miércoles, 18 de enero de 2012

Yo crezco y ¿te enojas?

¿Tuviste la sensación de que a medida que haces cosas, de que emprendes proyectos o sirves a Dios hay personas que se molestan por ello?, pareciera que no les gusta que crezcas, como si el hecho de que hagas algo bueno fuera malo.

Podemos ver a lo largo de la historia y también en la Biblia que cuando alguien comenzaba a hacer algo nuevo, algunos se oponían. La oposición es parte del crecimiento. Es decir, cuando te mueves o comienzas a crecer, los que nunca hacen nada se molestan porque haces ver su inactividad. El mayor signo de avance es la queja de los que están parados al costado del camino: “¡eh! ¿qué haces? No te muevas, haces ver que no hago nada.” Eso es prácticamente lo que dicen.

La oposición puede venir de varios frentes: del mundo, de la familia, de los amigos, de la iglesia, de mis sentimientos, de mi mente. Cada uno de ellos tendrán sus argumentos creíbles, pero  lo importante no es la oposición sino el llamado de Dios. Nehemías tenía algo grande para construir y todos estaban poniendo mucho empeño. De pronto vino el desánimo, porque el escombro era mucho, después vino la presión de los que estaban alrededor, pero sobre todo el enojo de los que no querían ver la obra de Dios en pie.

Nehemías 4:1 Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos.

Por lo general cuando haces algo y se molestan por tu trabajo, lo primero que hacen es hablar mal de uno o del proyecto en el que estás. Siembran dudas, hacen parecer que será infructífero o que no tienes claro el panorama de lo que quieres hacer, por lo tanto no es buena idea. Quizá esto te desanime o cause frustración. Pero mayor frustración tienen los inactivos porque no pueden igualarte y por eso se ocupan en tirarte tierra. Nadie tira piedras al árbol que no da frutos.


Es parte de nuestra realidad la oposición, pero el punto está en cómo reaccionas a ella. Escuchas lo que dicen, te desanimas y abandonas; o te sirve de aliento porque sabes que es una muestra clara de que estás haciendo algo que mueve los cimientos inertes de muchos que están estancados en el letargo de su vida. Aunque otros ardan de rabia; tú tienes un llamado, una meta, un propósito dado por Dios y es Él quien te lo va a recompensar.

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