lunes, 31 de octubre de 2011

Yo le Win al Halloween



Hace un año atrás con el ministerio hicimos un programa para Halloween, explicando la trampa que hay detrás de la máscara. Una fiesta que hasta tilda de inocente por los disfraces, caramelos y trucos. Pero que en realidad está muy lejos de ser inocente ya que hay miles de personas que usan este día para entregar sacrificios a Satanás y hacer pactos y maleficios.

Quizás tú no eres uno de esos que está buscando una experiencia satánica, pero en tantos juegos y curiosidades con lo oculto te puedes involucrar en cosas realmente peligrosas, no sólo en lo emocional o físico, sino también en lo espiritual.

Dios desde la antigüedad prohibió la brujería y consultar a los muertos, porque en el fondo era consultar a los demonios. Dios quiere que te mantengas alejado de todo eso, porque solo te llevará por un callejón obscuro donde vas a ser presa del enemigo de tu alma.

Hoy los cristianos en vez de hablar de los muertos y demonios debemos hablar de Aquel que venció a la muerte, Jesús el dador de la Vida, el Pan de vida; quien puede traer luz y esperanza al corazón más obscuro y afligido. Jesús siendo el creador y sustentador de la vida, vino a este mundo y entregó su vida por ti y por mí en una cruz. Derramó su sangre para limpiarnos de nuestros pecados y resucitó venciendo a la muerte para darnos vida eterna. La muerte ya no tiene poder sobre todo aquel que haya recibido a Cristo en su corazón, todo aquel que se acerca a Jesús es recibido por Él. Porque Jesús mismo dijo: “el que a mí viene, no le hecho fuera”.

Que gran esperanza y victoria que hay en Jesucristo, que gran salvación, vencer la muerte, el pecado y aún al mismo Satán, al que tenía el poder de la muerte. No te sientas perseguido o afligido, hoy hay esperanza para ti.

Puede ser que seas uno de los que está buscando una salida a toda esta opresión demoníaca, puede ser que te encuentres abrumado por lo que el diablo quiere hacer en tu vida. Realmente no te conozco ni sé lo que estás pasando, pero hay Alguien que sí y te está buscando, quiere darte paz, libertad y perdón. Sólo ríndete a sus pies y clama por salvación, Jesús te ama y Él es la luz de este mundo que quiere llenar de luz tu vida.

Heb 2:9  Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.
10  Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
14  Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,
15  y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.

domingo, 30 de octubre de 2011

Con los oídos limpios



Hace un tiempo atrás, mi hijo Ariel tuvo una serie de complicaciones con su oído, sufrió de frecuentes cuadros de otitis, esto provocó que un líquido espeso como pus se quedara en su oído medio; la consecuencia: comenzó a perder audición. Poco a poco nos dimos cuenta que no escuchaba bien, tenía que subir el volumen del televisor y cuando le decíamos algo nos decía la típica pregunta: ¿qué? Y realmente era irritante repetir una y otra vez las cosas, pero no sólo para nosotros sino también para él; porque se sentía mal, ya que no escuchaba y no entendía lo que les decían.

Luego de varios exámenes médicos, lo más recomendable fue hacerle una cirugía y colocar unos tubos de ventilación en el oído medio. Casi inmediatamente la hipoacusia desapareció y volvió a escuchar, hoy escucha perfectamente y creemos con Esther, mi esposa, que a veces escucha más de lo que debería.

Pero aprendí algo de todo esto. Cuando hay una infección, algo que contamina tu oído no te deja escuchar bien y si el problema persiste y no lo corriges hasta puedes perder la audición en gran manera.

Creo en lo personal que en nuestra vida cristiana pasa algo parecido, a veces hablo con personas que me dicen: “yo no puedo escuchar a Dios”, “creo que Dios se olvidó de mí”, “no sé para qué orar si Dios no me responde”. Con la experiencia de mi hijo, no creo que estas personas estén mintiendo o exagerando, ellos realmente no escuchan la vos de Dios; oran pero no perciben respuesta alguna. Pero no es porque Dios no les responde, sino porque algunos de ellos tienen tapado los tímpanos con infección.
Una vez en una campaña evangelística en las costas del Ecuador, estuve con un doctor un cirujano maxilofacial, toda una eminencia en la medicina, quien dio una conferencia. El Doc T, como le decíamos, dijo una frase que me quedó grabada en la mente: “toda infección es quirúrgica, no puedes solamente dar antibióticos, en algunos caso la única solución es sacar la pieza infectada”. Él hablaba de odontología y un diente infectado necesita ser extraído o ser tratado quirúrgicamente. Bueno no soy médico, no soy odontólogo, pero algo aprendí. Que cuando hay algo malo en ti debes quitarlo, porque si no vas a seguir enfermo.

Volviendo al tema de escuchar a Dios, quiero hacer referencia a dos pasajes en la Biblia que para mí pueden explicar por qué algunos no escuchan a Dios.

La primera se encuentra en el evangelio de Juan

Jua 10:27  Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

Jesús nos da una pista de por qué alguno no le escuchan. “Porque no son sus ovejas”, algunas personas no pueden escuchar a Dios porque no les pertenecen, nunca fueron comprados con la sangre de Cristo, nuca pidieron a Dios perdón por sus pecados, ni fueron hechos de la familia de Dios.

El otro grupo de personas que no escuchan a Dios, que son sus hijos, pero que no le escuchan es porque quizá tengas cosas en sus cabezas que les están infectando el oído. Pensamientos humanos, ideas del mundo, música que apela a su pasiones, ideas que Satanás trae a sus cabezas para distraerlos del llamado de Dios que a la larga se convierten en verdaderas infecciones y necesitan ser drenadas. Estas infecciones te debilitan tanto, te quitan tanta energía y vigor, que no tienes tiempo ni ganas para hacer lo que Dios te pida, y estás tan embotado que no puedes escuchar lo que Él te dice.

El otro pasaje que te quiero mostrar es el de 1 de Samuel, cuando Dios llama a Samuel, dice que lo llamó en un momento en que la lámpara de Israel se estaba por apagar, cuando la gente ya no recibía Palabra de Dios, aun cuando, Elí, el sacerdote ya no escuchaba a Dios. Bueno él no quería escuchar a Dios porque tenía una infección, el amor por sus hijos.

1Samuel 3:4  Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí.

