lunes, 30 de abril de 2012

Bendito descanso


El descanso no es un privilegio sino una necesidad y una obligación. Aunque haya miles de motivos para no parar en el trabajo hay un mandamiento que me dice que debo descansar. Muchos podrían pensar que como es uno de los diez mandamientos no se aplica al creyente porque estamos en la gracia y no la ley, pero el cumplimiento de la ley no es para salvación, pero eso no invalida la ley ni le quita el valor por el cual fue dada. Justamente, Dios conociendo la mente y el corazón del hombre, estableció leyes para que hagan lo bueno, como el descanso, el respeto, las ofrendas, el cuidado de los demás. Porque si no les era impuesto no lo harían.
En cuanto al descanso no solo existen leyes sino también principios y ejemplos. Dios es el más claro ejemplo. Trabajó por 6 días y al séptimo descansó. Pero antes de ver la importancia del descanso debemos entender por qué y para qué y a quién le fue dado.

Ecl 5:12  Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.

a-       El descanso es el cese del trabajo para recobrar fuerzas.
b-       El descanso es posterior al trabajo.
c-       El descanso es necesario por cuestión de salud.
d-       El descanso es una cuestión de disciplina.
e-       El descanso es para mi desarrollo en el área emocional y espiritual.
f-        El descanso es un ejercicio de fe.

Diferenciemos entre el descanso y la haraganería:
a-       El haragán no quiere trabajar.
b-       El haragán duerme todo el día.
c-       El haragán malgasta los bienes, no produce.
d-       El haragán siempre tiene una excusa para todo, miente.
e-       El haragán mal administra su tiempo.
f-        El haragán empobrece. 

4 aspectos del descanso.
1-       Dios descansó y ordenó el descanso.
2-       Descanso reflejo de sujeción.
3-       Descanso reflejo de dependencia y confianza.
4-       No descansar reflejo de ambición, de falta de fe, de negligencia.
Estos aspectos en cuanto al descanso son importantes porque pueden ayudarnos a dar orden en nuestra vida. Dará también fortaleza en diferentes áreas y mejorará mis relaciones interpersonales y sobre todo mi relación con Dios.

Dios descansó y ordenó el descanso
En el libro de Génesis nos habla acerca del trabajo que Dios hizo y del descanso. Dios tiene todo el poder del mundo, no tiene tiempo ni está sujeto a las leyes físicas como nosotros para sentir cansancio o estrés, pero descansó. El descanso está relacionado con muchos aspectos no solamente físico. Ayuda a apreciar y valorar el esfuerzo del trabajo, da una perspectiva del avance y progreso de la obra, de la calidad de ella. Dios se tomó un tiempo para ver lo que hizo y dejó de trabajar para deleitarse en su obra.
Gén 2:1  Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.
2  Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.
3  Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

Dios santificó el día en que descansó, lo separó y dedicó para el descanso. Años después, con la ley mosaica, Dios lo establece como una ordenanza: “guardar el día de reposo”. El hombre estaba tan acostumbrado a trabajar sin parar, ya sea por la esclavitud o por sus propias ambiciones, que no tomaba un tiempo para ser libre y disfrutar de lo que Dios había creado para el hombre, así que Dios los obligó a descansar y tuvo que poner hasta una pena capital para el que no obedecía. ¿Merecía morir un hombre por no descansar?. No, pero sí por desobedecer a Dios. El problema aquí es que no tomamos en serio los mandatos de Dios, algunos dicen: “Dios conoce mis necesidades, no creo que se enoje”,  “Dios me proveyó de un trabajo”, “mi prioridad y deber ante Dios es traer la comida en casa” y podemos poner miles de razones más, pero todas estas están justificando mi desobediencia a Dios.

