- Letra de Enrique Santos Discépolo (1950)
- Música de Mariano Mores (1950)
- Canta Roberto Goyeneche
Escuchalo mientras lees esto: http://www.youtube.com/watch?v=Gf2BmOwMFlg&feature=related
(intentá no llorar)
UNO
Uno busca lleno de
esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha
es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina.
Uno va
arrastrándose entre espinas, y en su afán de dar su amor sufre y se destroza,
hasta entender que uno se ha quedao sin corazón.
Precio de castigo
que uno entrega por un beso que no llega o un amor que lo engañó; vacío ya de
amar y de llorar tanta traición...
Si yo tuviera el
corazón, el corazón que di;
si yo pudiera, como
ayer, querer sin presentir...
Es posible que a
tus ojos, que hoy me gritan su cariño,
los cerrara con mis
besos sin pensar que eran como esos
otros ojos, los
perversos, los que hundieron mi vivir...
Si yo tuviera el
corazón, el mismo que perdí;
si olvidara a la
que ayer lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu
ilusión para llorar tu amor...
Pero Dios te trajo
a mi destino sin pensar que ya es muy tarde y no sabré cómo quererte.
Déjame que llore
como aquél que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte.
Pura como sos,
habrías salvado mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo
en su dolor...
Uno está tan ciego
en su penar...
Pero un frío cruel,
que es peor que el odio, punto muerto de las almas, tumba horrenda de mi amor, maldijo
para siempre y se robó toda ilusión...
si olvidara a la
que ayer lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu
ilusión para llorar tu amor...
Este es el corazón del hombre que llora por un amor que le engañó. Pareciera
que el corazón del hombre está ligado a este sentimiento de decepción y
desamor. Como si, tantos hombres como mujeres, vivamos expuestos a la desilusión.
Qué triste, pareciera que no hay esperanza. La bohemia llega como una compañera
que te hace pensar que lo único que queda a tu vida es llorar como el bandoneón,
gemir como este instrumento que hace vibrar el corazón de aquel que lo
escucha.

Salmos 48:14 Porque este Dios es Dios nuestro eternamente
y para siempre;
Él nos guiará aun más allá de la muerte.
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