viernes, 13 de diciembre de 2013

El descuido


Iba por la ruta camino a la playa. De pronto vi una intersección por donde debía entrar pero no creí que era por ahí, estaba seguro que debía llegar a un cruce de rutas, así que decidí avanzar y no presté atención al cartel que indicaba por donde entrar.
Continué y no veía el cruce de rutas, seguí y seguí por 35 minutos más, hasta que pensé: "quizá estoy errado". Cuando vi una patrulla de policía y decidí preguntar.
Obviamente el pequeño cartel que dejé pasar era el camino correcto, habían hecho cambios en la ruta y nunca iba a llegar al viejo cruce que tenía en mi mente. Tuve que volver 45 minutos de viaje nuevamente, todo por un simple descuido.

Cuando pasa esto la pérdida de tiempo es lo más trágico. Tengo un amigo piloto de aviones; él me decía que en la navegación perder el rumbo por un poco de tiempo puede ser la muerte. En tierra uno simplemente vuelve, pero en el mar o en el aire, esos minutos de descuido representan combustible que no se tendrá para regresar.



Creo que a nadie nos gusta reconocer que nos hemos equivocado, que perdimos el rumbo o no queremos preguntar la dirección. Pero es necesario volver, si estamos errados es necesario volver al camino.

El pueblo de Israel se había alejado de Dios y el Señor no quería el castigo para ellos y les decía:

Zacarías 1:3 Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Dios siempre está dispuesto a salir a nuestro encuentro. Si nuestro camino estaba errado, Él está listo para darnos nuevo rumbo, correcto, si volvemos a Él. Dios no quiere nuestro mal, sino el bien. Dios quiere viajar a nuestro lado, sólo debemos volvernos a Él.

martes, 10 de diciembre de 2013

¡Sí, vos!

Una tarde inspirada, escribí esto... creo que está bueno publicarlo:

En un mundo de color tú das el tono necesario para que todo brille más.
Quiero convencerte de mi amor,
Quizá no soy quien pueda expresarlo mejor,
Sólo quiero que puedas entender que lo que siento es de verdad.
Sólo puedo decir que llenas cada espacio en mí.
Cada sonrisa tuya ilumina la mía,
Cada beso provoca otro más.
Una mirada es suficiente para saber que me amas.
Un te adoro que dices, tiene más fuerza que un te amo,
aunque es más dulce escucharlo de tus labios.
Sólo quiero que entiendas que  te amo.

NC

sábado, 18 de mayo de 2013

Me he dejado vencer

Creo que todos pasamos por experiencias donde nos sentimos vencidos; y pareciera que no tenemos ganas de seguir luchando, en verdad no la tenemos. En lo personal suelo estar en esta situación, es decir en el suelo; con la cabeza agachas y con los puños en la tierra sin ganas de mirar hacia adelante, con el único deseo de dormir y que al otro día todo haya desaparecido o se haya arreglado. La verdad es bastante infantil mi reacción ante ciertos problemas que no sé cómo manejar.
Me acuerdo que cuando mi hijo Ariel era pequeño solía jugar a las escondidas y se tapaba los ojos y pensaba que de esa manera no le veíamos nosotros.  Creo que en algunos momentos actúo igual, tratando de ignorar la situación para ver si desaparece. Pero es ahí cuando pienso que me dejo vencer. La derrota no siempre quiere decir perder una batalla, sino muchas veces, no hacer nada ante los problemas.

Una vez vi a un niño intentar subir a un árbol, estuvo varios minutos tratando y tratando, se cayó, se raspó, volvió a intentarlo hasta que lo logró. No subió mucho, pero para él fue todo un triunfo.

Nos cuesta reconocer que la mayoría de las veces que somos derrotados es por no intentar ir un poco más allá. Siempre pienso que hay que aguantar un poco más, porque quizá lo que esperamos o deseamos está a la vuelta de la esquina; a pocos pasos, sólo es cuestión de darnos unos minutos más. Pero como dije al comienzo, yo también me olvido de eso y me quedo de rodillas en el polvo.

Siempre hemos leído y hasta memorizado el pasaje de Isaías cuando habla de tener fuerzas como las águilas. Pero ¿te has fijado en lo que dice un versículo antes?. Dice que la razón de la fortaleza es que Dios no es como nosotros; Él no se cansa, no tira la toalla, no se rinde. Por eso es que va más allá de lo que nosotros podemos y aun nos da fuerza si lo necesitamos.

Isa 40:28  ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
Isa 40:29  El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.

