Cuando tengo que salir del país o
viajar, me encuentro con elementos de la policía que me piden pasaporte o
cédula de identidad. Son mis identificaciones, son los documentos emitidos por
el estado que certifican quién soy, donde nací y hasta mi estado civil. Pero
son solamente identificaciones, es muy diferente a identidad. Ya que esta
última es lo que una persona es en sí misma.
Identificación según
Sigmund Freud: Es el proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un
aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o
parcialmente, sobre el modelo de éste. La personalidad se constituye y se
diferencia mediante una serie de identificaciones.
Si alguien ve a Mario con una camiseta de su equipo de
futbol favorito, la River Plate. No dicen ahí va el equipo de River, sino allí va un
hincha de River; la camiseta lo identifica con su preferencia, pero no hace a
su persona.
De la misma forma, lo que usamos, consumimos o decimos
forman en nosotros una apariencia que nos identifica con esto. No podemos
decir: “yo no soy así, sólo uso este accesorio”. No se puede negar la
preferencia cuando los accesorios le identifican con ella.
El apóstol Pedro uso identificaciones que negaban su
relación con el Jesús:
Mar 14:69 Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a
decir a los que estaban allí: Este es de ellos.
Mar 14:70 Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a
Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y tu manera de
hablar es semejante a la de ellos.
Mar 14:71 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No
conozco a este hombre de quien habláis.
La gente reconoció que Pedro era un discípulo, porque
hasta su forma de hablar era como uno que había estado con Jesús. En su
desesperación y miedo negó lo que era evidente, que era un discípulo. Pero
¿Cómo lo negó? Maldiciendo y jurando. Hablando igual que el resto del mundo. La
forma en la que hablamos y nos expresamos nos identifica con Dios o con el
mundo. Me da temor pensar en esto, porque mi hablar muestra con quien estoy de
acuerdo, quizá muchas veces negué mi fe por mis palabras. La meta de cada uno
debe ser que el mundo conozca que soy un hijo de Dios, por lo que digo, hago o
uso, la forma de vestir ¿con quién me identifica?
No debo dar una imagen distorsionada de lo que soy,
sino que la gente pueda ver la camiseta
del equipo al que pertenezco, la camiseta de Cristo.
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