Pero este adolescente Samuel escuchó al que lo llamaba y estaba dispuesto a obedecer, dijo: Estoy aquí Señor, que quieres que haga. Toda la vida de Samuel se caracterizó por hablar con Dios y escucharlo, toda su vida fue marcada por una vida de obediencia, de andar con el Padre. Samuel podía escuchar a Dios, podía atender a su voz, hacer su voluntad. No había cosa alguna en él que estorbe en su comunión. Tenía los oídos limpios.

Y tú, ¿necesitas un otorrino? Estás escuchando a Dios, tienes esa sensación de que no estás escuchando a Dios; Él te habla todos los días, puede ser que no lo sientas porque tus oídos deben estar tapados. Hazte un examen y limpia tu vida.

sábado, 29 de octubre de 2011

Enojado con Dios


¿Te has enojado con Dios alguna vez? Estoy más que seguro que sí, en algún momento de tu vida te ha pasado; quizá no te diste cuenta pero las reacciones de tu vida pueden mostrar cierto enojo o descontento. Yo debo confesar que sí me he enojado y no porque Dios haya sido malo conmigo o no me haya atendido o me ha hecho pasar por un mal rato, sino porque no entendía lo que Él quería hacer o no aceptaba lo que Él deseaba para mí.

La principal razón de enojo con Dios no es porque nos sentimos lastimados por Él, sino que no nos gusta su plan y queremos seguir con el nuestro. A veces no aceptamos lo que Dios quiere o está haciendo y nos rebelamos contra Él. Escuchamos las mentiras del diablo que nos dice que Dios no es tan bueno y que no se preocupa de nuestros intereses; “tienes derecho a dormir más, preocuparte por ti un poco y no tanto por los demás; ¿trabajas tanto para dar tu dinero a la iglesia? En fin, siempre hay pensamientos que se levantan contra Dios.

Jonás huyó de la presencia de Dios (como si eso fuera posible) porque no quería predicar a un pueblo al que él odiaba. Ya saben lo que paso; se metió en un barco, vino la tormenta, al agua pato, le trago el tío de Nemo y se arrepintió; oró, pidió perdón y fue vomitado en una playa justamente en el lugar al cuál no quería ir. Al final estaba donde Dios quería que esté. Aun con un poco de susto por el traumático viaje en primera clase en Royal Fish, fue y predicó. Añorando que no se hayan arrepentido, se quedó a esperar la destrucción que nunca llegó, lo cual le molestó y se enojó con Dios porque Dios es muy bueno y misericordioso. Pero… ¿Acaso no recibió él, perdón de Dios cuando se lo pidió dentro del pez? Qué curioso que somos, somos más propensos a esperar el juicio de Dios que su gracia.

Bueno, para terminar la historia, Dios perdonó al pueblo de Nínive y Jonás confronta a Dios. Jonás no quería predicar a este pueblo porque esperaba que Dios los destruyera, así que, dice la Biblia:

Jonás 4:1  Pero Jonás se disgustó en extremo,  y se enojó.

Definitivamente Jonás no sabía lo que estaba diciendo. Él conocía del amor y misericordia de Dios, lo experimentó también, pero justamente su misericordia daba rabia a Jonás. Jonás quería venganza, sangre corriendo por las calles, fuego cayendo del cielo; pero sólo pudo ver una mañana tranquila de paz y escuchó cánticos de alabanza a lo lejos. Jonás se moría de la bronca y arremetió contra Dios, insolentemente le dijo:

Jonás 4:2  … ¡Ah,  Jehová!,  ¿no es esto lo que yo decía cuando aún estaba en mi tierra?  Por eso me apresuré a huir a Tarsis,  porque yo sabía que tú eres un Dios clemente y piadoso,  tardo en enojarte y de gran misericordia,  que te arrepientes del mal.
4:3  Ahora,  pues,  Jehová,  te ruego que me quites la vida,  porque mejor me es la muerte que la vida.
Hay mucho para profundizar, pero sólo quiero que pienses en tu vida por un momento; ¿Estás enojado con Dios? ¿Es racional hacer eso? ¿Será que tu egoísmo o deseo de hacer tu voluntad te ciega y no puedes ver la gracia y el amor de Dios?. 
El enojo contra Dios se revela en tu tiempo de oración, porque cuando no quieres orar es porque no quieres hablar y quedar de acuerdo en qué harán juntos ese día y solamente quieres hacer tu vida sin ayuda de nadie. Cuando dejas de pasar tiempo a solas con Dios y no sabes muy bien por qué, quizás sea porque hay algo en tu corazón que no concuerda con tu Señor y en cierto modo, de alguna forma estás enojado con Dios. Examina tu corazón, mira dentro tuyo y, como dice el apóstol Pablo: Quita de ti toda amargura, enojo, ira y todo aquello que te haga rebelarte contra el plan perfecto de Dios.

jueves, 27 de octubre de 2011

El Lugar secreto



Cuando éramos niños siempre teníamos lugares especiales de juegos, donde nos disfrazábamos, jugábamos y contábamos historias. Un lugar secreto, que quizá pocos tenían acceso. Un lugar donde todos éramos importantes y capaces de hacer cualquier cosa. Lo gracioso es que ese lugar podía ser cualquier lado, hasta bajo de las cobijas, todo se transformaba cuando entrabamos al lugar secreto.

Ezequiel 3:22  Luego el Señor puso su mano sobre mí, y me dijo: «Levántate y dirígete al campo, que allí voy a hablarte.»

Al leer este pasaje pensé en esto, en un lugar secreto donde puedo escuchar la voz de Dios. ¿Tienes uno? ¿Te encuentras a solas con Dios? ¿Él te invita a caminar para conversar?

Creo que es muy importante para cada uno de nosotros que tengamos un lugar secreto donde nos encontremos con Dios, donde podamos pasar tiempo a solas con Él. Donde podamos leer las Escrituras y orar. El Señor Jesús nos decía que entremos en nuestro aposento y cerrada la puerta oremos al Padre. Algo que tengo bien claro es que el lugar no hace a la santidad, no es el lugar sino con la persona con quien pasamos, es estar con Dios. El punto de tener un lugar así es para estar a solas con Él; es el hecho que nadie te estorbe, que nadie se interponga entre tú y Él.

Dios está muy interesado en hablar con nosotros; es Él el que nos invita a salir al campo para hablarnos. La pregunta es: ¿por qué?, bueno somos sus hijos, nos compró con la sangre de Cristo y dio todo por nosotros en la cruz. Y simplemente porque nos ama. ¿Necesitas más razones?.

La otra pregunta que me viene a la mente es: ¿para qué?, creo que la respuesta viene del versículo 23, léelo:

Ezequiel 3:23  Yo me levanté y salí al campo. Allí vi la gloria del Señor, tal como la había visto a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra.

Ver su gloria. Cada vez que te acercas a Dios, cada vez que conversas con Él, que lees su Palabra, que tienes un tiempo de quietud para estar en su presencia y orar. Cuando estás a su lado siempre vas a ver su gloria, la forma que obró en el pasado y lo que está haciendo por ti. Esto no es una experiencia del tercer tipo, ni algo extrasensorial; sino que es una realidad, encontrarnos con Dios y conocerlo; mirar tu vida y reconocer tus pecados, reconocer su santidad y lo indigno que somos de estar ante Él, pero por la gracia de Cristo podemos entrar a su presencia, por eso es casi inevitable que el termine este versículo de las siguiente manera: “y caí rostro en tierra”.

No podemos hacer otra cosa que caer a sus pies en adoración al ser objeto de tanto amor y pasión. Él nos llama porque quiere hablarnos, compartir con nosotros; nos lleva a un lugar secreto donde podamos estar a solas, nos muestra su gloria como en el pasado y podemos adorarle, rendirnos y decirle cuánto le amamos. ¿Ya tienes ese lugar? ¿Ya te encontraste hoy con Él?.

Preguntas Claves


Estoy leyendo un libro muy particular, es el tiempo de libro que te hacen reír y reflexionar al mismo tiempo, quizá a algunos les  parezca aburrido o poco interesante, pero a mí me gusta. Se llama: “UN ENEMIGO LLAMADO PROMEDIO”, de John L. Mason. Del grupo Nelson y editorial Betania. Te recomiendo que lo leas.

Cuando lo vi me llamó la atención una advertencia en la portada que decía: “Las verdades en este libro pueden afectar las áreas MEDIOCRES de su vida”. Desde ahí ya me gustó el libro.

Pero me gustaría compartirles un extracto, claro si Mason no se enoja ni me demanda por usar una parte de su libro. Así que voy a resaltar algunas de las preguntas que más llamaron mi atención y me hicieron reflexionar.

Pero una de las gemas que da es la siguiente:

PODEMOS CRECER POR NUESTRAS PREGUNTAS TANTO COMO POR NUESTRAS RESPUESTAS

He aquí algunas preguntas importantes que nos debemos hacer:
  1. ¿Qué decisión tomaría si supiera que no fallaría?
  2. ¿Qué debo eliminar de mi vida que me impide alcanzar todo mi potencial?
  3. ¿Estoy en la senda de algo absolutamente maravilloso, o de algo absolutamente mediocre?
  4. Si todos en los Estados Unidos de América estuvieran en mi nivel de espiritualidad, ¿habría un avivamiento en la tierra?
  5. ¿Sabe el diablo quién soy?
  6. ¿Estoy huyendo de algo, o corriendo hacia algo?
  7. ¿Qué puedo hacer para usar mejor mi tiempo?
  8. ¿Reconocería a Jesús si lo encontrara en la calle?
  9. ¿A quién debo perdonar?
  10. ¿Cuál es mi pasaje favorito de la Biblia para mí mismo, para mi familia y para mi carrera?
  11. ¿Qué cosa imposible creo y planifico?
  12. ¿Cuál es mi pensamiento más predominante?
  13. ¿Hay algo que anteriormente me haya comprometido a hacer, y que haya abandonado?
  14. ¿Qué hace que las personas que más respeto ganen mi consideración?
  15.  ¿Qué haría en mi situación una persona realmente creativa?
  16. ¿Qué influencias externas me están haciendo mejor o peor?
  17. ¿Puedo guiar a alguien hacia Cristo?
  18. ¿En qué áreas debo mejorar en términos de desarrollo personal?
  19. ¿Qué dones, talentos o cualidades tengo?
  20. ¿Qué puedo hacer por alguien que no tiene la oportunidad de retribuirme?

Bueno, no voy a decir nada más, sólo te animo a que contestes estas preguntas y seas sincero, puede afectar tu vida. La mía ya la hizo.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Con 7 me alcanza


Esto no se trata de un juego de cartas, como el truco que se juega en Argentina, no es que quiero un 7 de oro o de espadas. Pero ¿te has dado cuenta que a veces necesitamos pocas cosas para estar llenos y satisfechos en nuestra vida? Tampoco me estoy refiriendo a algún tipo de dieta de 7 ingredientes o al súper helado de 7 sabores.
En mi vida, en particular, he luchado con mis propios pensamientos derrotistas inducidos por el diablo a que crea que no soy un buen hijo de Dios, que no valgo la pena y que no merezco tanto perdón y amor, en definitiva: “la gracia de Dios se gastó en vano en mí”.

Pero estos 7 versículos cambian radicalmente mi pensamiento, como dice Marcos Vidal: “se me desenreda sola mi madeja… y reconozco tu escritura aunque el renglón esté torcido”. 

Lean por favor:
Tit0 3:1  Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
2  Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.
3  Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.
4  Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
5  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6  el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
7  para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

En mi Biblia este pasaje tiene como título: “Justificados por Gracia” y es realmente una declaración de la gracia de Dios.

¿Cómo identificamos la gracia de Dios?

Bueno, para mí hay una palabra clave: “éramos” no sólo es una cuestión de tiempo sino también de modo, porque si éramos implica que ya no lo somos. Y sí, éramos totalmente contrarios y enemigos de Dios, haciendo malas obras, ofendiéndole constantemente. Y es ahí cuando aparece la otra palabra que me muestra la gracia de Dios: “pero”, uff! Qué bueno que exista está palabra. Porque eso significa que existe otra opción, otra oportunidad y es eso justamente lo que la gracia nos da.

