viernes, 30 de septiembre de 2011

Juventud, Hechos y Sueños

El desafío para muchos es guiar, encaminar y ayudar a los jóvenes a que conozcan a Cristo; crezcan en la fe y tengan vidas separadas del pecado y sus consecuencias.
Pero nos encontramos con realidades distintas al investigar y conocer el movimiento juvenil actual, su forma de pensar, de interpretar y percibir la vida. La óptica y la manera en que ven, sienten y desean relacionarse con Dios.
Por eso creo que es imprescindible separar los hechos de los sueños. La verdad de la ficción en nuestro panorama eclesiástico evangélico. Reconocer que muchas veces solamente hablamos de sueños para una juventud; de conformismo y seudo-optimismo, poniendo los pies en tierra, con cara a la realidad y sus hechos en cuanto a los jóvenes, sus necesidades y los posibles planes de contingencia para ellos.
Así que haré una lista de Sueños que tenemos como líderes juveniles y Hechos que son reales en la vida de los jóvenes.
Sueños
-          Una generación poderosa y evangelizadora: muchos de los pastores y líderes se enorgullecen hablando de que hoy tenemos un grupo de jóvenes con vocación y llamado evangelizador, que van a hacer frente al enemigo y ganar este mundo para Cristo. Hablan de jóvenes llenos de visión ganas de trabajar, de cambiar al mundo. Oímos de proyectos y planes de alcanzar a todo el mundo con el evangelio en cuestión de años o meses.
-          Jóvenes con amor a la Palabra de Dios, que defienden la sana doctrina y que no se deja influenciar por el mundo ni el pecado. Una generación que se levanta y lucha contra el pensamiento mundano y satánico.
-          Generación de vanguardia: jóvenes especializados y dispuestos para cualquier obra, donde se quiera allí están listos para servir.
-          Iglesia que adora: jóvenes con amor apasionado a Dios, que proclaman su verdad por medio de la alabanza y la adoración. Un movimiento espiritual de nuevos salmistas y adoradores que Dios levantó para impactar al mundo.
-          Siervos: hoy tenemos un gran pueblo que sirve a Dios, que ama al prójimo y que honra a Dios con sus bienes apoyando la obra misionera. Una generación de hombre y mujeres dispuestos a morir por la causa de Cristo.
-          Iglesia creciente: cada día se suman más y más a la iglesia, cada fin de semana tenemos más miembros, más vienen a la iglesia y más son parte del reino de Dios.
Todas estas declaraciones son sueños en dos aspectos:
1-      Son un ideal, un sueño que todos queremos tener. Anhelamos y rogamos a Dios por una juventud que se levante y conmueva al mundo. Soñamos con un mundo impactado por una iglesia que muestra la gloria y gracia de Dios por su obra en la sociedad.
2-      Es una falacia, vemos que muchos pastores tratan de auto convencerse de que en sus iglesias tienen a los mejores siervos, a los más preparados predicadores, a los más valientes evangelistas, a los mejores cantantes y salmistas. Dando una serie de títulos para inflar el orgullo humano sin reconocer que no es así  en realidad. Es un sueño porque es un producto de la mente que trata de ver las cosas de esa forma haciendo caso omiso a la realidad de la juventud hoy en día.
La verdad es que hay hechos que muestran que los anhelos y las declaraciones de los pastores pasan de ser proféticas a ilusas. Intentar animar con elogios y afirmaciones de psicología a la inversa no cambia la realidad que se vive en la iglesia actual.
Hechos
-          Existe una gran duda acerca de la realidad del evangelio. Muchos de nuestros jóvenes cristianos se ven aturdidos por los medios de comunicación que una y otra vez difaman a las verdades sobre Cristo, su existencia, deidad y resurrección. Partes fundamentales en el evangelismo. Jóvenes con poco conocimiento bíblico se ven contra la espada y la pared al no tener argumentos convincentes ante estos ataques y prefieren callarse. Por otro lado, la globalización del conocimiento y la facilidad de adquirir información hace que cualquiera ponga en tela de juicio cualquier verdad absoluta; aunque las fuentes de información no sean veraces. Hoy los medios dicen la verdad.