Cuando pienso en eso, mis rodillas se fortalecen y creo que tengo la oportunidad de mirar nuevamente hacia el frente, no por mí, sino por Aquel que no quiere verme derrotado y me da fuerzas. Inténtalo, confía en Dios y Él te dará de su fortaleza.

viernes, 22 de febrero de 2013

Matrimonio, aprendiendo a vivir

Se nos ha preparado por más de 19 años para que seamos profesionales, hemos estudiado mucho para ser un médico, chef o ingeniero. Pero en un curso pre matrimonial de dos semanas se supone que aprendemos a vivir y sobrevivir al matrimonio.
Muchos nos casamos sin tener idea de la realidad y es más nos casamos con un cúmulo de ilusiones y fantasías que en  pocos meses se vienen al piso y comenzamos a pisar el crudo suelo de la realidad.
Esta realidad no quita el amor que sentimos por la pareja, pero nos lleva a hacer la pregunta más cruel del mundo, la que nos hace sentir culpables y la persona más desagradable por preguntarnos algo así, y es: ¿Por qué me casé?
Bueno, la idea es que podamos entender algunos puntos que puedan traer claridad a nuestra vida y ver cuál es el plan de Dios para un matrimonio; y entonces, aprendamos a vivir en pareja.

¿Por qué me casé?
Esta pregunta todos se han hecho, y no creo que sea un pecado el preguntárselo. Podría direccionar tu matrimonio si lo haces de la forma correcta; sin embargo creo que esta pregunta está hecha fuera de tiempo, deberíamos haberla hecho antes de  casarnos. Porque la razón por la que muchos nos casamos estaban basadas en necesidades y no en una clara visión de la vida y plan de Dios.
Necesidades propias: afectiva, de independencia, sexuales, o pensar que si me casaba iba a madurar y tener un status social aceptable.
El punto es que muchas veces cuando tenemos conflictos en el matrimonio la frustración aumenta porque no damos respuesta a esta pregunta. Entonces si identificamos la razón podemos encontrar una forma de aprender a vivir junto a mi pareja.
La gran pregunta errada - ¿y si me hubiera casado con? Esta es una de las peores preguntas que podemos hacer, porque se basa en una hipótesis en otra ilusión que no tendremos la respuesta, solamente suposiciones. La verdad es que no importa con quien te hubieras casado, si fue por la razón de suplir una necesidad personal,  ibas a tener los mimos conflictos.
El problema con estar con alguien por suplir una necesidad es que cuando esa necesidad es suplida y surgen nuevas necesidades y esta persona no las puede suplir, vas a buscar en otro lado llenarlas y esto podría ser terrible.

Qué dice Dios
Bueno la biblia es clara, Dios dice varias cosas acerca del matrimonio:
Efe 5:22  Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
25  Maridos, amad a vuestras mujeres,  así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
31  Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
33  Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
Mat 19:6  Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

El plan de Dios para un matrimonio es que ambos reflejen la fidelidad de Cristo y el amor de Dios para con la iglesia. Dios puede mantener un matrimonio feliz y en armonía bajo sus parámetros y guía. Dios puede y da todas las garantías y oportunidades para que seamos felices pero “por la dureza del corazón del hombre” no siempre es posible.
No existe la persona que Dios tiene para mí, pero una vez que encontramos una persona con la que decidimos casarnos esa persona pasó a ser la voluntad de Dios para mí, no por ser un individuo elegido sino porque todo lo que Dios dice sobre el matrimonio, cómo vivir y sus responsabilidades, serán cumplidas en él. No importa si es inmaduro, inconstante, si fue una mala decisión, sea lo que sea ahora que estamos casados esta persona es la voluntad de Dios y no lo puedo separar.

Qué hace el amor
El amor no mantiene el compromiso. El amor no llena los espacios vacíos, el amor no es el agüita de manzanilla sobre las heridas. El amor no ayuda a vivir conforme a la voluntad de Dios, el amor nos hace actuar como lo haría Dios, el amor es un mandato y el amor proporciona un ambiente de seguridad.
El compromiso que tenemos con la otra persona hace que nuestro amor sea más fuerte, mantiene y sostiene al amor. Me recuerda que debo amarla. El amor es una decisión y es un mandato de parte de Dios. Debo obedecerlo, cultivarlo y mantenerlo.
Habrán momentos en que pareciera que el amor no tiene fuerzas o ponemos el amor en otras cosas o personas, pero el amor debe ser algo claro que debo tener en mi vida, yo debo amar a mi pareja. Quizá no sienta amor de esposo, pero debería amarlo como a hermano, como a prójimo y hasta como enemigo pero debo amarlo.
El amor te ayudará a ti a seguir la dirección de Dios. A veces pensamos que si amamos el otro es beneficiado y se va a aprovechar de mi amor y para qué gastar tanto amor en alguien así. Pero cuando yo obro y actúo en amor, soy yo el beneficiado porque soy yo el que vive según Dios y Dios hará el resto. Por fe y obediencia debo vivir en amor.