Hace un tiempo fui a comprar hamburguesas cerca de mi casa, al regresar a casa, como la calle estaba iluminada, pues era de noche; no me di cuenta que las luces del automóvil estaban apagadas, hasta que vi a un policía hacer señales para que me detenga. Al verlo automáticamente encendí las luces, pero ya era tarde. Él me dijo: ¿sabe usted que eso es una contravención? Sí, le respondí, pero no me di cuenta que salí sin encender las luces. Me miró y agregó: esta vez le dejo pasar, pero la próxima voy a tener que multarlo.

Eso es gracia, que me perdone la infracción. Que me deje en libertad, que traiga alivio a mi vida, porque de verdad, cuando me dijo que me podía ir sentí que volvía a respirar. La gracia tiene esa facultad de darte una nueva manera de encaminar tu vida, desde ese día siempre verifico las luces en la noche cuando voy  a conducir.

Pero… Pero, esta palabra nos muestra también quién nos dio tal gracia y fue Jesucristo. Es Dios el que nos otorgó el perdón por medio de Cristo, no nosotros mismo, no hay nada que podamos hacer para obtener salvación y es Dios y su amor el que no da gracia y no simplemente gracia y ahí nomás, sino que es abundante. Dios da las cosas conforme a SU medida, Dios es grande, perfecto, suficiente y bueno por lo tanto todo lo que da es de la misma manera. Sin esta gracia no podremos vivir. La gracia de Dios siempre te da más de lo que puedes esperar.

Estos 7 versículos hoy deben impactar tu vida, grábalos en tu mente y corazón, ponlos como un recordatorio en tu mano derecha, tenlo frente a tus ojos, donde los puedas ver para que cuando llegue la duda del enemigo te acuerdes de que la gracia pudo más.

martes, 25 de octubre de 2011

Llevar el evangelio


Hechos 13:49  Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.

¡Qué inspirador versículo! Que grandioso sería escuchar eso hoy en día.
¿Has visto tu provincia? ¿Conoces las necesidades de ella? ¿Sabes cuáles son los barrios más vulnerables y necesitados? ¿Has pasado por ellos para hablar del amor de Dios?

Acordemos que no es un trabajo fácil, que no es sólo cuestión de tener un paquete de folletos y repartirlos. Se trata de orar por nuestra tierra, por nuestra provincia y barrio. Clamar a Dios por ella, tener pasión por las almas perdidas y hablarles del amor de Cristo.

En muchas ocasiones nos preocupamos tanto de programas y eventos; de cumplir con los planes trazados a principio de año y no le damos espacio a la guía del Espíritu Santo. Si ves bien, al comienzo del capítulo 13 de Hechos, el Espíritu Santo dijo a la iglesia que “separaran a Bernabé y Saulo para la obra a la que los he llamado”. Es el resultado de la guía del Espíritu tanto alcance del evangelio.

Cuando haces la obra de Dios en tus propias fuerzas, sin su guía, sólo por la emoción o por ver la necesidad puedes cansarte o perder el enfoque de la obra. Puedes confundir la razón del por qué estás predicando.

Pero cuando oras, buscas y vas a predicar el evangelio con la guía de Dios; tu corazón se llena de gozo, cobras nuevas fuerzas y la Palabra de Dios corre por las calles de cada barrio en tu provincia.

Te animo a que en una hoja de papel escribas el nombre de tu provincia, ores por ella. Pongas el nombre de algunos barrios a los que nunca has ido, ores por ellos. Contactes a algunos hermanos y compartas tu deseo de evangelizar tu provincia y ores por estos hermanos. Compres folletos y designes un día. Y vayas con hermanos a testificar. Si necesitas ideas o materiales contáctate con ministerios evangelísticos locales que te puedan asesorar o con nosotros en www.comisionjuvenil.org y podemos darte una mano. Pero no dejes pasar tu vida sin ganar almas para Cristo. Sé parte de la expansión del evangelio, haz que la Palabra de Señor se difunda en toda la provincia.

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Quién te persigue?


¿Qué piensas cuando eres acosado o maltratado? Puede ser que te sientas solo o desvalido. Puede que pienses que se olvidaron de ti o peor, que Dios no tiene cuidado y te dejó solo en este tramo de la vida.

Es curioso pero siempre que pasamos por momentos de aflicción nuestra tendencia es mirar hacia nosotros mismos y claro, nunca encontramos fuerza ni valor para enfrentar todo esto. Miramos a los problemas, las amenazas y vemos que no podemos hacer nada. Comenzamos a sufrir en todos los aspectos de nuestra vida, físico, emocional y espiritualmente. Es curioso porque nos olvidamos de promesas como: “aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno…” o “nunca te dejaré ni te desampararé”. Creo que sufrimos de amnesia en esos momentos.
Me gusta  la actitud del salmista al preguntar a sus adversarios lo siguiente, usaré la versión moderna para esta ocasión:


Sal 52:3  ¿Por qué presumes,  bravucón, de tus delitos? El amor de Dios es  constante.

Mira, pueden haber muchos bravucones que te acosen día y noche, y no sé si estás viviendo algo así, pero déjame recordarte la otra parte de este pasaje: EL AMOR DE DIOS ES CONSTANTE.

No te preocupes por lo que pase, porque quien te persiga, confía en el amor de Dios. Si hay algo constante en esta vida ese es Dios. Su amor no tiene fin, es eterno como Él, porque es la esencia de su ser, Dios no sólo tiene amor, sino que Él es Amor. Es Eterno, nunca se va a acabar, no tiene fin. Te voy a recordar otro versículo: “con amor ETERNO te he amado”.

Puede ser que todo el mundo se te venga encima, quizá por tu propia culpa o pecado, pero eso no hace que el amor de Dios deje de ser constante para ti. Dile a tus adversidades: “EL AMOR DE DIOS ES CONSTANTE”, no temas Él está a tu lado.

domingo, 23 de octubre de 2011

Dame tu corazón

“Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. Prov. 23:26

¿Qué podríamos dar a Dios que realmente valga la pena? ¿Un auto, una casa, un televisor, un juguete preferido? La verdad nada de eso le interesa más a Dios que el corazón.
Dios quiere tener una relación personal con nosotros, ser nuestro Padre, nuestro amigo. No necesita cosas materiales, no necesita que hagamos cosas grandes para Él ni pequeñas, sólo le interesa que podamos acercarnos a Él y buscarlo día a día.

