Es interesante pensar en dos personas que demostraron su amor al Padre y
como consecuencia terminaron apacentando animales.
Me refiero al Hijo menor de la historia del hijo pródigo y a Pedro. Sí,
en realidad piensa un poco en ambos. No voy a relatar toda la historia porque
la debes conocer y si no, puedes leer en tu Biblia. Pero, el hijo menor de la
historia, el hijo pródigo, un día pidió todo lo que le correspondía de su herencia
al padre y se fue lejos; dice la biblia que malgastó su dinero, su hermano
mayor dijo que lo gastó perdidamente con rameras; pero en fin, él vivió
desenfrenadamente su locura adolescente amando al mundo. Demostró que amaba más
al mundo que al padre y terminó apacentando chanchos.
En cambio Pedro, sí el bocón del grupo, el que dijo que daría la vida
por Jesús y después lo negó tres veces, sí ese mismo; se enfrentó a Cristo
reconociendo que lo amaba pero que necesitaba crecer en su amor a Dios y
terminó apacentando ovejas. El Señor Jesús le dijo: “Pedro ¿me amas? Apacienta mis
ovejas”.
Siempre hay trabajo en cualquiera de las decisiones que tomemos, algunos
trabajamos para Dios, otros para el mundo. Algunos apacientas ovejas, otros
cerdos. Unos glorifican a Dios, otros deshonran su Nombre. El punto es que cada
una de nuestras decisiones nos llevará a vivir una vida de servicio a Dios o al
mundo. Tu amor a Dios se manifestará en lo que apacientas, ¿cerdos u ovejas?,
tarde o temprano se notará lo que apacientas porque tendrás el aroma que
corresponde: a verdes pastos del prado o los desagradables olores del fango.
En definitiva: El que ama a Dios apacienta ovejas. El que ama al mundo a chanchos.
En definitiva: El que ama a Dios apacienta ovejas. El que ama al mundo a chanchos.
Otro personaje que mostró su amor fue Demas. Pablo dijo:
2Timoteo 4:9 Procura venir pronto a verme,
10 porque Demas me ha desamparado, amando este
mundo, y se ha ido a Tesalónica…
Siempre que uno ama más al mundo que a Dios, desampara a otros y a la
obra de Dios. Eres muy, pero muy, (entiéndeme bien) muy importante para el
resto de cristianos y la obra de Dios, eres parte fundamental en el cuerpo de
Cristo. Te necesitamos, queremos que estés con nosotros, amamos ver tu rostro
en la iglesia, cantando, orando, aprendiendo y enseñándonos. Eres muy, pero muy
importante para mí. Sólo tres versículos de la Biblia hablan de Demas, y es
triste ver que no le recordamos como el compañero de servicio, sino como el que
abandonó a Pablo; el que amó más al mundo.
Un último aspecto es que, el que ama más al mundo que al Padre siempre
tiene un lugar donde ir, no es el mejor, pero sabe donde ir: el hijo pródigo a
una provincia lejana. Demas a Tesalónica. Siempre que un creyente se aleja de
Dios sabe donde va: “donde está el pecado que más le gusta”. En cambio el que vive por fe, el que sigue a
Dios, el que lo ama; muchas veces no sabe, pero va confiado que si Dios le
lleva a cualquier lugar, es lo mejor. ¿Quieres ejemplos? Ahí te van: Felipe, no
sabía a donde y lo llevó al desierto a predicar a un etíope, a apacentar una
oveja, a Elías a una viuda, a darle de comer, a Juan el bautista, a predicar, a
doce discípulos a estar con Jesús, siempre hay algo que hacer en la presencia
de Dios, siempre un lugar donde ir, quizás no lo sepas, pero Él sí lo sabe. La pregunta
es: ¿a quién amas más? Mira lo que apacientas y lo sabrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario