Dicen que la iglesia es el único ejército que deja a sus soldados
caídos.
Lamentablemente muchos de nosotros tenemos una actitud dura y de
juicio hacia los que cometen algún tipo de pecado, olvidándonos muchas veces de
quiénes somos y cómo somos; tan propensos a pecar como el resto de los seres
humanos, como dice el refrán: “la vaca se olvidó que un día fue ternera”.
La restauración es parte del convivir del cristiano, porque todos,
de alguna forma u otra nos encontraremos con personas que vienen sufriendo con
heridas, cargas, pecados y soledades que necesitarán un poco de alivio. La restauración
es ayudar, soportar y sobre llevar las cargas los unos de los otros.
Gál 6:2
Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo.
¿Qué es
restaurar?
Es levantar la rama caída de un árbol para que se recupere y lleve
fruto nuevamente. Para esto se colocan postes que sostengan a la rama
debilitada y pueda seguir llevando fruto.
katartizo, remendar, equipar completamente. Se
traduce «restauradle» en Gal_6:1,
metafóricamente, de la restauración, por parte de los que son espirituales, de
uno que ha sido sorprendido en una falta, siendo que el tal es como un miembro
dislocado del cuerpo espiritual. El tiempo está en presente continuo, lo que
sugiere la necesidad de paciencia y perseverancia en el proceso.
La idea de restaurar es volver a dar utilidad, como una vasija a
la que se le rompió alguna parte. En la antigüedad los vasos que se habían roto
o quebrado en alguna parte como las asas o el borde de la boca, se los llamaban
“vasos quebrantados” estos eran limpios y llenos de granos para llevar ofrendas
al templo, esas ofrendas de granos. Entonces los sacerdotes tomaban estos vasos
y los llevaban al alfarero para que los restauren y la restauración tenía 4
etapas que son muy importantes:
1-
Debían ser vaciados, todo lo que tenían dentro
debían ser derramado para poder ser trabajado. No podía quedar nada del pasado.
No es posible ser lleno del Espíritu Santo sino se quitaba todo lo de adentro.
2-
Debía ser lijado, un proceso doloroso pero necesario
para poder restaurarse, toda impureza debe ser removida tanto de afuera como de
adentro, es un proceso de humillación, pero el vaso debe quedar liso.
3-
Debían ser restaurado: el alfarero hacia barro
y restauraba la boca o el asa, pero le hacia uno nuevo. Así que el alfarero no
sólo usaba agua y tierra, sino que buscaba en el campo unas sanguijuelas que
chupaban sangre de los animales y los tomaba, los mataba y mezclaba la sangre
con el barro para pegar y sellar la nueva asa o boca, porque la sangre
coagulaba y pegaba, sino no era duradera la restauración. No es posible ser
restaurado sin la sangre de Cristo.
Heb 9:13 Porque
si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas
a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,
14
¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se
ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras
muertas para que sirváis al Dios vivo?
4-
Debía ser llevado al horno: el fuego de la
prueba sellaba la obra del alfarero, el horno mostraba si realmente si el
cambio hecho por Dios va a quedar pegado.
Isa 43:1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo,
oh Jacob, y Formador tuyo (Yatsar= alfarero), oh
Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las
aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por
el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
El deber de la iglesia es restaurar al caído, debe llevar al
hermano a los pies de Cristo para que sea restaurado por Él. La disciplina
viene del Señor, Él sabe como disciplinar a sus hijos pero la iglesia debe
buscar la forma de levantar y volver a dar la utilidad, debe llevarlos al
alfarero para que sea sanado.
Pero cuando el vaso no quiere ser restaurado, cuando el vaso después
de haber sido trabajado, cuando Dios pone otra boca y otra asa, pero al calor
de la prueba se volvía a quebrar en el mismo lugar donde fue restaurado, estos
vasos eran llamados “vasos de ira”. Entonces el alfarero lo tomaba y lo lanzaba
en un campo cerca de la ciudad y estos vasos se hacían pedazos y sólo servían para
que los leprosos usen estos trozos para rascarse.
Mat 27:7 Y después de consultar, compraron con ellas
el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros.
8 Por lo cual aquel campo se llama hasta el día
de hoy: Campo de sangre.
9 Así se cumplió lo dicho por el profeta
Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del
apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel;
10 y las dieron para el campo del alfarero, como
me ordenó el Señor.
Judas fue ese vaso de ira, que no se dejó afectar por el Señor. No
quiso ser restaurado y terminó como esos vasos de ira, rotos en el campo del
alfarero.
Jer 18:2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí
te haré oír mis palabras.
4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a
perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor
hacerla.
5 Entonces vino a mí palabra de Jehová,
diciendo:
6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este
alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano
del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
Jer 19:10 Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de
los varones que van contigo,
11 y les dirás: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra
una vasija de barro, que no se puede restaurar más; y en Tofet se enterrarán,
porque no habrá otro lugar para enterrar.
Para ser restaurados debemos estar dispuestos a pasar por el
proceso que el Señor quiere hacer en nosotros. No nos enojemos, no murmuremos
ni lamentemos de lo que nos dicen, sino que sometiéndonos al Señor podremos
pasar la prueba, los fuegos del Señor no queman. Dios traerá restauración,
utilizará a la iglesia para hacerlo, la iglesia debe ser ese instrumento que
cumpla con el plan de Dios. Dios no quiere que lleguemos a ser vasos de ira,
sino vasos restaurados.
·
La restauración debe ser por personas
adecuadas, maduras, espirituales, con paciencia y mansedumbre, con amor.
·
La restauración debe ser a aquellos que se han
apartado del Señor, que se lastimaron, que no pueden más.
·
La restauración es para volver ha ser útiles en las manos del Señor.
·
La restauración debe ser constante, hasta que
esté sano.
(Ilustración tomada de "La Casa del Alfarero" por David Greco)
Gracias por compartirlo!
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