¿Por qué Dios quiere nuestro corazón y no nuestros ojos o nuestra boca?
Porque en el corazón están nuestros sentimientos, y quiere que le amemos profundamente.
Porque del corazón salen nuestros deseos y si amamos a Dios buscaremos las cosas que le agradan a Él.
Porque el corazón gobierna nuestros pensamientos, y si tenemos nuestro corazón en Dios haremos cosas que le glorifiquen a Él y le obedezcamos.
Dios quiere nuestro corazón porque si se lo damos, Él nos llenará de alegría y guiará siempre a lo mejor.

¿Qué hará Dios en mi corazón?
Primero lo limpiará de todo pecado. Jesús murió en una cruz, derramó su sangre y resucitó para darnos perdón de pecados y limpiarnos de todos ellos. Si recibimos a Jesús en nuestro corazón, Dios promete aceptarnos como hijos y darnos la vida eterna y estar junto a Él en el cielo.
Segundo, dará esperanza y gozo de saber que estaremos por siempre con Él, que nos ayudará en nuestros problemas y nos cuidará. Estaremos confiados y seguros.
Tercero, nos dará su amor, podremos experimentar y mostrar amor a los demás de una forma que nunca antes lo haríamos. Amaremos a Dios mismo, porque su amor estará en nosotros.
Por último, hará su morada en él. Dios no sólo quiere perdonarnos sino vivir en nosotros, su Espíritu Santo hará su casa en nosotros y estará por siempre aquí. Desde nuestro corazón podrá ayudarnos a vencer la tentación y dejar el pecado, entender y amar la Biblia. Nos guiará a orar y nos mostrará qué hacemos mal y qué ofende a Dios. 

Dios quiere nuestro corazón porque ahí está nuestra vida en sí. Y que mejor lugar es que nuestra vida esté en las manos de Dios.

viernes, 21 de octubre de 2011

Orar es más que hablar


Debo confesar que me cuesta mucho orar, no es que no ore, ni que no quiera orar, sino en que mis oraciones no se vuelvan repetitivas o superficiales.

Al ver la vida del Señor Jesús, encuentro pasajes como este que me desafían a orar de la misma manera consistente. Orar con el corazón, el pensamiento y el espíritu. Dedicar tiempo a la oración y no divagar en mis pensamientos. No sé si te ha pasado que mientras oras te acuerdas de canciones, escenas de películas o conversaciones que has tenido con alguien y las comienzas a recrear en la mente y cuando menos te das cuenta, han pasado minutos y tú estás en otro lado y no orando. Bueno a mí sí me ocurre y a veces es casi insoportable.

Me encuentro en la lucha con mi carne que no quiere rendirse a Dios; creo que eso debe porque al orar, obviamente, debo confesar mis pecados y dejarlos a un lado, y mi carne no quiere. A veces mi lucha es con hacer las cosas como yo quiero y no exponerlas a Dios para que no me cambien los planes, o porque sé que no estoy tomando las mejores decisiones pero quiero hacerlo de todas formas. Fíjate este versículo:

Luc 6:12  En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.

Orar es mucho más que simplemente hablar con Dios, es más que contarle como me siento o lo que quiero, porque Él ya lo sabe. Orar implica fe, implica creer que Él existe y está escuchando tu oración. Orar implica dependencia, esperar solamente en Él y que sea Él quien haga las cosas en favor tuyo. Orar implica rendirse a sus pies, a su autoridad y soberanía, a su decisión, someterse a su voluntad. Orar requiere esfuerzo porque debemos dejar a un lado nuestros placeres para concentrarnos en Él y enfocar nuestra vida a Él. 

Orar como lo hizo Jesús, toda una noche, es como Jacob que luchó toda una noche y no se alejó hasta recibir la bendición de Dios. Orar es ponerte de acuerdo con Dios, en que sus planes son los que más te convienen y que sus tiempos son los más sabios y que sus bondades son las más ricas.

Aprende a disfrutar de la oración, deja un tiempo en tu vida para orar de verdad.

jueves, 20 de octubre de 2011

Trabajando juntos


Una de las herramientas más importantes en cualquier trabajo o ministerio es el compañero, el equipo de trabajo.

Qué gran título recibe Tíquico en el siguiente pasaje:

Colosenses 4:7  Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor,


Me gustaría resaltar algunas características que el apóstol Pablo menciona de él:
1-    Amado hermano
2-    Fiel ministro
3-    Consiervo en el Señor

Creo que podríamos mencionar otra característica casi tácita en este versículo, y es su diligencia. “Todo” se los hará saber. Tíquico era responsable y cumplía con su parte del trabajo. Era confiable, se le podía encargar una tarea. Es como cuando dice en Proverbios que el siervo fiel es como agua fresca en el calor del verano.

Es importante que en todo trabajo contemos con personas que cumplan estas características, debemos y necesitamos trabajar con gente confiable, leal y honesta; que caminen en la misma dirección y tiren para el mismo lado. 

El apóstol Pablo habló en otro momento de no unirse en yugo desigual. Siempre tomamos este versículo en relación con el noviazgo o matrimonio, pero en realidad es un principio: “si te unes con alguien que no tiene tu misma visión, vas a caminar cojeando de una pata”. Imagínate un arado con una mula de un lado y un buey al otro, no tienen la misa fuerza, no son del mismo tamaño entre otras cosas que podrían resultar en un estorbo al momento de trabajar.

Pero hay otro aspecto que me gustaría resaltar y es el de Pablo como consiervo. Él estimaba, amaba y valoraba a Tíquico. Elogiaba su trabajo y su vida, lo consideraba y exaltaba ante los demás. Algunos dicen que el siervo de Dios no debe esperar recompensas, y en cierto modo la ambición del siervo no debe ser el aplauso. Pero cuán importante y valioso es una palmada en la espalda y un “bien hecho”.

Los que estamos en el liderazgo debemos cultivar este espíritu de aprobación y apoyo para nuestros consiervos, nótese que dice consiervos y no empleados, es un trabajo a la par, donde todos somos uno en el cuerpo de Cristo. Debemos por lo tanto animar, apoyar y estimular a los que están con nosotros en la obra de Dios.

Espero que esto te anime a ti y gracias por ser mi consiervo en la obra de Dios.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Ser contracorriente


Siempre he oído el concepto de que el cristiano no debe pelear con nadie, que tiene que ser de buen testimonio y dejarse patear por algunos, si es necesario. Pero ¿es real esto? Sí, en cierto modo; la verdad es que como hijos de Dios no deberíamos estar peleando con todo el mundo, menos por causas perdidas o en necedades. Pero no quiere decir que no debemos ser los generadores de discusión.
Jua 10:19  Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.