Descanso reflejo de sujeción a Dios
Si Dios estableció un mandato donde dice que debo descansar, tomar un día de descanso es una forma de sujetarme a Él. Dios hizo tanto el trabajo como el descanso y ordena a los hombres a que tomen las dos cosas. A Adán, le dio trabajo, es Dios quien provee de él, pero al mismo tiempo demanda que descansemos para que podamos cumplir con nuestro trabajo. Dios dice que el que no trabaje que no coma, que para disfrutar de los frutos el labrador debe trabajar primero, pero que después del trabajo el hombre debe descansar. De otra manera no podrá recuperar fuerzas para seguir con el trabajo que Él le dio y cumplirlo con eficiencia.
La falta de sueño afecta muy seriamente a la parte 'emocional' del cerebro y nos hace más propensos a las depresiones y a las enfermedades mentales. Según un reciente estudio del neurólogo Matthew Walker, publicado en el último número de 'Current Biology', dormir menos horas de las necesarias (de siete a ocho diarias) altera la capacidad de respuesta del lóbulo prefontal, la parte del cerebro que regula las emociones, y conduce a comportamientos 'irracionales y primarios'. Walker asegura haber encontrado una nueva y poderosa razón para dormir: "El sueño restaura los circuitos emocionales, y haciendo esto nos prepara para los retos y las interacciones sociales del día siguiente. La falta de sueño, por el contrario, rompe los mecanismos que nos protegen de las enfermedades mentales".
El neurólogo afirma que su estudio ha probado que puede existir una conexión en la creciente falta de sueño entre la población y el aumento de las enfermedades mentales. "La cuestión de fondo es que el sueño no es lujo, sino una necesidad biológica para mantenernos emocionalmente sanos". Diversas investigaciones habían demostrado hasta ahora que la falta de sueño disminuye nuestra capacidad inmunológica, afecta al metabolismo y afecta gravemente a las capacidades de aprendizaje, de la atención a la memoria. El nuevo estudio pone por fin sobre el tapete la vertiente emocional, relegada hasta ahora a segundo plano.
Mary Carskadon, una psiquiatra de la Universidad de Brown que lleva tiempo estudiando la endémica falta de sueño entre los niños y adolescentes norteamericanos, apunta que puede haber una estrecha relación entre el aumento de las depresiones y el comportamiento errático de la adolescencia y las insuficientes horas de descanso. "Lo que aún no sabemos", admite, "es si este problema tiene una incidencia directa en enfermedades mentales más graves como el desorden bipolar".

Efectos sobre el cerebro
La privación de sueño puede afectar adversamente la función cerebral. Un estudio realizado en el 2000 usó tecnología de imagen por resonancia magnética funcional para monitorear la actividad en el cerebro de un grupo de sujetos privados de sueño que desempeñaban tareas sencillas de aprendizaje verbal. Algunas regiones de la corteza prefrontal del cerebro presentaban un mayor nivel de actividad en sujetos más somnolientos. Según la tarea, el cerebro intentaba compensar por efectos adversos causados por falta de sueño. El lóbulo temporal, el cual es la región implicada en procesamiento de lenguaje, estaba activado durante el aprendizaje verbal en los sujetos que sí habían descansado, pero no en los sujetos que no habían dormido. El lóbulo parietal, el cual no se activa durante ejercicios verbales en los que descansaron, era más activo en quienes no habían dormido. Mientras que el desempeño memorístico fue menos eficiente con la privación de sueño, se observó que había una asociación entre una mayor actividad en la región parietal y un mejor nivel de memoria.
En 2001, un estudio del Instituto Médico de Chicago sugirió que la privación de sueño puede vincularse con enfermedades más graves, como por ejemplo las cardiopatías y trastornos mentales como la psicosis y el trastorno bipolar. Estudios con animales sugieren que la privación de sueño genera un incremento de hormonas del estrés, lo cual puede reducir la producción de células nuevas en cerebros adultos.

Efectos sobre el crecimiento
En 1999, un estudio encontró que la privación de sueño generó una reducción en la secreción de cortisol al día siguiente. Se encontró que la privación aumentaba la actividad sobre el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (el cual controla las reacciones ante el estrés y regula la digestión, el funcionamiento del sistema inmune, el estado de ánimo o la sexualidad), y suprimía la hormona somatotropina (llamada también hormona del crecimiento). Los resultados apoyaron estudios previos, los cuales observaron insuficiencia adrenal en casos de hipersomnio idiopático.

