martes, 10 de enero de 2012

Un verdadero mentiroso

Se dice que para ser un buen mentiroso hay que decir parte de la verdad. Uno que dice algo totalmente ficticio es un soñador, un inventor de historias pero no un mentiroso. Toda mentira debe contener el 60 % de verdad para ser creíble, porque de lo contrario, el que miente no podrá recordar lo que dijo y se contradeciría en algún momento.

Dicen que más fácil cae un mentiroso que un ladrón. Que la mentira tiene patas cortas y cola larga. Que a veces es necesaria para ayudar a alguien. En fin, se dice mucho pero todos en algún momento hemos mentido.

Mentir no es cuestión de acto, sino de carácter. Uno miente porque refleja el carácter natural del hombre, una naturaleza caída, condenada a castigo, hijos de desobediencia dice el apóstol Pablo.

Existen varias formas de mentira:
-    El que dice una mentira, o sea, dice algo falso.
-    El que oculta la verdad.
-    El que calla la verdad.
-    El que engaña a otro.
-    Exagerar o disminuir.
-    El que niega una verdad.
-    El que inventa algo irreal.
-    El que piensa que no tiene pecado.

La mentira tiene la característica de volverse un hábito, si mientes una vez, vas a notar que no tienes consecuencias inmediatas y a veces sales bien librado y vuelves a hacerlo y una vez más y al poco tiempo eres un mentiroso experto. Bueno justamente esa es la consecuencia de la mentira, que te creas que no pasa nada, que no hay consecuencias, que nadie te va a descubrir. Pero la mentira siempre sale a la luz.

Cuando mentimos pecamos por tres razones básicas, a mi parecer:

1-    Vamos en contra de la persona de Dios. Dios no sólo dice la verdad sino que Él es VERDAD, y cuando mentimos ofendemos su persona. No le damos gloria.
2-    Reflejamos el carácter del padre de mentira o sea el Diablo. Al mentir tomamos la semejanza de Satanás y actuamos como él y no como Dios.
3-    Lastimamos a las otras personas, siempre alguien sale lastimado con una mentira, aun cuando fue por salvar a alguien de algún mal, al descubrirse la mentira siempre hay dolor.

Es mentira lo que dice Ricardo Arjona: “prefiero una mentira que me haga feliz, que una verdad que me amargue la vida”. Ese es el engaño  más grande de Satanás, pensar que vas a conseguir algo bueno con el pecado. Nunca vas a sacar comida de un tacho de basura, nunca vas a sacar algo bueno para ti del pensamiento del mundo.

Un verdadero mentiroso es el que vive una doble vida, el que trata de mostrar piedad cuando hay engaño en sus ojos, el que refleja y se comporta según el carácter del Diablo. Que triste es ver que algunos hijos de Dios son mentirosos, viven engañando a otros, pero se engañan a sí mismos.

1Juan 1:6  Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
7  pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
8  Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9  Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10  Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

La mentira llega a ser un ancla en tu vida, te lleva a no decir la verdad, a andar en falsedad y simplemente mientes porque es lo primero que se te vino a la boca. Es parte de nuestra naturaleza pecaminosa. No somos mentirosos porque decimos mentiras, sino que decimos mentiras porque somos mentirosos. Es una cuestión de carácter no de hecho. Como hijos de Dios debemos reflejar el carácter de nuestro Padre Celestial no el del mundo.

Efesios 4:25  Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.

1Juan 2:21  No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.

Apocalipsis 22:15  Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

Hay una condenación para el que ama y hace mentira, el que se comporta como su padre el Diablo, pero si eres un hijo de Dios, si has aceptado a Cristo como Salvador, arrepiéntete de tu mentira y refleja el carácter de tu Padre Celestial. No ames la mentira, eso no es parte de ti, no te creas el engaño del enemigo que te dice que vas a sacar algo bueno del pecado. No ensucies tu imagen con una mentira, no importa del color que le quieras pintar, si es mentira ofende a Dios, refleja a Satanás y lastima a otros. Pero por sobre todo, tarde o temprano saldrá a la luz.

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