Es curioso el comportamiento humano ante lo desconocido, ante aquello
que no sabemos cómo podría afectarnos. Tememos a muchas cosas que son irreales,
que son productos de nuestra imaginación o de nuestra ansiedad.
Nuestra mente tiene la capacidad de imaginar aquello que en la realidad
es imposible, pero para nuestras sensaciones son tan reales que nos quedamos
paralizados ante la posibilidad y creo que este es nuestro enemigo: “LA POSIBILIDAD”. Pensamos: “¿y si esto pasa?”, “¿Qué tal si…?” siempre hay una
posibilidad. Conozco a personas que no se animan a dar pasos en su vida porque
están esperando la última posibilidad con alguien, con algún empleo o con un
llamado telefónico de algún ministerio. Siempre están esperando si algo más va
a ocurrir. Puede que estés en la carretera correcta pero si no sigues los
carteles no vas a llegar a destino. Aun la dirección correcta tomada fuera de
tiempo es una mala decisión.
No debemos vivir temerosos de lo que podría pasar, sino confiados en lo
que Dios puede hacer. Si miro con el Sol a mis espaldas siempre veré las
sombras más grandes y tenebrosas. Si camino con cara al Sol las sombras
desaparecerán. No des la espalda a Dios, mira siempre a Cristo. Puesto los ojos
en Jesús… dice el libro de Hebreos.
Miqueas 7:7 Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de
mi salvación; el Dios mío me oirá.
El libro de Miqueas es un libro lleno de juicios y promesas, aquí se
promete el nacimiento del Mesías, de Jesús. Este libro es realmente una mirada
al Sol, es voltear y dejar de mirar sombras. Y Miqueas dice: “mas yo”. Es una cuestión
de decisión personal, todo el mundo puede, si quiere, mirar las sombras, pero
YO decido si voy a mirar a Dios o a mis problemas y temores. Ningún problema es
demasiado pequeño para Dios, ni demasiado grande para Dios. Si espero en Él, Él
me oirá. ¿Cómo entonces vivir preocupado? Mi suegro, David Logacho, siempre
dice: “si vas a orar para qué vas a estar preocupado y si vas a estar
preocupado, para qué vas a orar.”
Decide hoy girar tu cabeza, mirar al cielo, confiar en Dios y dejar que
la luz disipe las sombras, recuerda: “las sombras siempre están, pero tienen la
increíble capacidad de no hacer nada”.
:(
ResponderEliminarMe encanta!
ResponderEliminarQué bueno Dario, nunca dejemos de mirar al cielo, allí está nuestro hogar, el único lugar donde encontramos gozo y satisfacción plena. Dios te bendiga y a tu familia.
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