viernes, 15 de junio de 2012

Un simple empujoncito


He visto esas luchas de Sumo, sí la de los calzoncillos feos y personas a las que les gusta mucho el arroz con pescado. Para los japoneses es toda una tradición y un ritual. La idea es sacar al contrincante de un círculo de lucha. Bueno, el deporte olímpico tiene sus reglas y la verdad no las conozco pero como simple espectador puedo ver cosas que me llaman la atención, y en cierto modo, me hace pensar en mi vida espiritual.

A pesar de la gran cantidad de rituales sintoístas previos y posteriores a los combates, las reglas en sí son pocas y no son complejas:
  1. El primer luchador en tocar el suelo con alguna parte de su cuerpo a excepción de sus pies queda eliminado.
  2. El primer luchador en hacer contacto con el exterior del círculo de lucha (ya sea con sus pies o cualquier otra parte de su cuerpo) queda eliminado.
  3. Un luchador que utiliza una técnica ilegal o kinjite, como golpes, estrangulaciones, o luxaciones articulares, y otras; queda eliminado.
  4. Si un luchador pierde el mawashi (única vestimenta utilizada durante un combate de sumo), queda eliminado.
Los encuentros de sumo suelen durar pocos segundos ya que uno de los luchadores suele ser empujado inmediatamente fuera del círculo. Los rings de sumo son conocidos como dohyō. El dohyō está hecho de arcilla con arena esparcida sobre su superficie. Mide entre 34 y 60 cm. de altura. El círculo es de aproximadamente 4,55 mt. de diámetro y está delimitado por una gran soga de arroz llamada tawara, que es enterrada en la arcilla. En el centro se encuentran dibujadas dos líneas, las shikiri-sen, donde los rikishi (luchadores) deben posicionarse antes de comenzar el enfrentamiento.

A veces los luchadores son muy buenos, están muy bien preparados y capacitados; pienso que si le buscas pleito en un callejón te van a dar una paliza seguro; pero pierden la contienda por un simple empujoncito. No le rompen la mandíbula, ni el brazo, mucho menos como en Karate-kid, le rompen la pierna. Solamente le dan un empujón y pierden. He visto que esto ocurre porque están al borde de este círculo, sí el contrincante le gana por fuerza y peso, pero no importa el tamaño del luchador, sino que pierde aquel que sale del círculo. Aquí no existen las mejores jugadas como en el futbol, sino quien sale del Dohyo, y ese es el punto que me gustaría considerar hoy.

La mayoría de los cristianos que a veces salimos del juego, que pecamos, que perdemos la oportunidad de hacer algo grande para Dios, es porque estamos al borde le Dohyo y no en el centro. Muchos cristianos creen que son fuertes y maduros, que jugar con el pecado no les hará daño, porque ellos pueden con eso y se quedan en el borde, pisando la tawara, sí justo en el límite. Miro pero no toco; toco, pero sólo rosando no lo agarro. Y así se pasan la vida pensando que no les va a ocurrir nada, de pronto un simple empujoncito y están fuera de juego.
 
La única manera de estar seguro, de no caer en el pecado es mantenernos en el centro, en medio de la voluntad de Dios, ese es el lugar seguro, donde debemos mantener nuestra posición de defensa, estando firmes contra los ataque del enemigo. A Satanás le costará mucho sacarnos del juego si estamos en medio de la voluntad de Dios, viviendo en santidad, en los lugares seguros.

Debes decidir estar en ese lugar, no en los bordes, sé que cuesta, sé que es difícil, que a veces es atractivo ver lo que hay en el mundo, pero siempre te llevará a caer. En cambio, si estás en los caminos del Señor, en el centro de su voluntad, sentirás su gozo y verás su misericordia cada día, te dejo estos versículos para que los consideres y decidas hoy alejarte del borde y caminar hacia la voluntad de Dios.

Sal 119:30  Escogí el camino de la verdad;
 He puesto tus juicios delante de mí.
31  Me he apegado a tus testimonios;
 Oh Jehová, no me avergüences.
32  Por el camino de tus mandamientos correré,
 Cuando ensanches mi corazón.

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