En el contexto de este pasaje el Señor Jesús estaba hablando de que Él es el Buen Pastor y que su vida se da por las ovejas en forma voluntaria. Lo cuál para muchos era una locura, y pensaban que estaba fuera de sí.

Pero el punto es: “creas una reacción contraria al pensamiento del mundo cuando hablan de ti”. Si eres del tipo de persona que no crea incomodidad al mundo creo que no estás siendo de contracorriente o de impacto con el evangelio al mundo que te rodea. No estoy hablando de hacerse odiar por los demás con un aire de santulón o de súper especial. Sino de marcar una diferencia con el mundo, su modo de actuar y su forma de pensar. Si contemporizas, si haces lo mismo que los demás y piensas igual que el resto del mundo, si te sientes cómodo en el mundo y ellos se sienten cómodos contigo, es muy probable que no estás mostrando a Cristo en tu vida.

Quizá digas: “pero debo mostrar amor al mundo como hizo Cristo” y estoy totalmente de acuerdo, pero eso no quiere decir que ames las cosas del mundo, sino a las personas y muestres un camino diferente, el de Cristo.
Jesús amó al mundo que hasta dio su vida, pero no amó el pecado ni sus prácticas. “El mundo le rechazó porque Él mostraba que sus obras eran malas” Jn. 7:7. 

Siempre que muestras que las obras del mundo son malas, te aseguro que vas a ganar enemigos. Vas a crear disensión. La gente va a comenzar a hablar de ti y no necesariamente para alabarte sino para criticarte.

El apóstol Pedro dijo que no debemos seguir como antes, sino mostrar un cambio porque ahora somos hijos de Dios

1Pe 4:3  Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.
1Pe 4:4  A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;

Ahora que somos hijos de Dios debemos vivir para Dios, ya no nos tenemos que preocupar por agradar al mundo, porque ellos tampoco esperan que tú hagas lo mismo que ellos, sino que seas diferente.

Una vez una mujer había aceptado a Cristo y por muchos meses predicó a su esposo para que él también creyera en Dios. Pero él se rehusaba. Un día él le dijo: "el domingo iré a la iglesia si el sábado vienes conmigo a una discoteca". Ella con el afán de ganarlo para Cristo, fue. 
El domingo muy temprano ella se levantó y se preparó para ir a la iglesia, al ver que él no se levantaba de la cama, le dijo: “vamos a la iglesia se hace tarde”, él respondió: “¿ir a la iglesia?, no, con cristianos como tú que van a las discotecas ni loco. Jamás me convertiré en alguien así.

¿Qué piensan las personas de ti? Espero que crees controversia en tu medio, que todos digan: allí viene el que lee su Biblia, el que ora o el que predica. Espero que a alguno este post le moleste, porque no quiero decir algo que agrade a todo mundo, sino que agrade a Dios y testifique de Cristo.

lunes, 17 de octubre de 2011

Mirarle a los ojos


 ¿Te imaginas ese día glorioso cuando de repente mires hacia el frente y veas su rostro?
La verdad no yo no puedo hacerlo, me cuesta tanto imaginarme al Señor Jesucristo. No porque no crea en Él o me falte la fe, sino porque es demasiado para mi mente tan finita. Es algo que supera la dimensión de mi imaginación.

Puedo leer lo que dicen las Escrituras acerca de Él y su venida, cómo se presentará, cómo lo vio el apóstol Juan, cómo lo describe en Apocalipsis y también algún profeta del Antiguo Testamento. Pero la verdad es que no puedo. ¿Seré muy tonto o corto de imaginación?

Toda mi vida pensé que el Señor Jesús se parecía a esos actores de Hollywood. Siempre con un rostro casi inmutable. En otros momentos me imaginaba a alguien con cierto aire de severidad porque mi conciencia sucia no me dejaba verlo como el Buen Pastor sino como el amo enojado. Es más fácil para mí pensar en que viene como Juez, como el que cabalga, como el que disciplina y no como el Sanador, Protector y Amoroso novio que viene por su esposa.

Pero esa es mi mente, gracias a Dios. Es mi mente y no la de Dios, quien tiene otra visión de la realidad, una visión muy diferente a la mía. Una visión manchada con la sangre de Cristo y no manchada por el pecado como la mía. Una visión llena de amor y de justificación y no de juicio y venganza.

Estas palabras de amor me hacen reconocer cuán diferente soy a Cristo y la forma de verme a mí mismo y su gracia.

Cantares 2:14  Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes,
 Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz;
 Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.

El mayor anhelo de Cristo es ver el rostro de su novia la iglesia, o sea nosotros. Oír su voz. Nada hay más importante que estar en su presencia, contarle lo que nos pasa, porque Él desea eso.

Isaías 54:10  Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.

Puede ser muy pobre la perspectiva que tengo de lo que soy delante de Dios, pero en realidad no importa lo que yo piense, sino lo que Dios dice que soy para Él.

¿Te has puesto a pensar que muchas veces somos mediocres en lo que pensamos? A veces solamente vemos con la óptica humana y no la del cielo. La que cuenta el valor de la sangre del Amado y la magnitud del amor que nos tuvo para pagar tan alto precio.

No puedo imaginarme cómo es su rostro, no puedo imaginarme cómo es el cielo, sólo puedo leerlo en las páginas de la Biblia y tener una leve idea de cómo será. Pero de lo que sí estoy seguro, es que un día pondrá su mano sobre mi hombro, me llamará por mi nombre y me abrazará porque ya me compró con su sangre, ya me redimió y un día cumplirá su anhelo de tenerme en su presencia al igual que a ti.