Cómo caminar juntos
No toda la vida es color de rosas ni recibimos chocolates todas las mañana sobre nuestra almohada con una nota diciendo “te amo”. Así que para aprender a vivir hay que ser inteligente. Planificar y hacer proyectos que van a ayudar a que juntos tengamos metas en común y podamos aplicar los principios de vida.
  • Perdonar: al igual que el amor es una decisión, es tomar todas esas cosas malas que nos han hecho y dejarlos sobre el altar y cubrirlas con la sangre de Cristo, es decidir volver a comenzar a pesar de.
  • Amar: es decidir depositar  mi amor e interés en mi pareja a pesar de. Es decidir obedecer a Dios. Si no quiero amar no es un problema matrimonial sino un problema espiritual.
  • Asumir: tomar en cuenta que es lo que Dios pide de mí y asumir mi responsabilidad ante Él
  • Proyectar: juntos diseñar un plan de vida, a metas que puedan llegar juntos, puede ser algo material, espiritual, profesional. Pero donde ambos van a ser parte y colaborador del otro. Ayudarse mutuamente a alcanzar esa meta y comprometerse a cumplir su parte.
  • Consiente: reconocer que no podemos solos y necesitaremos la ayuda de alguien, aprender a reconocer los errores y buscar que alguien nos asesore, guie y supervise como vamos. Hacer una medición de la situación o evaluación para ver cómo hemos avanzado y qué cosas debemos fortalecer.
  • Expresivo: aunque nos cueste debemos expresar amor y cariño, aunque a veces nos sintamos cansados debemos enfocar nuestra atención en la otra persona y darle muestras sinceras de amor, pequeños detalles como se conocieron. El amor no es un concepto es una manifestación debemos expresarlo.














miércoles, 2 de enero de 2013

Una nueva agenda

No sé ustedes, pero casi cada año compro una agenda, me encanta tenerla nuevita, completar los datos y comenzar a anotar las fechas importantes como cumpleaños, aniversarios, hasta esas fechas que sé que no se me van a olvidar.
Lo interesante es que a medida que pasa el tiempo nos vamos llenando de datos y nuestra agenda comienza a tener más y más cosas escritas; en mi caso se me olvida de anotar algunas y cuando menos me doy cuenta mi agenda está vacía de agosto en adelante; ya para esas fechas casi no anoto nada y no me acuerdo de revisar la agenda. Toda la información la tengo en el celular o la computadora y debo confesar que a veces uso la misma agenda el año siguiente para no gastar en otra, ya que esa sigue casi intacta.
El asunto es el siguiente: ¿para qué quiero una agenda?. Las respuestas pueden ser varias, pero sobre todo es para anotar cosas que no quiero olvidar y saber por anticipado qué haré en la semana. Si miro mi agenda, ¿cuánto tiempo encontraré que dedico a Dios?, ¿cuántas tardes de visitas a hermanos?, ¿cuántas reuniones tengo marcada a las que no voy a faltar?. Quizá muchas veces hacemos muchos planes y anticipaciones para compromisos sociales o laborales, pero no planificamos el tiempo que daremos a Dios. Estos compromisos deben ser aún más importantes que los demás, pues son con Dios y no con cualquier persona. Necesitas oír esto:

Sal 36:7  ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
 Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
8  Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
 Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
9  Porque contigo está el manantial de la vida;
 En tu luz veremos la luz.
 
¿Te das cuenta que lo mejor que puedes hacer en este año es dedicar tiempo para el Señor? No hay nada más importante que estar bajo su amparo, disfrutar de sus bendiciones, de la paz que sólo Cristo puede traer a tu corazón. Un hombre sabio se pondría en las manos de Dios, caminaría cada día junto a Él; no seamos necios desperdiciando el tiempo en cosas tan superficiales como el dinero, el trabajo y los amigos. Busquemos la manera  de gastarnos junto al que renueva nuestras fuerzas día a día y nos llena de paz.