Efectos sobre el proceso de sanación
Un estudio conducido en 2005 mostró que un grupo de ratas privadas de sueño durante cinco días no tuvo un efecto significativo sobre su capacidad de sanar heridas, en comparación con un grupo de ratas que no dejaron de dormir.

Niveles de alerta y atención
Como consecuencia de la falta de sueño crónica y la poca calidad del descanso el nivel de atención y alerta de los estudiantes decayó, por lo que un 64% se consideró afectado por una somnolencia excesiva a lo largo de la jornada. Esto provocó que los adolescentes se quedasen dormidos mientras realizaban actividades como ver televisión u oír música, leyendo o estudiando o durante los desplazamientos.
A pesar de que 135 de los 339 encuestados declararon haber notado sueño mientras conducían, el 81% de estos reconoció haber continuado al volante a pesar de ello y haber combatido el atontamiento con medidas como encender la radio, abrir la ventana, cantar o moverse, en lugar de detener el vehículo y dormir entre 10 y 15 minutos, tal y como recomiendan los autores del estudio.
Dios no estableció el descanso por un capricho ni porque quiere que nos empobrezcamos, sino porque Él nos cuida y sabe lo que necesitamos, no descansar es una falta contra su sabiduría y falta de sujeción a su mandato.

Descanso reflejo de dependencia y confianza.
El pueblo de Israel debía tomar un día de reposo ordenado por Dios, pero en el desierto donde no podían trabajar ni conseguir alimentos, debían descansar en Dios. Cada día debían recoger el maná, pero el sexto día debían recoger por dos días y el séptimo no hacer nada. Esto mostraba la fe y dependencia en Dios. Si ellos creían y obedecían disfrutaban de lo que Dios les había preparado, si no lo hacían sufrían las consecuencias de su incredulidad.
Éxo 16:16  Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda.
17  Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos;
18  y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco;(B) cada uno recogió conforme a lo que había de comer.
19  Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.
20  Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.
21  Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía.
22  En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.
23  Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo,[a] el reposo consagrado a Jehová;(C) lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.
24  Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.
25  Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo[b] para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.
26  Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo;[c] en él no se hallará.
27  Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.
28  Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?
29  Mirad que Jehová os dio el día de reposo,[d] y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.
30  Así el pueblo reposó el séptimo día. 
 

La respuesta de muchos es la necesidad económica o las deudas por cubrir. Pero descansar no sólo es el ejercicio de estar sin trabajo sino de confiar en que Dios va a proveer para todas mis necesidades. Dios puede ocuparse de mis asuntos si yo me ocupo de los suyos. Las personas que no descansan por lo general no tienen tiempo para invertir en otras personas, en la iglesia o en el ministerio. Buscan saciar sus necesidades pero nunca salen de ellas y tienden a estar en una situación de ahogo porque no pueden salir de las deudas. A más trabajo más compromisos y más gastos, más deudas y eso exige más trabajo. Si Dios me ordena hacer algo, también se encargará de que yo encuentre satisfacción en hacerlo y paz.
Esto me lleva a que el no descansar es una cuestión de indisciplina. Porque el desorden en aspectos administrativos o eficiencia en el trabajo, crea la necesidad de aumentar las horas y días de trabajo. Si dedico las horas necesarias a descansar, distraer mi mente y dormir, podré tener una visión más clara, objetiva y nuevas fuerzas para desarrollar y ejecutar con eficiencia mi trabajo.