jueves, 13 de octubre de 2011

Comunicación


La comunicación es la base toda relación humana. No podríamos enamorarnos o mantener una relación sin conocerle, compartir y hablar con él. La queja de la mayoría de los jóvenes hoy en día es: que sus padres no les escuchan o no les prestan atención o no les hablan.
La sociedad de hoy tiende a ser cada vez más impersonal, las redes sociales, los sms sólo hacen que mostremos lo que queremos que vean de nosotros, una fachada elegante y conveniente. Un perfil aceptable y hasta iluso. 
Pero la raíz de toda relación es la comunicación; sin ella no podemos ir más allá de la simple apreciación. Es como pasar por una vitrina de la pastelería pero no entrar ni siquiera para sentir el aroma de las tortas. Una relación sin comunicación se vuelve solitaria. La comunicación por monosílabos: si, no, ¿eh? sólo trae como consecuencia el abandono y el engaño. Cuando los hijos comienzan a ocultar cosas a los padres porque sienten que no les prestan la atención requerida, cuando el esposo busca fuera del hogar cariño porque sólo escucha quejas al llegar del trabajo, cuando la esposa da más tiempo en la red social de internet porque su marido sólo quiere ver televisión. Sin comunicación nuestro único destino es la soledad y la tristeza.
Creo que los 5 minutos más importantes del día son los primeros al ver a mi esposa. Porque de acuerdo a cómo me comunique con ella resultará el resto de mi día. Si fui grosero, si fui amable, si le pregunté como se sentía, si no me fijé en cómo estaba vestida, si fui profundo en el decirle te amo o simplemente lo dije como respuesta mecánica y continué viendo mi celular. Todo eso condicionará el resto de mi relación por este día; no quiere decir que la relación terminará, pero sí cómo será el resto de nuestra comunicación; quizás amorosa, áspera o tal vez distante y fría. Todo depende de cómo me comunico con ella, o con mis hijos, mis amigos, mis padres; cualquiera sea el caso, esos serán los 5 minutos más importantes de tu día.
La comunicación interpersonal no es sólo verbal sino también corporal, gesticular, intencional. Las palabras a veces dicen menos que los gestos, tonos o posturas. Debo tener cuidado para expresar correctamente lo que quiero decir. No quiero decir “tener cuidado” como si estuviera ocultando algo, sino más bien con amor, cuidando a la otra persona de que no mal entienda lo que estoy tratando de decir. Yo no creo que las personas dicen cosas sin querer. A veces  oímos que después de una pelea uno dice al otro: “no quise decirte eso”. 

Personalmente creo que sí, realmente lo quisimos decir; porque quizás el enojo, la envidia, el rencor u otro sentimiento nos movió a decir eso con la intensión de lastimar. Sabíamos que si decíamos esa palabra provocaríamos cierto efecto en el otro. Creo que no medimos lo que decimos, creo que a veces decimos porque estamos enojados pero no nos fijamos en las consecuencias de lo que dijimos y luego nos arrepentimos. 
Algunos no entienden lo que se les pide porque el orden de la indicación está cambiado. Una mamá dice: “si quieres ver televisión, lava los platos”. Entonces al darse cuenta su hijo está viendo televisión y no ha lavado los platos. ¿Por qué? Simplemente porque el orden le dicta lo que debe hacer primero: ver televisión, lavar los platos. Alguno dirá es un ejemplo muy tonto, pero también muy cotidiano y casi imperceptible, lo hacemos todo el tiempo, pensamos: hago esto primero y luego lo otro no hay problema. Pero si el orden estuviera correcto no habría problemas: “lava los platos y después ves televisión”. 
Las palabras tienen la facultad de atraer o alejar a las personas. Con palabras podemos mostrar amor u odio, podemos mostrar interés o indiferencia. Por eso es muy importante que sepamos como comunicarnos con los demás. 
Quiero hacerte una pregunta y luego llegar a una conclusión:
¿Cómo es tu relación con los demás? Quizás seas de los que tienen muchos amigos, de los que son buenos en las relaciones, estable y equilibrado; o quizá el que poco habla y casi nadie quiere estar con él. Piensa en que tu vida pasa y los días no te esperan, que todo el tiempo que tienes hoy es para aprovecharlo en vivir de la mejor manera, con buenas relaciones y siendo de influencia a otros.
Colosenses 4:6 “Sea vuestra palabra siempre con gracia, SAZONADA con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.” 
La conclusión es que Dios también quiere comunicarse con nosotros porque quiere tener una relación personal, íntima y amorosa.
Dice la Biblia:
1.       Él buscó la forma de acercase a nosotros para que podamos tener comunión con Él.
 San Juan 1:14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.
2.       Dios tuvo que tomar la forma de hombre para poder comunicarse con nosotros, entendernos y así mostrarnos su amor.
Hebreos 1:1-3 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,
3.       Dios quería hablarnos en forma personal y declararnos su amor
San Juan 3:16-18 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
4.       Dios nos reconcilia por medio de Jesús
Colosenses 1:19-22 “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;”

Dios quiere comunicarse contigo, ¿estás dispuesto a escucharle? Dios ya dio el primer paso, depende de ti aceptar su oferta de amor.

Nada que ver con el original


 Por años luche con la incógnita de que si soy o no a semejanza de Dios. ¿en qué sentido?, ¿en lo físico? Pero Dios es Espíritu, no tiene cuerpo. Existe un recurso literario que se llama "antropomorfismo" cuando la Biblia usa una forma humana para describir una acción de Dios, pero en términos que los humanos podíamos entender, como por ejemplo: “los ojos de Dios ven a cada hombre, o sus manos, o sus labios”. Siendo Espíritu, ¿tiene manos, ojos, pies, labios? Definitivamente no, los espíritus no lo tienen, y ya sé te estarás pensando en esos momentos en que Dios se presentó en forma humana en el Antiguo Testamento, bueno eso se llama Epifanía o Cristofanía, cuando Dios se presentó a Abraham. Bueno pero ese es otro tema que lo podemos ver en otro momento.
Otros me han dicho que somos a semejanza de Dios en intelecto, emoción y voluntad. Pero la verdad es que yo pocas veces pienso y siento o decido como lo haría Dios. ¿Cuál es la razón? Bueno hay un principio de estudio bíblico que dice: “toda pregunta sobre la Biblia se responde con la misma Biblia”.
Lean este versículo:

Génesis 5: 1   Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.

Bueno hasta ahí es lo mismo de siempre, sigo con mi lucha por entender en qué me parezco a Dios. Pero vean lo que dice un poco más a delante:

Gén 5:3  Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.

