Pensar
en un segundo o tres, para muchos no parece importante, pero para otros
puede ser toda una tortura, algunos cuando tenemos que esperar esos tres o
cuatro segundos en que se demora en abrir una página en internet o en bajar un
archivo, pareciera que es eterno. Sí, quizás te estés sonriendo en este
momento, porque te ha pasado y renegaste de tu computador.
Cuando
estaba en el curso de conducción una de las cosas que me dijeron que era muy
importante es saber mirar por el retrovisor y los espejos cada 7 segundos y
demorarme sólo 3 segundos en ver los espejos, uno a la derecha, uno al
retrovisor y uno a espejo de la izquierda, cada 7 segundos o 10 debías mirar. Claro que
eso en la práctica o realidad muy pocos lo hacen, pero siempre que uno intenta
cambiar de carril o girar hacia algún lado, siempre debes mirar por los
espejos, pero nada más que tres segundos.
Bueno
creo que ya te hiciste la pregunta: ¿Por qué? Sí, sólo tres segundos. Si te
demoras más, estás en peligro de un accidente. Si pasa alguna persona que te
llama la atención por la vereda y te quedas viéndola por unos pocos segundos,
no puedes ver al frente y es probable que te choques con el que está adelante,
porque por lo general, los vehículos viajan a una distancia-tiempo de 3
segundos. O sea que si no ves al frente corres el riesgo de provocar un
accidente. Y en el mejor de los casos solamente te impactas contra otro
vehículo, pero podría ser un peatón, un perro o un poste.
En nuestra
vida cristiana muchas veces nos extraviamos viendo hacia los costados y no al
frente. No miramos la meta ni al Señor como dice en Hebreos 12: “puestos los ojos
en Jesús”. Miramos nuestros logros, nuestros pecados, nuestros fracasos,
miramos el pasado, las cosas que antes disfrutábamos y nos adormecemos en pocos
segundos y eso puede ser el comienzo del desvío en tu comunión con Cristo.
Algunos
nunca llegamos a la meta, nunca concluimos nuestros proyectos porque en el
camino tomamos decisiones sin ver al frente, estamos viendo a los demás, los
que pasan por nuestro lado y cuando menos nos damos cuentas estamos en otra
calle, porque no vimos bien al girar.
Lot
fue advertido por los ángeles; se le dijo:
Gén 19:17 Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron:
Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al
monte, no sea que perezcas.
Cada
vez que trates de avanzar en tu vida y miras hacia algún lugar que no sea al
Señor y tus metas vas a descuidarte y puedes sufrir gran pérdida. Los ángeles
dijeron: “ no mires, ni pares, escapa, no sea que perezcas.” Escapa de lo que
el mundo propone para que te distraigas, anda al monte, a la cima, al lugar
alto, donde puedas estar con el Señor.
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