No descansar reflejo de ambición, de falta de fe, de negligencia.
Aunque suene duro es la verdad. Una persona que no deja de trabajar está sujeta a una de estas tres razones o todas ellas.
Ambición: querer tener más, querer guardar y acumular. El rico insensato quiso construir más graneros y Dios le dijo: “necio, hoy vienen por tu alma”. Aunque nos cueste reconocer, la ambición a veces se disfraza de buenos proyectos. Proyectos para el beneficio de la familia o mi futuro, pero esto no debe ser a costa del descanso que Dios quiere que yo tenga. Es no conformarse con lo que Dios me provee y salir a buscar en mis fuerzas y no en la dependencia de Dios.
Falta de fe: una persona que no puede confiar en que Dios se ocupará de sus necesidades, busca satisfacerlas por sus propios medios. Por lo general no cumple lo que Dios le pide y hace lo que ella piensa y no lo que Dios quiere. Esto es un pecado, la desobediencia por la duda. La presión y los compromisos hacen que deje de descansar en Dios y comience a obrar la carne. No cree que Dios puede ser su proveedor.
Negligencia: la indisciplina lleva a que una persona tenga problemas económicos o compromiso con personas que a la larga dañan las relaciones familiares y con otras personas. No toman cuidado de su salud, de su tiempo con la familia, la iglesia y el servicio a Dios. Se cargan con tantas actividades que no les sobra tiempo para nada. Son negligentes en su tiempo de descanso, porque en vez de dormir y recobrar fuerzas invierten ese tiempo en actividades recreativas que los desgastan y no rinden después con su trabajo y estudios. Tomar un tiempo de descanso es para descansar y no para estar hasta altas horas de la noche viendo televisión o en internet. Esto muestra un desorden general en su conducta y vida. El descanso es una disciplina, debo exigirme horarios de sueño y horarios para recrearme. De lo contrario nunca podré descansar. También es negligencia a la Palabra de Dios, no prestarle atención a lo que Él me dice.
Una buena siesta de 25 minutos, un tiempo de juego con amigos o los hijos, una tarde de paseo con la familia o una noche de esparcimiento con la esposa, son más que necesarios. Invertir un día en las cosas del Señor, dar un tiempo para meditar y orar, estudiar su Palabra, agradecer por la vida que nos da, el trabajo que tenemos todo esto se puede hacer si nos detenemos un momento para descansar, de lo contrario todo pasa tan rápido que no nos daremos cuenta lo que estamos perdiendo.

El pueblo de Israel sufrió 70 años de cautiverio, por no haber guardado el año de reposo que el Señor les ordenó:
2Cr 36:20  Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas;
21  para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.

No sujetarse a lo que Dios dice puede traer consecuencias tristes para cada uno de nosotros. Es mejor tomar cuidado.

martes, 24 de abril de 2012

Las preguntas que tememos los hombres

Ellos tomaban una bebida juntos, del mismo vaso, con el atardecer de fondo y las olas del mar dando un sonido aún más romántico. El color dorado reflejaba en sus rostros, el ambiente era ideal, suspiros tras suspiros soñaban con un futuro feliz.

-          Quisiera que todos los días fueran así – dijo él.
-          Sí, yo también – agregó ella.
-          ¿Eres feliz? – preguntó el novio enamorado.
-          Definitivamente – respondió y luego preguntó - ¿Me amas?

De repente el joven enamorado comenzó a toser y no podía respirar y todo el romanticismo se acabó en una frase sobre el clima: que lindo atardecer, ¿lo viste?

Muchos, por no decir todos los hombres se ponen en aprietos al momento de escuchar ciertas preguntas. Preguntas que los ponen nerviosos y no saben que responder, preguntas como:

  • ¿me amas?
  • ¿me veo gorda?
  • ¿Qué tengo de nuevo en mí?
  • ¿Cuándo conoceremos a tus padres?
  • ¿te parece linda esa chica?

Puede haber miles de preguntas más que hacen transpirar a más de uno. Pero el punto es ¿Por qué?, ¿Por qué nos preocupan estás preguntas?, ¿Por qué nos ponemos tan nerviosos?
Bueno creo que en parte se debe a que nadie quiere ser confrontado con situaciones que lo lleven a tomar una postura o partido.

Cuando una mujer hace una pregunta como está tiene en su mente una expectativa de lo que ella quiere oír como respuesta. Pero el hombre no quiere dar una respuesta que la ofenda y muchas veces no sabe que responder porque no está pensando en eso.

Si hace algún comentario sobre su corte de cabello, su peso, su apariencia o la de otra mujer, sabe que se meterá en un problema. Porque si dice: “te ves hermosa” ella dirá: “ba, sólo lo dices para quedar bien”.