-          Los jóvenes cada vez ignoran más de la Palabra de Dios. El mismo estilo de vida que llevamos, lo inmediato de obtener información y los diferentes medios audiovisuales hacen a un lado la lectura. Sentarse y dedicar un tiempo a las Escrituras tiene varios obstáculos como: el estilo de vida vertiginoso que llevamos, no damos tiempo a meditar; la distracción del medio ambiente; la autodependencia, tengo todo lo que necesito y si tengo una duda Google me la aclara. Todo esto hace un gran bache entre el devocional y conocimiento escritural de la vida de los jóvenes hoy. Por otro lado la iglesia es deficiente en su enseñanza bíblica, pensamos que hablar de David o Josué o Daniel debe transformar la vida de la persona, decimos: “tienes que ser como David que mató al gigante”, “tienes que ser como Daniel que no temió a los leones”. Pero la Biblia no dice eso, la Biblia dice que debo ser como Cristo. Jamás podría ser como David o como Daniel. No tengo gigantes a quien tirar piedras o leones, hoy tengo luchas reales conmigo mismo. No hay conocimiento consiente de la verdad de Dios, hay interpretaciones denominacionales, porque eso favorece a mi iglesia enseñar.
-          La adoración está mal entendida, porque se cree que adoración sólo hay en un culto, cuando se canta o cuando hay algún tipo de experiencia extrasensorial con el Espíritu, sin saber que la primera vez que se habla de adorar en la Biblia tiene que ver con obedecer y hacer un sacrificio. Abraham tenía que obedecer a Dios y sacrificar, desprenderse de lo que más amaba y confiar en que Dios podría obrar. Eso es adorar. Una vida de devoción y entrega a Dios. Son buenos los cultos, es buena la música, se ha profesionalizado la alabanza en la iglesia, pero una generación de adoradores es muy apresurado decir.
-          Siervos: viendo un poco adentro de cada ministerio y organización paraeclesiástica nos encontramos con la cruda realidad que la ausencia de siervos es enorme; la necesidad ministerial hoy no es medios o métodos sino personas; hijos de Dios que quieran servir por amor, sin esperar posiciones ni remuneración. Muchos ministerios que tienen décadas se ven a las puertas del cierre porque no hay colaboradores, ni ofrendantes. La realidad, el hecho es que hoy estamos más ocupados en nuestros propios asuntos y necesidades que la obra de Dios no es una prioridad en nuestra vida, y decimos que servimos porque una vez al mes limpiamos el local de la iglesia o damos alguna clase de escuela dominical.
-          Iglesia creciente: el movimiento demográfico no quiere decir aumento de miembros. Muchas iglesias tienen miles de visitas, como en una sala de chat, pero pocos miembros. La deserción es pan diario de las iglesias evangélicas. Esto se debe a la poca consistencia en la predicación del evangelio, los escándalos pastorales y todo un movimiento de farándula cristiana en torno a nuevas tendencias. Pero poca convicción bíblica y débil influencia.
Los hechos revelan una gran necesidad de volver a las raíces, a los cimientos mismos de la fe. Volver a los pies de Cristo y sincronizar con su voluntad, dejar a un lado nuestras pretensiones y ambiciones politicocristianas y ser más genuinos.
Dios dijo “que el pueblo pereció por falta de conocimiento”. Este mundo tiene picazón de oír, los jóvenes de hoy buscan una experiencia espiritual, pero adaptada a sus necesidades y forma de ver la vida. La vida en 60 segundos, tiempo en que se demora en cambiar de color un semáforo.
Dios está obrando en cada persona alrededor del mundo, en cada criatura, lo reconozca o no como Dios y Señor. Dios está amándolos y buscando tener una relación con cada uno de ellos, rescatarlos y ser su Padre. Para eso vino Cristo, para eso murió en una cruz; y Dios me llama hoy, nos llama a ser el enlace entre un mundo perdido y un Dios de amor que busca salvarlos.
La nueva generación de líderes que soñamos no es parte de una ilusión sino de una realidad, de someterse a la voluntad de Dios y decir como Simón Pedro: “¿a quién iremos sino a ti? Solo tú tienes palabras de vida eterna”.
Hay una generación que necesita de Cristo, dentro y fuera de la iglesia; hay una generación que está aturdida por el movimiento constante del planeta, un mundo que no para, que ni tiene día ni noche, que cada vez es más pequeño, con más luces y menos tiempos quietos para reflexionar. La iglesia debe hacer un alto… pensar… ¿esto quiere Dios? Buscar la forma, el medio para traer luz real, luz de vida a un mundo en oscuridad de neón. Debemos levantarnos como un pueblo que ama a Dios y declara su gloria y gracia.

jueves, 29 de septiembre de 2011

La envoltura importa


Cuando tengo que salir del país o viajar, me encuentro con elementos de la policía que me piden pasaporte o cédula de identidad. Son mis identificaciones, son los documentos emitidos por el estado que certifican quién soy, donde nací y hasta mi estado civil. Pero son solamente identificaciones, es muy diferente a identidad. Ya que esta última es lo que una persona es en sí misma. 

