lunes, 13 de agosto de 2012

La fabula de Esopo


El asno, el gallo y el león
Estaban un gallo y un asno en un pastizal cuando llegó un hambriento león. Y ya iba el león a tirarse encima del asno, cuando el gallo, cuyo cantar se dice que aterroriza a los leones, gritó fuertemente, haciendo salir corriendo al león tan rápido como pudo. 
El asno al ver el impacto que un simple canto del gallo realizaba, se llenó de coraje para atacar al león, y corrió tras de él con ese propósito. 
No había recorrido mayor distancia cuando el león se volvió, lo atrapó y lo seccionó en pedazos.
Moraleja: Ten siempre presente que las cualidades de tu prójimo no son necesariamente las tuyas.

Esopo es el hombre que ha escrito las fabulas que todos conocemos, lo interesante de él, es que algunos tienen dudas de que realmente haya existido. Este fabulista griego escribió la famosa frase: “La unión hace la fuerza”.

Me llamó mucha la atención esta fabula en particular, porque a veces me he comportado de esa forma, al ver que algo funciona para otros pienso que puedo hacer lo mismo y que me funcione a mí.

Algunas personas no reconocen sus propias habilidades dadas por Dios y quieren vivir las vidas de otros, creen que si actúan como los que admiran podrán disfrutar del gozo de cumplir el propósito de Dios en su vida, pero tristemente no siempre es así.

Dios nos ha dado a cada uno capacidades, habilidades, talentos y dones que nos convierten en seres únicos, con un propósito fabuloso en Él; fuera de Él nada podremos hacer. Sin una comunión con Cristo pronto te secarás y dejarás de disfrutar las bendiciones de Dios y todo aquello que Dios te dio para que desempeñes tu rol en la vida será obsoleto.

Dios dice algo acerca de esto: Hebreos 13:7  Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 

El punto es ver lo que hacen los demás e imitar su fe. La confianza y dedicación que tienen para el Señor. Caminar con la misma convicción que ellos, no los mismos caminos. Tal vez puedas ver a un misionero o pastor que trabaja en lugares inhóspitos, difíciles y peligrosos; y trates de imitar su conducta haciendo lo mismo, pero si no tienes la misma convicción y fe, fracasarás.

Considera tus capacidades, tus habilidades, tus dones y pídele a Dios que te muestre qué debes hacer. Mira a otros que dieron pasos de fe e imita su fe, entrégate a Cristo como ellos lo han hecho.  

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