Es interesante como somos los seres humanos, nuestra mayor tendencia es
a desconfiar, a no creer. Quizá porque tampoco somos fieles y veraces en lo que
decimos, quizá porque prometemos sabiendo que no lo vamos a cumplir, o que no
esperamos que nos crean.
Pienso que muchas veces reaccionamos a lo que nos dicen los demás,
porque pensamos que si nosotros estuviéramos en esa posición no lo haríamos sinceramente.
Bueno, estoy especulando, no quiero decir que todos hacemos eso. Pero piensa un
poco, cuando das una buena noticia a alguien, la gran mayoría dice: “¡no te
creo!, ¡mentira!”.
Es curioso que pensamos lo mismo de Dios, cuando Él nos dio por
anticipado un aviso y llega el momento no lo podemos identificar ni creer. No digo
que no creemos en Dios sino que no le creemos a Él. Cuando estamos ante una
promesa cumplida, ante una gran bendición llegamos a dudar hasta de dónde
proviene.
Una vez di una ofrenda a un hermano que estaba pasando por una
necesidad, realmente Dios movió mi corazón a hacerlo; y cuando se lo di me
dijo: “¿y esto, para qué es?, no lo puedo aceptar, no hace falta.” Es increíble,
Dios estaba proveyendo para sus necesidades y él se negaba a creer que era de
parte de Dios. Pensaba que era por lástima o por compromiso, me persuadía a que
le prestara el dinero en vez de que se lo ofrendara. ¿No somos así todos? Dudamos
tanto de los demás que no podemos esperar algo gratuito o por amor, siempre
pensamos que hay alguna razón escondida.
Los discípulos del Señor Jesús habían escuchado por mucho tiempo que Él
sería entregado, muerto y que resucitaría al tercer día, pero la Biblia se
encarga de aclarar que ellos no entendieron. Ellos decían: ¡qué lindo! Hace tantos
milagros que puede resucitar, pero en realidad no creían que tal cosa
sucedería.
Mar 16:11 Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había
sido visto por ella, no lo creyeron.
De pronto entra en la escena una mujer agitada, casi sin palabras, tanto
por el cansancio de haber corrido con la noticia como por la emoción, al
contarles lo que sabía, que Jesús había resucitado, no le creyeron. Era todo
muy reciente, todo muy traumático. Uno de ellos lo traicionó, el otro le negó,
otro estaba todo el tiempo cerca pero no pudo rescatarle. Todos los que decían amarle
escaparon. Era demasiada la culpa y el sentimiento de fracaso como para creer
en esas cosas. Nosotros prometimos mucho y le fallamos, nadie cumple sus
promesas. ¿Cómo crees que haya resucitado? Mujer, estás muy afligida por todo,
muy estresada, no dormiste bien y estás alucinando. No te creemos.
A través de la Biblia que Dios jamás juzgó el miedo del hombre, porque
es natural en nosotros, pero sí la falta de fe, la duda. No creer en Dios, en
lo que Él dice, no creerle a Él, eso sí es pecado. Dios te dice: “no temas, yo
estoy contigo”. Te dice: “ten ánimo, confía”. Te exhorta: “cree en mí, no dudes”.
Quizá estás pasando por momentos en los que te cuesta creer que Dios
está obrando, quizá te cueste ver la mano de Dios detrás de todo esto. Pero no
dudes, créele a Dios, no decaigas en tu fe. No te olvides que Él es Dios; que
es capaz de hacer todo de la nada. No pienses que Él hará las cosas como tú, no
hará las cosas a medias sino perfectas, así como Él es.
Excelente Excelente Excelente! JUST IN TIME! Gracias Cuñis!
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