En los campos juntos a los caminos no es raro ver a
vacas comiendo pasto. Lo interesante es que algunas vacas tienen una especie de
horqueta de madera en su cuello, una horqueta es una "Y" que forma en un árbol, y
los campesinos se los colocan para que no metan la cabeza entre el alambrado.
Pero de igual modo las vacas tratan de comer el pasto que está junto al camino,
ese pasto está lleno de barro salpicado por los automóviles que pasan, lleno de
polvo y suciedad, mientras que tras ellas hay cientos de metros de pastos
limpios. Es curioso ver que las vacas prefieran buscar estos pastos y no se dan
cuenta de lo que realmente tienen. Se cumple el refrán que dice: “el pasto
siempre es más verde en el campo del vecino”.
Pareciera que es más fácil hablar de lo malo que de lo
bueno, hoy en día escuchamos mucho acerca de mujeres que pasan por problemas,
del maltrato y de lo solas que se encuentran; su vulnerabilidad, su desamor e
incomprensión por el sexo opuesto y la sociedad
machista en la que vivimos. Todo un sinfín de problemas y de complejos
tan reales como el sol que les acompaña en el día de la desesperación. Las
estadísticas arrojan detalles increíbles sobre la realidad del maltrato a la
mujer y los gobiernos implementan planes de contingencias y ayuda social a
ellas.
Sin lugar a dudas esto también se ve reflejado en la
iglesia, pero más que nada en el corazón de muchas mujeres. Hoy en día oímos de
conferencias, talleres, retiros, encuentros y cuanto programa surja para sanar
el corazón de una mujer herida. Todo se enfoca en el sufrimiento, en la
necesidad de sanidad interior y de lo mal que se sienten; y estoy de acuerdo
que es necesario sanar todas estas heridas y trabajar en estas áreas. Pero al
mismo tiempo veo que no están hablando de cosas que son mejores y más
importantes, no hablan de sus virtudes, valores y potenciales. Callan aquellas
cosas maravillosas que Dios les dio y capacitó para llevarle gloria a Él, ven
solamente los problemas y los maltratos y no la obra de Dios. Quizá estoy
juzgando muy duro y puedo pecar de incomprensible. Pero es la realidad que
vemos en nuestro medio cristiano hoy en día.
Lo que callan las mujeres tiene más valor que aquellas
cosas por la que son afectadas. Dios no trata de poner a la mujer en una
posición inferior al hombre, sino que la exalta y le da el lugar privilegiado
que Él diseñó para ellas. Cuando la Biblia habla de que son como vaso más
frágil no está hablando de la debilidad sino de la importancia y el valor que
tiene, nadie tiene un vaso valioso en el cajón junto al tacho de basura de la
cocina, sino que lo pone en un exhibidor y se complace en saber que lo tiene.
De la misma manera Dios exhorta a los hombres que le den ese lugar. Dios diseñó
al hombre con una fisonomía adecuada para el trabajo y soportar ciertas
presiones, de la misma manera a la mujer de una forma distinta para que ella
ejerza un tipo de rol diferente al del hombre y ser la ayuda idónea.
En el mundo tan trastornado de hoy, se habla de
igualdad de géneros y es cierto que todos tenemos el mismo derecho, pero en lo
que a Dios respecta, Él dio roles
diferentes para que ambos se complementen y encuentren gozo y plenitud en todo.
Hoy por hoy vemos personas frustradas porque no encuentran satisfacción en lo
que hacen y puede ser el resultado de no haber tomado lo que Dios les dio para
que hagan. Están tan ciegas pretendiendo tener lo que otros tienen pero no
gozan lo que Dios les da. Oímos a personas quejarse y criticar a otros tratando
de ganar una posición en el mundo de hoy, pero en el fondo se sienten vacíos y
quizá se deba a que no están haciendo lo que Dios quiere que hagan.
Pero las mujeres callan aun, callan aquellas cosas que
son más importantes, deberían mostrar al mundo de qué están hechas, todo
aquello que Dios les dio; su valor, simpatía, inteligencia, destreza, en fin;
miles de cosas que poseen. Que tapen la boca a miles de tristes personas que
sólo las ven como indefensas e inútiles seres que están destinadas a servir y
criar hijos. Y digo tristes, porque yo soy feliz al saber todo lo que es capaz
de hacer mi esposa, por reconocer lo que hizo mi madre por mí y cuánto debo
agradecerles.
Las mujeres no sólo deberían ser el motivo de las
canciones en la radio, sino el vaso que Dios quiere que cuidemos todo el
tiempo.
Quiero hacer dos llamados, el primero a los hombres: “valoremos
y hagamos notar el aprecio y amor que tenemos por las mujeres que están a
nuestro alrededor; esposa, madre, hermana e hijas”.
El segundo a mujeres: “no callen lo que son en
realidad, miren todo lo que Dios les dio, cómo las hizo, y muestren al mundo
que son mucho más de lo que los demás piensan”.
No callen aquellas cosas que tienen más valor. Dios te
hizo con un propósito y no es que tengas una vida llena de sufrimiento y
angustia, esas son mentiras de Satanás, porque sabe que de esa manera no
mostrarás la gloria de Dios en ti.
Yo una vez vi uno y quede asqueado; les gusta poner sujetos absurda e ilógicamente crueles, para hacer ver como víctimas a unas pobres y buenas mujeres. Ahora caigo que ese programa se hizo a petición de grupos feministas, para desprestigiar y generar desconfianza hacia los hombres. Mal intencionado y enfermizo es como describiría este programa.
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