Una de las cosas que más entorpece nuestra vida
cristiana son las conversaciones. No digo que hablar con otros sea malo o
hablar de miles de cosas en una conversación de amigos, a la que podríamos llamar
hablar sin sentido o conversación casual. A lo que me refiero es a aquellas
conversaciones que te pueden desviar de lo bueno y santo.
Primero quiero aclarar el concepto de “santo”; esto
quiere decir separado o apartado. La idea de ser santo no es de estar encerrado
en un monasterio o vivir como ermitaño, sin contacto con el mundo real; sino
que todo deber ser acorde con la consagración. Otra palabrita que debemos
explicar y es que consagrar quiere decir: “dedicar algo”. En el sentido de mi
vida, es que debo estar consagrado a Dios, vivir para Él en santidad, o sea
apartado o separado para ser usado por Él.
Cuando hablamos con los demás debo ser coherente con
la consagración, ser santo en lo que hablo. Hablar cosas que glorifiquen a Dios
y no al pecado o la carne. El apóstol Pablo dijo:
Efesios 5:1 Sed,
pues, imitadores de Dios como hijos amados.
2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó,
y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante.
3 Pero fornicación y toda inmundicia, o
avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos;
4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías,
que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o
inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de
Dios.
6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque
por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
7 No seáis, pues, partícipes con ellos.
8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas
ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz
9 (porque el fruto del Espíritu es en toda
bondad, justicia y verdad),
10 comprobando lo que es agradable al Señor.
11 Y no participéis en las obras infructuosas de
las tinieblas, sino más bien reprendedlas;
12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos
hacen en secreto.
De acuerdo a que soy llamado a vivir para Dios debo
serlo en todos los aspectos de mi vida y aun lo que hablo con los demás debe
ser en esta medida.
1Corintios 15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen
las buenas costumbres.
Muchas veces no queremos decir a los demás que se
callen o que no nos gustan sus chistes por miedo a ser rechazados o tildados de
santurrones. Pero el consejo bíblico es que debemos reprender tales
conversaciones, quizá otros no quieran hablar más conmigo, pero vale la pena
pagar el precio si eso me ayuda a no desviarme del camino de Dios.
Los comentarios obscenos, los chistes de tonos
picantes y los chismes sólo harán que tu corazón se llene de malos
pensamientos, de envidias y celos. Por lo tanto si quiero vivir de acuerdo al
llamado de Dios en santidad para honrarlo a Él, debo mantenerme lejos de este
tipo de conversaciones que ofendan a Dios. Líbrate de hablar mal, de pensar
mal, de dar lugar al Diablo por simples conversaciones necias. Alaba a Dios con
tus conversaciones, siempre honra a Dios en todo.
"No habría chismes si no hubiera quien las escuche"
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