Entonces ante el temor de responder algo que no pueda agradar a la otra persona, se siente en el aprieto de que todo lo que diga puede ser usado en su contra. Y muchas veces prefiere no responder o responder con otra pregunta. Esto le da un poco de tiempo para pensar bien antes de decir algo. Dilata la pregunta inicial para sondear cómo está la situación y los ánimos, para no entrar en un conflicto.

Por lo general cuando un hombre no puede responder la pregunta por estos temores, comienza a divagar en sus respuestas, repite la última palabra de lo que se le dijo, mira hacia el suelo o las paredes. Lo único que está haciendo es pensar, valorar y evaluar  cuál sería la respuesta más adecuada. Lo que no sabe, es que por lo general las mujeres se dan cuenta de este tipo de actitudes y quedan descubiertos.

Entonces ya sabemos que una pregunta que los involucre y comprometa, siempre necesitará tiempo para preparar una respuesta. Si esta pregunta lo coloca en una situación de tomar una postura o decir algo personal puede ser que traiga el miedo de dar una respuesta que provoque un conflicto. Y eso es lo que no quieren.

¿La solución sería no hacer estas preguntas? No. Sino en algunas preguntas darles tiempo a que lo piensen. En otras ayudarles a sentir confianza de que cualquiera sea la respuesta no creará conflicto y por último, creer lo que está diciendo de un punto de vista objetivo. Muchas veces los hombres responden lo que se les preguntó, cruda y objetivamente. No considera los aspectos emocionales de la conversación, lo que las mujeres sí están considerando.

-          ¿Cómo está la sopa?
-          Le faltó sal.

El hombre respondió la pregunta, no consideró el esfuerzo de hacerla, ni agradeció lo que está recibiendo, simplemente dio su apreciación objetiva. Esto es lo que generalmente crea el conflicto.

La Biblia dice:
Mat 5:37  Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.

La respuesta nuestra no debe ser fingiendo ni tratando de zalamear a los demás. Debe ser cierta, sin mentiras, pero considerando que se puede ofender si no se tiene cuidado en la forma que se dicen las cosas. Ser atento y prudente en la forma que dices las cosas, puede hacer la gran diferencia.

lunes, 23 de abril de 2012

¿Estás dispuesto a confiar?


Siempre decimos confío en Dios, pero muchas veces es una frase armada como la del saludo: “sí, todo bien”. A veces tratamos de aparentar cierto nivel de espiritualidad o creemos que debemos ser el tipo de personas que nunca sienten miedo. Pensamos que de esa manera estamos agradando a Dios o no le estamos defraudando. Pero en muchas ocasiones es sólo una mentira que nos hacemos a nosotros mismos, un autoconvencimiento.  

Todo sería más sencillo si reconociéramos nuestra debilidad si dijéramos lo que realmente sentimos, nuestras frustraciones y nuestra falta de fe. De esta manera podríamos disfrutar más de Dios, de su gracia, consuelo y fortaleza. El apóstol Pablo contaba de la respuesta a sus oraciones:

2Co 12:9  Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
10  Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Cuando reconozco que soy débil y que necesito de Dios estoy listo para recibir su gracia. Poco a poco se llenará mi vaso y sabré cuán poderoso es Él.
¿Recuerdas al padre del joven endemoniado?

Mar 9:14  Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.
15  Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron.
16  Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?
17  Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
18  el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron.
19  Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.
20  Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.
21  Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño.
22  Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.
23  Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
24  E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

El problema no está en el poder de Dios, sino en si creo o no en que Él puede hacerlo. Pero quizá deba reconocer como este atormentado padre: “ayuda mi incredulidad”. Este hombre pudo ver el poder del Cielo, el amor de Cristo y la gracia de Dios derramada sobre su hijo porque reconoció que necesitaba más de Dios.



No tengas pena de decir: no sé, no puedo, no tengo fuerzas o me falta fe. Dios te conoce y Él podrá ayudarte si te humillas ante Él.

sábado, 14 de abril de 2012

Negar es más fácil

Es increíble como las cosas malas son más fáciles de hacer que las buenas. Es más fácil odiar, guardar rencor, mentir, negar a enfrentar los hechos. Pareciera que siempre estamos dispuestos a hacer lo malo antes que lo bueno.

