Ellos tomaban una bebida juntos, del mismo vaso, con
el atardecer de fondo y las olas del mar dando un sonido aún más romántico. El color
dorado reflejaba en sus rostros, el ambiente era ideal, suspiros tras suspiros
soñaban con un futuro feliz.
-
Quisiera que todos los días fueran así – dijo él.
-
Sí, yo también – agregó ella.
-
¿Eres feliz? – preguntó el novio enamorado.
-
Definitivamente – respondió y luego preguntó - ¿Me
amas?
De repente el joven enamorado comenzó a toser y no
podía respirar y todo el romanticismo se acabó en una frase sobre el clima: que
lindo atardecer, ¿lo viste?
Muchos, por no decir todos los hombres se ponen en
aprietos al momento de escuchar ciertas preguntas. Preguntas que los ponen
nerviosos y no saben que responder, preguntas como:
- ¿me amas?
- ¿me veo gorda?
- ¿Qué tengo de nuevo en mí?
- ¿Cuándo conoceremos a tus padres?
- ¿te parece linda esa chica?
Puede haber miles de preguntas más que hacen
transpirar a más de uno. Pero el punto es ¿Por qué?, ¿Por qué nos preocupan
estás preguntas?, ¿Por qué nos ponemos tan nerviosos?
Bueno creo que en parte se debe a que nadie quiere ser
confrontado con situaciones que lo lleven a tomar una postura o partido.
Cuando una mujer hace una pregunta como está tiene en
su mente una expectativa de lo que ella quiere oír como respuesta. Pero el
hombre no quiere dar una respuesta que la ofenda y muchas veces no sabe que
responder porque no está pensando en eso.
Si hace algún comentario sobre su corte de cabello, su
peso, su apariencia o la de otra mujer, sabe que se meterá en un problema. Porque
si dice: “te ves hermosa” ella dirá: “ba, sólo lo dices para quedar bien”.
Entonces ante el temor de responder algo que no pueda
agradar a la otra persona, se siente en el aprieto de que todo lo que diga
puede ser usado en su contra. Y muchas veces prefiere no responder o responder
con otra pregunta. Esto le da un poco de tiempo para pensar bien antes de decir
algo. Dilata la pregunta inicial para sondear cómo está la situación y los
ánimos, para no entrar en un conflicto.
Por lo general cuando un hombre no puede responder la
pregunta por estos temores, comienza a divagar en sus respuestas, repite la última
palabra de lo que se le dijo, mira hacia el suelo o las paredes. Lo único que
está haciendo es pensar, valorar y evaluar
cuál sería la respuesta más adecuada. Lo que no sabe, es que por lo
general las mujeres se dan cuenta de este tipo de actitudes y quedan
descubiertos.
Entonces ya sabemos que una pregunta que los involucre
y comprometa, siempre necesitará tiempo para preparar una respuesta. Si esta
pregunta lo coloca en una situación de tomar una postura o decir algo personal
puede ser que traiga el miedo de dar una respuesta que provoque un conflicto. Y
eso es lo que no quieren.
¿La solución sería no hacer estas preguntas? No. Sino en
algunas preguntas darles tiempo a que lo piensen. En otras ayudarles a sentir
confianza de que cualquiera sea la respuesta no creará conflicto y por último,
creer lo que está diciendo de un punto de vista objetivo. Muchas veces los
hombres responden lo que se les preguntó, cruda y objetivamente. No considera
los aspectos emocionales de la conversación, lo que las mujeres sí están
considerando.
-
¿Cómo está la sopa?
-
Le faltó sal.
El hombre respondió la pregunta, no consideró el
esfuerzo de hacerla, ni agradeció lo que está recibiendo, simplemente dio su apreciación
objetiva. Esto es lo que generalmente crea el conflicto.
La Biblia dice:
Mat 5:37 Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente
sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del
maligno.
La respuesta nuestra no debe ser fingiendo ni tratando
de zalamear a los demás. Debe ser cierta, sin mentiras, pero considerando que
se puede ofender si no se tiene cuidado en la forma que se dicen las cosas. Ser
atento y prudente en la forma que dices las cosas, puede hacer la gran
diferencia.
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