viernes, 6 de julio de 2012

La clave de la vida


Muchos se preguntan: “¿cuál es la clave de la vida?” suponen que van a encontrar una receta mágica que les hará feliz. Bueno la propuesta publicitaria es que si tienes tal celular inteligente, o más amigos en tu red social, o el televisor con señal satelital, o quizá el automóvil de lujo de este año. En fin miles de que cosas que podrías tener y te haría feliz. Pero creo que ese justamente es el problema: “cosas”.

Si sujetamos nuestra felicidad a cosas siempre estaremos condenados al fracaso. Las cosas se deterioran, pasan de moda, se vuelven obsoletas, se rompen, pierden, nos las roban; son cosas, algo que puedes tener físicamente. Pero si ves bien en tu vida, las cosas que te traen felicidad son las inmateriales, los momentos, las sonrisas, los recuerdos, el amor, los logros. ¿Te acuerdas cuando recibiste un juguete de niño? Podríamos decir: “fui feliz con eso”, pero en realidad fue el juego y la experiencia excitante lo que llenaba de felicidad tu corazón, no el objeto en sí, pues si hoy lo tuvieras en tus manos no te daría la felicidad que deseas. Sencillamente porque la felicidad no está ahí y déjame decirte, nunca lo encontrarás en un objeto.

Por lo que puedo ver en la Biblia hay una clave en vida que puede traer gozo y felicidad en tu vida, no importa lo que piensen los demás, lo que te ofrezcan o lo que tengas, independiente de todo eso, lo que Dios te ofrece es el único modo de tener una vida sana llena de paz y gozo.

Pro 16:6  Con misericordia y verdad se corrige el pecado,
 Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.

El problema del hombre no es el dinero, pues lo puedes conseguir trabajando; tampoco la familia, porque puedes arreglar tus diferencias. El verdadero problema está en su propio corazón, su ambición, egoísmo, lujuria, mentira, engaño y avaricia es lo que le lleva continuamente a pecar, caer y hacia el mal. Dios hace lo que no puede hacer el hombre, da misericordia; Él provee de aquello que el hombre no puede obtener por sus propios medios. Y la clave para ser feliz la encontrarás cuando obtengas la misericordia de Dios. Bueno, esta misericordia fue puesta en una cruz hace más de dos mil años. Jesús llevó nuestro castigo por el pecado para que seamos recibidos en misericordia. Él es la Verdad, Jesús dijo: “Yo soy la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre si no es por mí”. También dice la Biblia: “conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libre”. Sólo Jesús, la Verdad y Misericordia de Dios puede traer perdón de nuestros pecados y por lo tanto nos corrige del camino de perdición que llevábamos. Este versículo dice: “con Misericordia y Verdad se corrige el pecado” no hay otra manera de corregir el pecado si no es con Jesucristo en tu vida, sólo recibiéndole como tu Salvador podrás corregir lo malo en tu vida y encontrarás la paz con Dios y recibirás su gozo.

La segunda clave para ser lleno de gozo es temer a Dios, ¿Por qué?, porque temiéndole, honrándole, obedeciéndole, siendo fiel podrás disfrutar de su gozo, verás su propósito cumplido en tu vida y disfrutarás de su comunión.  Al tomar en cuenta a Dios en cada momento de tu vida, en cada decisión, a cada paso, te apartarás del mal; pues no querrás ofenderlo, no irías en contra de su Santidad y te apartarías del pecado. Si es Dios el primero en tu mente, en tu corazón podrás gozar de una vida abundante, Él llenará tu corazón de paz, encontrarás descanso y ánimo, fortaleza y vigor para enfrentar los más grandes problemas porque Dios es más grande que todos ellos. Tu vida se rendirá a Él y no importará nada más en el mundo, inevitablemente serás feliz, porque sólo en Él hallarás felicidad.

Si ves que a tu vida le falta algo, no puedes encontrar el sentido y tu situación actual es muy alejada al gozo del Señor, puede ser que no has hecho algo de lo que acabas de leer. No has encontrado la misericordia de Dios y la Verdad, Jesús, sigue siendo un extraño en tu vida, o no rindes tu vida a Dios para que sea tu Señor, no le das la honra que se merece y el pecado siempre te lleva de tumbo en tumbo.

Esta no es una receta mágica, no es un objeto que puedes adquirir, no son pañitos tibios que tratan de calmar tu corazón, es la verdad de Dios, es lo que Él habla a tu corazón porque te ama y quiere que vengas a Él. Es tu decisión, Él dejó su gloria por buscarte y sólo quiere que le digas que le amas de verdad y que lo quieres en tu vida, no lo dejes pasar.

lunes, 2 de julio de 2012

Un plato que se come frío


Walter Scott, un escritor británico dijo: “La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.”

Es algo que a nadie le gusta reconocer pero generalmente lo hace. Vengarse, es tan propio de los hombres, su naturaleza lo lleva a este acto. Tanto así que en la mitología griega existía una diosa, Némesis; que se vengaba de todos aquellos que desobedecían a los padres o eran infieles a sus parejas.

La venganza a veces está confundida con la justicia, pero apela más a destruir al ofensor que a restaurar y reparar el daño. La venganza no busca el arrepentimiento del culpable, sino el sufrimiento.

Pero, ¿es posible tanta maldad en nuestros corazones?. Vamos, hay que admitirlo; somos capaces de eso y mucho más. Somos expertos en ver la forma de vengarnos, de darle donde más le duele; en verlo humillado y que él pase a ser hazme reír de todos. “Si tan sólo tuviera la oportunidad, te lo aseguro que me lo va a pagar.” Frases como estas son las que muestran la capacidad y hambre de venganza en nuestros corazones.

Pero hubo alguien que nos mostró un camino diferente. Entendió que vengarse no lo llevaría a nada y que todo el daño que le hicieron al final, fue para bien. José, el hijo consentido de Jacob, aprendió que Dios tiene un propósito en todo y por tal experiencia pudo dejar que Dios haga justicia y que él sólo debía sujetarse a la voluntad de Dios. Sé que no es fácil, que quizás todos queramos un poquito del plato de la venganza como postre, que nos gustaría ver con nuestros ojos cómo aquel que nos molestaba sufre. En cambio vemos en la vida de José algo totalmente diferente, él dijo:

Génesis 50:19  Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?

Anhelar ver el mal sobre otro es algo que a Dios desagrada. Dios espera que aprendamos a perdonar y que esperemos que Él se haga cargo del asunto. Dios conoce los corazones y sabe cuáles fueron las razones del por qué, tal persona actuó de esa forma y es Él quien tomará la corrección en sus manos.

Pro 24:17  Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes,
 Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón;
Pro 24:18  No sea que Jehová lo mire, y le desagrade,
 Y aparte de sobre él su enojo.

No debemos buscar vengarnos, dejemos eso en manos de Dios. No debemos alegrarnos en la desgracia de otros, Dios te está viendo. No hagas que tu rencor, enojo, ira o lo que sea entrone a Némesis en tu corazón antes que a Dios. Los platos fríos a veces dan dolor de estómago.