martes, 28 de febrero de 2012

Lo que hablamos me puede desviar


Una de las cosas que más entorpece nuestra vida cristiana son las conversaciones. No digo que hablar con otros sea malo o hablar de miles de cosas en una conversación de amigos, a la que podríamos llamar hablar sin sentido o conversación casual. A lo que me refiero es a aquellas conversaciones que te pueden desviar de lo bueno y santo.

Primero quiero aclarar el concepto de “santo”; esto quiere decir separado o apartado. La idea de ser santo no es de estar encerrado en un monasterio o vivir como ermitaño, sin contacto con el mundo real; sino que todo deber ser acorde con la consagración. Otra palabrita que debemos explicar y es que consagrar quiere decir: “dedicar algo”. En el sentido de mi vida, es que debo estar consagrado a Dios, vivir para Él en santidad, o sea apartado o separado para ser usado por Él. 

Cuando hablamos con los demás debo ser coherente con la consagración, ser santo en lo que hablo. Hablar cosas que glorifiquen a Dios y no al pecado o la carne. El apóstol Pablo dijo:

Efesios 5:1    Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
2  Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
3  Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos;
4  ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
5  Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
6  Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
7  No seáis, pues, partícipes con ellos.
8  Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz
9  (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),
10  comprobando lo que es agradable al Señor.
11  Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;
12  porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.  

De acuerdo a que soy llamado a vivir para Dios debo serlo en todos los aspectos de mi vida y aun lo que hablo con los demás debe ser en esta medida.

1Corintios 15:33  No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.

Muchas veces no queremos decir a los demás que se callen o que no nos gustan sus chistes por miedo a ser rechazados o tildados de santurrones. Pero el consejo bíblico es que debemos reprender tales conversaciones, quizá otros no quieran hablar más conmigo, pero vale la pena pagar el precio si eso me ayuda a no desviarme del camino de Dios. 



Los comentarios obscenos, los chistes de tonos picantes y los chismes sólo harán que tu corazón se llene de malos pensamientos, de envidias y celos. Por lo tanto si quiero vivir de acuerdo al llamado de Dios en santidad para honrarlo a Él, debo mantenerme lejos de este tipo de conversaciones que ofendan a Dios. Líbrate de hablar mal, de pensar mal, de dar lugar al Diablo por simples conversaciones necias. Alaba a Dios con tus conversaciones, siempre honra a Dios en todo.

"No habría chismes si no hubiera quien las escuche"

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