Las relaciones no se basan simplemente en el emocionalismo o
la fantasía de los sentimientos, que aclaro, no están mal; pues debes sentir
amor y apasionarte. Pero lo que mantiene y sostiene al amor es el compromiso,
la decisión de permanecer y dar todo por la otra persona, obra o causa.
Hay personas que son auditivas y necesitan escuchar la frase
“te amo” constantemente y así se sienten amadas. Otras son visuales y necesitan
ver acciones que demuestren amor, para ellos no les sirven las palabras. Y
otras son mixtas, necesitan ambas cosas; pero cualquiera sea el caso, siempre
se necesita compromiso para hacer que el amor permanezca.
En un desayuno continental, que incluye huevos revueltos y tocino;
una gallina participa y un cerdo se compromete. La gallina participa dando un
huevo, hace su parte, da algo de sí; en cambio el cerdo se compromete, pone su
vida, tiene que dar el tocino, da todo para que un desayuno se pueda disfrutar.
Si amas a alguien debes comprometerte y dar todo de ti. Si amas la
obra de Cristo y su causa también, debes comprometerte con lo que dices que
eres. Por eso dice la Biblia:
Romanos 10:9 que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo.
El punto aquí, es que tu boca esté de acuerdo con tu corazón y tus
pensamientos, no puedes decir: “yo amo” pero tus acciones muestran lo contrario
y no puedes actuar sólo por impulso sin tener un amor real en tu corazón.
Ya sea que ames a alguien, la obra de Dios o a Cristo mismo,
comprométete y demuéstralo con palabras y acciones.
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