Y en realidad es una gran verdad en el hombre, nuestra naturaleza pecaminosa siempre nos lleva a hacer lo malo. Ya en el libro de Génesis Dios dice esto:

Génesis 6:5  Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

No debería extrañarte que las personas hagan lo malo, pues está impregnado en sus genes. Entre tantas cosas que hacemos por naturaleza, naturaleza caída por supuesto; está el de negar.

Negamos todo, negamos el asiento a alguien en el colectivo, negamos el paso a otra persona en una intersección, negamos como reacción inmediata ente la petición de algo o la confrontación de algo, muchas veces porque no queremos enfrentar lo que conlleva la verdad.
Por eso creo que es más fácil hacer lo malo, porque hacer lo bueno implica ser responsable y comprometerse con la verdad. Ser indiferente o negligente es tan fácil, sólo haces la vista gorda y listo.

Hace un tiempo atrás con mi hijo Ariel, plantamos una pequeña huerta, como proyecto de escuela. Pusimos varias semillas y fertilizante, regamos y esperamos ver los primeros brotos, luego de algunos días allí estaban, nos emocionamos. Unas semanas después nos parecía raro que todos los brotos eran iguales, a pesar de que habíamos plantado diferentes tipos de semillas. Unos días mas tarde a las pequeñas hojas redondeadas se les podían ver unos pequeños pelitos y nos dimos cuenta que eran ortigas. No podíamos distinguir al comienzo cuales eran las buenas plantas y las malas, lo peor, no podíamos quitar las ortigas porque todas estaban muy pequeñas y lastimaríamos hasta las buenas plantas y tuvimos que esperar a que estén más grandes para hacerlo. Hasta que al fin un día pudimos limpiar la huerta, pero las plantas buenas fueron pocas, muchas de ellas murieron porque las ortigas las sofocaron o quitaron los nutrientes del suelo. Esto me recuerda a la parábola de la cizaña y el trigo, pero es real.

Me preguntaba: ¿Cómo puede ser que no necesitamos trabajar para tener malas hierbas en el jardín, pero tener buenas plantas es tan difícil? Esto parece ser que tanto la naturaleza como nuestro mismo ser fueron afectados por el pecado del hombre.

Quizás al leer estos comiences a decir: “a mí no me pasa eso” y quizá te estés negando a reconocerlo. Pero si piensas bien, te vas a dar cuenta que la mayoría de nosotros estamos más dispuestos a negar algo, o negarnos a algo antes de aceptar que estamos equivocados o necesitamos ayuda. Evidentemente negar nos da cierta seguridad o tiempo para pensarlo mejor.

No necesariamente negamos porque estamos mintiendo o tratamos de ocultar algo, sino porque no queremos ceder o porque no estamos dispuestos a dejar que otros tengan un mejor lugar o posición que nosotros. No queremos ser incomodados, no queremos ser movidos de nuestro pensamiento o no queremos arriesgarnos a enfrentar nuevos retos.

De cualquier forma, por cualquier razón, definitivamente siempre es más fácil negar a decir la verdad, a enfrentar un cambio, a tomar la iniciativa, a arriesgarse a algo nuevo, a dejar la posición que tengo para probar otras opciones.

Si te estás negando a algo, evalúa bien si no te estás negando a la voluntad de Dios. Si estás negando algo, cuidado con estar incurriendo en mentiras o engaños por tapar un error o pecado. Si estás negando algo a alguien, piensa que quizá le estés privando de una gran bendición.

Dar libertad a otros también te libera a ti. Negar a veces te priva de disfrutar las bellezas de la verdad y la vida.

jueves, 12 de abril de 2012

Cómo mostrar amor hacia los demás

Tanto, los temperamentos como los estilos de comunicación, no son una excusa a nuestro mal comportamiento o negligencia, no podemos escondernos detrás de ellos. El Señor nos ha dejado mandamientos claros en cuanto a cómo debemos comportarnos, mostrar amor y ser pacientes.

Veamos para terminar unos versículos y tomemos consejos de ellos:

 
Filipenses 2:3  Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;

Romanos 12:3  Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

Colosenses 3:19  Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
20  Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.
21  Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.

1Tesalonisenses 5:14  También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
15  Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.