Identificación según Sigmund Freud: Es el proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste. La personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de identificaciones.

Si alguien ve a Mario con una camiseta de su equipo de futbol favorito, la River Plate. No dicen ahí va el equipo de River, sino allí va un hincha de River; la camiseta lo identifica con su preferencia, pero no hace a su persona.
De la misma forma, lo que usamos, consumimos o decimos forman en nosotros una apariencia que nos identifica con esto. No podemos decir: “yo no soy así, sólo uso este accesorio”. No se puede negar la preferencia cuando los accesorios le identifican con ella. 

El apóstol Pedro uso identificaciones que negaban su relación con el Jesús:
Mar 14:69  Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí: Este es de ellos.
Mar 14:70  Pero él negó otra vez. Y poco después,  los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos.
Mar 14:71  Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a este hombre de quien habláis.

La gente reconoció que Pedro era un discípulo, porque hasta su forma de hablar era como uno que había estado con Jesús. En su desesperación y miedo negó lo que era evidente, que era un discípulo. Pero ¿Cómo lo negó? Maldiciendo y jurando. Hablando igual que el resto del mundo. La forma en la que hablamos y nos expresamos nos identifica con Dios o con el mundo. Me da temor pensar en esto, porque mi hablar muestra con quien estoy de acuerdo, quizá muchas veces negué mi fe por mis palabras. La meta de cada uno debe ser que el mundo conozca que soy un hijo de Dios, por lo que digo, hago o uso, la forma de vestir ¿con quién me identifica? 

No debo dar una imagen distorsionada de lo que soy, sino que la gente  pueda ver la camiseta del equipo al que pertenezco, la camiseta de Cristo.

La realidad supera la ficción


No sé si te ha pasado que después de ver una muy buena película sales del cine y cuentas a todo mundo lo maravilloso que fue; comienzas a relatar las escenas más sobresalientes y con lujos de detalles, algunos hasta con los sonidos de los efectos especiales, haciendo con las manos los ademanes y en algunos casos, los niños, hasta imitando la voz del protagonista o del malvado de la película.
Estoy seguro que en algún momento de tu vida lo hiciste. La pregunta ahora es: ¿haz considerado el evangelio como la mejor película de la época? Tú eres el protagonista, la persona en problemas y viene el héroe a salvarte de una manera formidable, nadie podría hacerlo, estás a punto de perder la vida e irrumpe en la escena, el fantástico Jesús y te salva.
Para muchos hablar del evangelio es algo muy complicado. Algunos suponen que necesitan años de crecimiento y conocimiento teológico, pero en realidad no es así, si bien es necesario el conocimiento, lo más necesario es saber que fue lo que hizo Jesús por ti y contárselo a otro.
Hay diferentes programas, cursos y talleres que te pueden enseñar técnicas sencillas y prácticas para que puedas comunicar el evangelio de una forma clara, pero nunca tendrán resultado si en tu corazón no está el deseo de contarles a los demás lo que Jesús hizo en tu vida.
Un hombre estaba ciego de nacimiento, Jesús se acercó, puso barro en sus ojos y le devolvió la vista. Los fariseos le pidieron explicaciones y él sólo respondió: lo más importante.
Juan  9:10  Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
11  Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista.
15  Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.
24  Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador.
25  Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

Contar a otros de la obra que Jesús hizo en nosotros es testificar, mostrar el camino que nosotros tomamos para encontrar salvación. Quizá no sepamos mucho, pero algo si sabemos, que estábamos ciegos pero ahora vemos.
Cuéntales a otros de esta obra a favor tuyo, diles con tus palabras, simples y sencillas, que la mejor película es la que estás viviendo y que el Súper Héroe Jesús está apunto de salvarte, sólo debe confiar en Él. Dios te bendiga y te use en comunicar su evangelio.