sábado, 18 de mayo de 2013

Me he dejado vencer

Creo que todos pasamos por experiencias donde nos sentimos vencidos; y pareciera que no tenemos ganas de seguir luchando, en verdad no la tenemos. En lo personal suelo estar en esta situación, es decir en el suelo; con la cabeza agachas y con los puños en la tierra sin ganas de mirar hacia adelante, con el único deseo de dormir y que al otro día todo haya desaparecido o se haya arreglado. La verdad es bastante infantil mi reacción ante ciertos problemas que no sé cómo manejar.
Me acuerdo que cuando mi hijo Ariel era pequeño solía jugar a las escondidas y se tapaba los ojos y pensaba que de esa manera no le veíamos nosotros.  Creo que en algunos momentos actúo igual, tratando de ignorar la situación para ver si desaparece. Pero es ahí cuando pienso que me dejo vencer. La derrota no siempre quiere decir perder una batalla, sino muchas veces, no hacer nada ante los problemas.

Una vez vi a un niño intentar subir a un árbol, estuvo varios minutos tratando y tratando, se cayó, se raspó, volvió a intentarlo hasta que lo logró. No subió mucho, pero para él fue todo un triunfo.

Nos cuesta reconocer que la mayoría de las veces que somos derrotados es por no intentar ir un poco más allá. Siempre pienso que hay que aguantar un poco más, porque quizá lo que esperamos o deseamos está a la vuelta de la esquina; a pocos pasos, sólo es cuestión de darnos unos minutos más. Pero como dije al comienzo, yo también me olvido de eso y me quedo de rodillas en el polvo.

Siempre hemos leído y hasta memorizado el pasaje de Isaías cuando habla de tener fuerzas como las águilas. Pero ¿te has fijado en lo que dice un versículo antes?. Dice que la razón de la fortaleza es que Dios no es como nosotros; Él no se cansa, no tira la toalla, no se rinde. Por eso es que va más allá de lo que nosotros podemos y aun nos da fuerza si lo necesitamos.

Isa 40:28  ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
Isa 40:29  El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.

Cuando pienso en eso, mis rodillas se fortalecen y creo que tengo la oportunidad de mirar nuevamente hacia el frente, no por mí, sino por Aquel que no quiere verme derrotado y me da fuerzas. Inténtalo, confía en Dios y Él te dará de su fortaleza.