jueves, 19 de enero de 2012

Una realidad indiscutible

Es algo que no puedes esconder, en el trayecto de tu camino se nota, es como la tos en algún momento te delata, se hace presente. Conozco gente importante que la posee, son adictos a ella y no pueden separarse. He visto hombres y mujeres de negocios que fracasan por no poder librarse de sus efectos nocivos.

En algunos pareciera que se trata de una doble personalidad. Son de una forma en su trabajo y otra en su casa, en la iglesia un santo y entre sus amigos el más vivo, el bacán, el que todo lo sabe.

Así es la inconstancia, muchos padecen su enfermedad; enfermedad que tiene un único antídoto en las manos del Espíritu Santo, el remedio viene de Dios, nace y crece en aquel que permite al Espíritu dar sus frutos. La inconstancia sólo se cura con el dominio propio.

Dice la Biblia:

Santiago 1:8  El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

Por más de que trates de ocultar tu falta de carácter e inconstancia, se nota; porque se ven en todo tu andar. He escuchado promesas de jóvenes que me dicen que van a cambiar, que no van a volver a caer en sus debilidades, pero no son constantes en sus trabajos ni estudios, tampoco lo son con sus tareas del colegio ni responsabilidades de la casa. No son fieles en lo poco, tampoco en lo mucho. Esa es la característica: si eres inconstante, lo serás en todo. De la misma manera si eres fiel, lo serás en todo.

Muchas veces pensamos que la vida espiritual no tiene relación con lo secular, como si existiera tal concepto de secular. Intenta definir secular, ¿es lo que no corresponde a Dios?, ¿hay algo en tu vida donde Dios no tiene incumbencia?, dime en qué área de mi vida puedo excluir a Dios y veré si puedo vivir con eso; porque la verdad es que no cabe en mi mente un área de mi vida donde Dios no tenga preminencia.

¿Puedo levantarme una mañana y decir: hoy voy a salir a trabajar y como mi trabajo es secular, “Dios, lo siento no puedes ir, este trabajo es mio, yo lo tengo por mis propios méritos y todo lo que gano es mio porque tú no tienes relación con lo secular, y yo doy parte de esto como ofrenda porque te estimo mucho, pero Señor, espero que algún día me des un trabajo cristiano para honrarte en todo”?. Perdóname pero eso me parece una gran tontería.

¿Cómo puedo vivir sin Dios?, pero el hombre de doble ánimo, sí lo hace. Vive de una forma delante de algunos y de otra frente a los demás, lo más gracioso es que se nota, todo mundo se da cuenta de lo variable que es; no puede mantenerse en una actividad por más de tres meses, no puede mantener una relación por más de un año; no puede completar un plan de lectura bíblica ni terminar un libro. Cuando menos se da cuenta pierde el interés, y claro argumenta “que es aburrido”.


Si no aprendes a disciplinarte y acabas lo que comenzaste, sino dejas que el Espíritu tome control de tu vida, de su fruto, que te guie a ser constante; déjame anunciarte que tu vida girará sin norte, sin triunfos. Que un pez haya saltado a tu bote, no quiere decir que tuviste una buena pesca. Que hayas encontrado un sobre con mucho dinero en tu patio no quiere decir que eres un hombre exitoso en los negocios. El éxito y el triunfo en la vida: es el fruto de esfuerzo y la preocupación, de la constancia.

En el promedio, los que triunfan por lo general no son los más inteligentes, sino los cabeza dura, que no se rinden, pues ellos ganan donde otros se dieron por vencidos. Ser constante te dará mucho fruto, forjará el carácter que Dios quiere formar en ti, hará que puedas llegar donde otros no se animan, donde otros nunca lo harán porque se bajaron del tren.

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