miércoles, 22 de febrero de 2012

Hace mucho tiempo


Hola a todos, han pasado varias semanas y no he podido escribir en el blog. No es porque no he querido sino más bien por ocupaciones en el ministerio. Hemos tenido mucho trabajo y los días se hicieron cortos.

Llegué un momento a preguntarme: ¿Por qué escribo esto?, las respuestas podrían ser varias, quizá como pasa tiempo, o como entretenimiento. Tal vez porque a alguien le puede servir, pero en realidad creo que hay dos razones muy fuertes: la primera es porque creo que Dios me permite compartir lo que escribo contigo y sé que su Palabra siempre hace un efecto en los demás tanto como en mí y la segunda, porque es una forma de mantener contacto contigo, es una forma de dialogo aunque no te escucho, y de vez en cuando dejas algún comentario. Pero a veces creo ver como te sonríes al leer lo que escribo, como asientes con la cabeza en lo que estás de acuerdo o como pones una mueca cuando no entiendes o estás en desacuerdo.

Las relaciones con las personas son lo más importante en un ministerio. No puedes crear o formar un ministerio sin personas  o sin mantener buenas relaciones. Puedes tener un excelente programa, muy buen material, la mejor música. Pero si no tienes una buena relación con los demás estás fuera de juego. Las relaciones o el contacto con los demás te da la ventaja de que te conozcan, que sepan como eres y tus gustos. Del mismo modo puedes conocer a los demás y prestar un mejor servicio. Las empresas saben esto y se preocupan en mantener estrechas relaciones de amistad con sus clientes, mejoran la calidad del servicio, presentación y atención al cliente. De esa forma se aseguran que volverán.

Pero ¿Qué hay de ti?, ¿Qué hay de mí?, ¿nos estamos preocupando por dar lo mejor a los demás?, yo me esfuerzo, a veces creo que no lo logro, pero trato. No puedes sólo esperar que la gente te busque y se acerque a ti, debes dar amor y mostrar genuino interés; de esta manera podrás llegar a tener un ministerio con personas que te amarán porque verán el amor que tienes por ellos. Si no eres capaz de dar este tipo de amor, de interesarte en las necesidades de los demás, mejor busca otro trabajo, porque estás en el camino equivocado de tu vida. 


El mayor distintivo de un discípulo no es el tamaño de la Biblia, ni la cantidad de personas en su programa, sino el amor que tiene por los demás; lo dijo el Señor Jesús, recuérdalo:

Jua 13:35  En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

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