Romanos 12:17  No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
18  Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 

La vida del creyente debe ser marcada por buenas relaciones con los demás. Honrar a Dios en su forma de hablar y expresarse, no es nada fácil, nuestro orgullo muchas veces nos jugará en contra. Pero es nuestro deber y responsabilidad procurar por todos los medios ser de edificación y dar gracia a los que nos oyen.

Para lograr esto debemos dar unos pasos sencillos: reconocer nuestras fallas, pedir perdón a Dios y a los que hemos ofendido y rogar al Espíritu Santo de Dios que produzca en nosotros los frutos espirituales que Él desee, permitir a Dios hacer los cambios necesarios en nuestra vida y estar dispuestos a pagar el precio de un cambio.

Muchas veces no queremos cambiar nuestra forma de relacionarnos con los demás porque tememos que nos vean como débiles o se aprovechen de nosotros, pero es necesario hacer cambios si queremos encontrar un alivio a nuestras relaciones conflictivas. No todas las personas reaccionarán como nosotros esperamos, pero es nuestra responsabilidad tomar el primer paso, dar la otra mejilla y comenzar a caminar la segunda milla si queremos ser usados por Dios y transformar nuestro entorno.

No podemos culpar a otros, no podemos dejar esta responsabilidad en manos de otros, ni siquiera en Dios. Somos nosotros los llamados a amar y mostrar amor a todos. Somos nosotros los que podemos hacer una diferencia en nuestras familias desde hoy. No les demos este privilegio a extraños, seamos nosotros los que afectemos de tal manera la vida de nuestros hijos y conyugues para que ellos glorifiquen a Dios.

No deje de depender de Dios; nuestro enemigo, el diablo, estará buscando muchas formas para desanimarlo, estará provocando miles de situaciones donde se detonen las peleas, pero por Jesucristo podemos vencer. Antes de responder, antes de dar una palabra, pensemos si eso glorificará a Cristo y dará honra al que está delante suyo. Ellos verán a Cristo en su forma de actuar. No sólo hable de Jesús, viva cada día como Él.

miércoles, 11 de abril de 2012

Y ¿si viviera como él?

Me pregunto ¿si somos tantos cristianos en el mundo, por qué no ganamos al mundo para Cristo?, ¿será que estamos tan ocupados en nuestros propios planes que nos olvidamos de la gran comisión?

Desde mi punto de vista y haciéndome un autoexamen, creo que se debe a que no vemos la gran comisión como un mandato sino como una opción o una tarea más. Algo que podemos hacer, pero que el Señor no se molestará sino no lo hago; algunos estamos más preocupados por el programa del domingo que por ganar a otros con el evangelio. Y mirándome a mí mismo, eso sucede muchas veces.

La verdad es muy distinta y si cada creyente viviésemos como Dios manda y si hiciéramos lo que nos pide estoy seguro que las cosas cambiarían. A veces pienso en mi vecino, sí el de la tienda de la cuadra, si supiera cuál es la razón de mi fe, ¿no se sentiría atraído a Cristo?.

Al mirar a los apóstoles y su devoción y convicción, me digo a mí mismo: “deberías vivir como ellos”. Porque el apóstol Pablo decía:

1Co 9:16  Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!

A la luz de esta declaración, aunque me esté atando la soga al cuello, no predicar en este día sería pecado, porque debemos hacerlo; nos fue dada una comisión y no tenemos otra razón de pasar por este mundo sino para compartir de la obra de Cristo. 

Qué diferente sería si fuera como Pablo, si viviera como él. Si cada día no dejara pasar sin hablarle a alguien de Jesús. Si todos fuéramos como él, quizá ya serían muy pocos los que no conozcan a Cristo. Por algo él dijo: "lo he llenado todo con el evangelio".

Sinceramente quiero sentir esta necesidad de la que hablaba Pablo, quiero sentir la urgente necesidad de predicarle a todo aquel que esté a mi lado. No para gloriarme en algo, sino para cumplir con el deseo de nuestro Padre celestial. Acompáñame en esta obra y hoy hablemos a alguien de la muerte y resurrección de Cristo.