnalidad soy de tropiezo a otros o estorbo a la obra de Dios.
c-
Por Cristo: efesios dice que somos parte del
cuerpo de Cristo. Él es la Cabeza, nosotros los miembros. Al no crecer no estoy
siguiendo las órdenes de la cabeza, no glorifico a Cristo y deshonro su nombre.
Heb. 5:11-14
Es necesario que crezca espiritualmente porque de lo
contrario estoy atrofiándome, no ayudo a otros y deshonro al que me salvó con
un propósito. Que seamos alabanza de su gracia.
Responsabilidad
Muchos creen que la responsabilidad es de Dios. Que Dios da
el crecimiento, y sí, han leído este pasaje donde Pablo dice:
1Co 3:6 Yo planté,(C)
Apolos regó;(D) pero el crecimiento
lo ha dado Dios.
Pero hay que ver el contexto de esto: Pablo escribe sobre la
carnalidad de los creyentes de Corinto. Les dice ustedes son carnales porque se
pelean, tienen celos y toman el nombre de personas como partido para sus
pelitos, pero Dios es el que hace la obra en cada uno. Así que no importa quien
planta o riega, lo importante es Dios.
Algunos dicen si no crezco es porque Dios no me da el
crecimiento, pero la responsabilidad de crecer es de cada creyente.
1Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
Rom 12:2 No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Heb 6:1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la
doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el
fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
Heb 6:2 de la doctrina de bautismos, de la imposición
de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.
Efe 4:22 En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre,(D) que
está viciado conforme a los deseos engañosos,
Efe 4:23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
Efe 4:24 y vestíos del nuevo hombre,(E) creado según Dios(F) en la justicia y santidad de la verdad.
La Fuerza para crecer
Definitivamente el crecimiento es espiritual y necesitamos
la asistencia del Espíritu Santo de Dios para hacerlo. Dios da el crecimiento,
recién leíamos. Dios provoca en nosotros todo lo necesario y da todo lo necesario
para que crezcamos, pero nosotros debemos tomar de aquello que nos da.
Flp 1:6 estando persuadido de esto, que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Dios comenzó la obra y la va a terminar. El punto es
entender de qué forma:
1-
Por la iglesia: Dios nos colocó en un cuerpo con
el fin de que nos ayudemos mutuamente a crecer.
2-
Por su Palabra: la Biblia es la mayor autoridad
en la vida de todo creyente y debemos leerla y obedecerla. Estudiar, compartir
y desearla cada día.
3-
Las pruebas: Dios puede utilizar las pruebas
para hacerme crecer, que mi fe sea probada para pulirla y ser mejor. 1Pe. 1:7
4-
El servicio: el ejercicio de la obra de Dios me
hace crecer y en el servicio puedo conocer otros aspectos de Dios y de la vida
cristiana. Heb. 6:7-12. 2Pe. 3:10
El Espíritu Santo produce en nosotros esos frutos que
muestran nuestro crecimiento. El Espíritu nos da la fortaleza, el poder para
vencer las tentaciones, huir del pecado y vivir una vida consagrada a Dios.
Un creyente que no crece no está estancado, es carnal.
Porque dejó de obedecer a Dios, dejó de alimentarse de la Palabra de Dios, dejó
de seguir al Espíritu Santo y dejó de sujetarse a la Cabeza que es Cristo. La
consecuencia: una vida sin frutos, desorientada, frustrada, plaga de vicios de
pecados, una vida fluctuante influenciada por todos.
Honre a Dios, crezca y ocúpese en vivir en comunión con
Cristo.
Buenisimo!
ResponderEliminarMuy bueno el comentario acerca del crecimiento de la juventud
ResponderEliminarMuy bueno el comentario acerca del crecimiento de la juventud
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