Aquí revela algo tremendo que me quita la duda en cuanto a este tema. Dice que Adán engendró un hijo conforme a “su semejanza e imagen”.
¿Cuál es la diferencia entre este versículo 3 y el 1?
Que el hombre ya había cometido pecado y no podía producir un hijo a semejanza de Dios sino de Adán, un hombre pecador, alejado de Dios, ya no tenía la santidad y pureza con que fue creado por Dios al comienzo. Su hijo Set y todos nosotros somos a imagen y semejanza de Adán, el pecador.

En el libro de Romanos dice que la desobediencia entro por un hombre, Adán, y pasó a todos los hombres, lo mismo que la muerte y el pecado, por cuanto todos somos pecadores. El mismo libro declara que somos separados de Dios y que el pago que recibo por haber pecado es la muerte.

Pero gracias a Dios, Jesús vino a restablecer todo lo que el hombre dañó con su pecado:

Rom 5:17  Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
18  Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
19  Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
20  Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;
21  para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.

¡Qué maravilloso pasaje! y ¡qué alivio para mí! Jesús hizo posible que yo pueda volver al diseño original. Al morir en una cruz para pagar mi culpa, al resucitar de entre los muertos y vencer a la muerte, me dio el privilegio y la oportunidad de reconciliarme con el Padre y no solo eso, sino que también me hizo parte de su familia, un hijo de Dios.

1Jn 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
2  Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Es aquí donde toda duda se disipa y nace una nueva forma de ver y comprender mi vida e identidad. Ahora que somos hijos de Dios, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es. ¿Te das cuenta? Ahora sí puedo pensar, sentir y actuar como Cristo, por su obra en mí.
¡Gracias Dios por tu grande amor y misericordia!

miércoles, 12 de octubre de 2011

Excusas, excusas y más excusas


Éxodo 4:1  Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.
2  Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara.

Qué fácil es poner excusas. La mayoría de nosotros nos volvemos expertos en poner excusas delante de Dios: la falta de tiempo, el trabajo, la falta de conocimiento y preparación; mi condición física, mi condición económica y miles de argumentos que, a mí parecer, son bien fundadas. Pero delante de Dios son sólo excusas.

¿Por qué? ¿Será que Dios no entiende lo que me pasa, mis miedos y mis capacidades? ¿A caso Dios no puede comprender mis sentimientos?

En verdad, Dios sí sabe todo eso y aún más. Dios puede ver y discernir aún lo que tú mismo no sepas de ti. Dios pesa los corazones, conoce los espíritus y Él es quien te creo, formó y conoce tu futuro. Pero no sólo por el hecho de ser Dios y conocer todo, sino que Jesús, siendo Dios tomó la forma de hombre y experimentó lo que todo hombre vive en su día a día y puede comprenderte.

En pocas palabras no sirve de mucho poner excusas delante de Dios porque somos inexcusables, como dice el apóstol Pablo. Por lo tanto no podemos poner argumentos a nuestro favor porque Dios jamás nos dará algo que no podamos soportar o hacer.

Muchos, al momento de hacer algo para Dios, piensan que no podrán porque ven sus capacidades y sus limitaciones; su condición o preparación, cerrando la puerta a lo que Dios puede hacer. Debo entender que Dios comienza a obrar cuando yo no puedo, en eso consiste un milagro, en que Dios hace lo que yo no puedo hacer. El Señor, para cada una de mis excusas, siempre tiene una respuesta que me deja con la boca abierta.

A Moisés preguntó: “¿Qué tienes en tu mano?”. Siempre vas a poder hacer lo que Dios te pide con lo que está a tu alcance, lo que tienes en tu mano. Puede ser tu profesión, tus talentos, tus bienes, lo que sea, pero hay algo en tu mano que te va a servir para hacer lo que Dios quiere que hagas, así que no podemos poner excusas, Dios no te va a pedir algo que no puedas hacer y sí así fuera, Él te dará lo necesario para que lo logres.

Ahora te pregunto a ti: ¿Qué tienes en tu mano? Úsalo para la gloria de Dios. Podrías decirme: no tengo nada. Bueno, creo que eso es algo, si no tienes nada en tu mano, es porque tus manos son las que te servirán para hacer la obra de Dios.

No des excusas, no des falsos argumentos, da tu corazón y Dios hará el resto.

martes, 11 de octubre de 2011

Así de simple



                                         Génesis 1:3  Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.


A veces me parece hasta chistoso este versículo. Pero encierra una verdad tan grande como Dios mismo.
Este versículo muestra un aspecto de Dios que muchas veces olvidamos, que sí, lo decimos, mencionamos y a veces en nuestras oraciones lo declaramos. Pero ¿cuán real es en nuestra vida este conocimiento? Dios es TODOPODEROSO. Este corto versículo revela el inmenso poder de Dios.

Tú puedes ver fotos de la galaxia tomadas por el Hubble (sírvete buscar en Google) y todo eso que ves es el  producto del poder de Dios. Lo incomprensible es que Él lo dijo y fue hecho, mi mente realmente no puede llegar a captar toda esta verdad. ¿Tenemos realmente todo esto en nuestra mente? Yo debo confesar que muchas veces no. No porque no crea o confíe en Dios, sino porque mi mente no puede contener tanta grandeza, como decía el salmista:

Psa 139:14  Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
 Estoy maravillado,
 Y mi alma lo sabe muy bien.


Al punto que quiero llevar nuestros pensamientos hoy, es al hecho de que ese mismo Dios que hizo el universo entero con solo una palabra, es el mismo que está a tu lado hoy, es el mismo que te ofrece que te acerques confiadamente al trono de su gracia, es el mismo que te da la posibilidad de caminar de su mano porque te llama su amigo, su hijo.

¿Cómo podemos estar abrumados o confundidos cuando tenemos tal fuente de poder? ¿No es ilógico pensar en que buscamos poder en nosotros cuando tenemos a nuestra disposición al Dios eterno?

Porque no le dices a tu problema el tamaño de tu Dios, porque no le dices a tus tristezas la capacidad de acción del que te da gozo. No busquemos las migajas de pan frente a la panadería. No te ahogues a metros de la orilla. No te desanimes cuando todo está por cambiar, porque Dios tiene todo bajo control.

Cada vez que tengas un problema, una necesidad, un dolor y necesitas cosuelo, ayuda y provisión; pídele al que es capaz de dividir el mar, de sacar agua de la piedra, de hacer caer pan del cielo. Al que es capaz de dar a su Hijo por amor a ti. Al que quiere tenerte cerca, simplemente porque te ama.